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La falta de argumentos origina la derrota del Real Zaragoza en Leganés por 1-0

Un gol local al inicio de la segunda parte, en medio de la blandura defensiva aragones, bastó a los de Madrid para tumbar al paupérrimo bloque dirigido por Baraja

Otro suspenso colectivo del Real Zaragoza en el partido de la jornada 7 disputado este jueves en Butarque, campo del Leganés. Derrota por 1-0 ante el equipo madrileño con una actuación muy deficiente del equipo de Baraja, pese a que el técnico, con cinco cambios en el once inicial respecto del último choque ante el Málaga (que ya se saldó con derrota el domingo en La Romareda por 1-2), intentó reactivar un bloque que da síntomas de falta de argumentos suficientes para transitar por la Segunda División con cierta calma y algo de solvencia. Nunca dio señales de vida el cuadro aragonés, siempre a merced de un parco Leganés que, con un esfuerzo mínimo, manejó la certeza de que en el momento en el que llegase un gol suyo, los puntos no se les iban a escapar bajo ningún concepto.

La primer parte resultó soporífera en la mayor parte de sus minutos, jugados a ritmo lento por ambos equipos. Fue el primer cuarto de hora lo más movido de esa fea fase del choque, sobre todo porque algunas imprecisiones con el balón en momentos puntuales generaron ocasiones de gol surgidas desde la nada. Tres tuvo el Leganés en la parte inicial del choque por una del Real Zaragoza. En el primer minuto, un balón perdido por Zapater (sustituto de súbito de Adrián González, anunciado como titular pero lesionado en el calentamiento) fue aprovechado por José Arnáiz para irse solo al área y, tras un quiebro, rematar a placer mal, a las manos de Cristian Álvarez. Un susto que no sería el único de este tenor.

Así hemos contado en directo el partido Leganés-Real Zaragoza, minuto a minuto.

En el minuto 3, con el Zaragoza flotando en el limbo, Borja Bastón remató cruzado, fuera rozando el poste, en una anticipación ante el debutante Jair tras un centro raso de Ojeda. El primer y único desahogo en este tramo de espesura tomate (se estrenó oficialmente el segundo uniforme de este curso) lo firmó Nieto en el minuto 11, con un remate con la derecha, defectuoso, después de que Narváez recuperase un balón en la línea de fondo por fe y casta. Nieto no estuvo ágil de mente, pues tenía un pase de gol a Vuckic y se precipitó con su pierna menos hábil. Replicó un atrancado Leganés en el 19, mediante un remate alto de Michael Santos a centro raso de Palencia, tras aprovechar un error de Nieto en su banda -se resbaló-, con hasta tres jugadores blanquiazules solos en el área esperando el pase.

El Real Zaragoza empezó a tocar el balón con cierto orden a partir de ahí, poniendo un contrapunto claro con el alborotado principio del partido. Zapater manejó bien los desplazamientos a las bandas. Eguaras, tras un pésimo comienzo, mejoró en sus ideas y acciones de distribución, siempre sin demasiado riesgo ni profundidad. Bermejo intentó ayudar yendo atrás, lo mismo que un apagado Vuckic. En la izquierda, Chavarría volvía a ser ese jugador efervescente que no concluye nada de lo que empieza o intenta con fe y ganas. El único que daba muestras de veneno era Narváez, cojo desde el minuto 12 tras un pisotón de un rival (Larrazabal llegó a calentar para ejecutar la sustitución en cualquier momento, pero se aguantó).

El problema mayor, en la planicie del juego, lo demostró de nuevo el Real Zaragoza en defensa. El nuevo, Jair, fue un flan con el balón en los pies. Amagó un par de veces errores gruesos en el control y el riesgo ante los atacantes locales y, al final, Michael Santos lo cazó, en el minuto 43, robándole la cartera y encarando mano a mano a Cristian Álvarez. Al portugués zaragocista le salvó la honra su colega guardameta, pues Álvarez paró con el pecho el remate de gol. Hubiera sido un palo serio, al borde ya del intermedio. El descanso llegó para alivio de todos los espectadores y de los propios protagonistas. El Leganés daba una imagen de impotencia, impropia de un plantel con basamento de Primera División. Y el Real Zaragoza, como es habitual en lo que va de curso, sin ninguna alharaca, aguantaba el tipo gracias a sujetar el marcador con el 0-0, siempre asidero ante cualquier atisbo de crítica.

Leganés - Real Zaragoza
Resumen del partido Leganés-Real Zaragoza
La Liga

No hubo cambios al inicio de la segunda mitad, que arrancó con un Leganés más incisivo, espoleado por Martí en la caseta en el cuarto de hora de refrigerio. Se notó que hubo banderillas negras para los pepineros. En el minuto 48, en pleno acoso local, el lateral Javi Hernández disparó desde 25 metros con marchamo de gol, pero Cristian Álvarez respondió con un paradón a córner. En la siguiente andanada, un minuto después, fue Ojeda el que lanzó un derechazo desde la frontal, ante la pasividad defensiva de todo el Zaragoza, y el portero argentino repitió, enviando por encima del larguero a dos manos.

Se quitó el apuro constante el Zaragoza durante breves instantes y, por dos veces, rebasó el medio campo con algo de intención. Vuckic remató dos veces, en el 51 y el 53, en ambos casos raso y flojo, en posiciones donde debió sacar más peligro, por no pedirle la suerte suprema del gol, que era lo suyo. En la primera, tras dos regates, chutó fuera; y en la segunda, el portero Cuéllar le agradeció el disparo de infantiles. Fue un engaño de percepción, si alguien pensó que el Real Zaragoza podía pasar a dominar a un Leganés que tenía mucha más sangre que en todo el primer periodo. Y así, enseguida llegó el 1-0 que tumbó boca arriba al débil grupo zaragocista que intenta dirigir Baraja.

En el 57, José Arnáiz anotó un golazo desde fuera del área, en un córner ensayado (que nunca debió llegar de haber salido Cristian Álvarez a un balón que era para él al borde del área). Típica jugada de pizarra, con Arnáiz solo y sin marca, con Bermejo, su supuesto par, acudiendo tarde y mal a taponarle… la cosa es que el balón entró a la red por alto, casi por la escuadra, como un obús. Un retrato a todo color para la zaga aragonesa. Otro más. Y tocaba remar contra una gran corriente; y con pocos remos. El tanto hizo adelantar los cambios a los dos equipos. Martí, el técnico local, reculó algo en el planteamiento metiendo en juego a Pardo y Merino. Quería guardar su tesoro ante un Zaragoza tan pobre en la creación y el ataque. Y Baraja retiró al errático Jair para devolver al equipo a Guitián, el sacrificado para que jugase por primera vez el luso (no fue Atienza, que sigue teniendo la confianza del entrenador).

Al poco, Chavarría, de nuevo como interior de inicio y sin el tino necesario para dar rentabilidad en su posición adelantada, dejó su lugar a Larrazabal. Pasaron los minutos y nada se notó en el Zaragoza con estos movimientos tácticos. En todo caso, para mal. No hubo reacción al gol local, en ningún momento. Es tan inánime el equipo zaragocista, tan insustancial, que se le ve jugar igual cuando empata, que cuando gana, que cuando pierde. No tiene cambios de ritmo, ni modificaciones palpables de conducta. Solo una falta directa lanzada por Zapater en el 72, fuera cerca de la escuadra izquierda del marco, inquietó algo a Cuéllar, portero inédito toda la tarde. A falta de 10 minutos, Baraja lo intentó con Gabriel Fernández y Ros, doble cambio sin demasiada repercusión en el planteamiento. 

El Leganés, sin hacer nada del otro mundo, estaba en trance de llevarse los 3 puntos con una comodidad digna de preocupar al cuadro aragonés, por su escasez de pegada, por su incapacidad para generar el más mínimo inconveniente a los de Madrid. Fue otra dosis de impotencia, de colegir que este equipo de Baraja, como mucho, puede aspirar al 0-0 en este tipo de duelos. Y que, en el momento en el que se pone por debajo en el tanteador, el cuento se acabó.

Ni siquiera a base de faltas lejanas, forzadas por un equipo local al que Martí fue replegando con las sustituciones (Bustinza y Perea fueron sus postreras modificaciones), pudo generar peligro el romo Real Zaragoza en la recta final del choque. Ros, sustituto de Zapater, no llegó a colocar siguiera el balón en el área, quedándose corto. Nieto, poco después, hizo algo similar, con los delanteros (Gabriel Fernández ya había sustituido al descafeinado Vuckic) ya metidos en fuera de juego por mala lectura de la estrategia. Desesperante ver tanta mala praxis en cuestiones básicas del fútbol. Narváez anduvo desaparecido todo el segundo periodo, el peor de los indicios y síntomas cuando el equipo estaba por debajo en el marcador desde el minuto 57.

Leganés - Real Zaragoza
Leganés - Real Zaragoza
LOF

Se acabó el partido con esa sensación ya vista en días previos: aunque el juego hubiese durado hasta las 2 de la madrugada, el Real Zaragoza no hubiera marcado gol y, en este caso, vista su nulidad en la creación de ocasiones, ni siquiera hubiera llegado al área leganense con alguna opción de lograrlo. Es un nuevo aviso serio de lo que hay y, sobre todo, de lo que aguarda a la vuelta de la esquina de no lograr una reacción en el seno del vestuario. El calendario entra en una cadencia vertiginosa de partidos, esperan cruces con rivales de enjundia y el Zaragoza de Baraja no muestra luces, no manifiesta signos de progresión. El espejismo de las tres primeras jornadas, con mucho de postizo, ha quedado ya comprobado por todo el mundo. Este Zaragoza no tiene trazas para vivir un año tranquilo y, mucho menos, para aspirar a grandes cosas en la clasificación. Es lo que hay, sin necesidad de incidir demasiado en ninguna llaga ni pecar de excesiva crítica.

Ficha Técnica

CD Leganés: Cuéllar; Palencia, Tarín, Omeruo, Javi Hernández; Rubén Pérez, Shibasaki (Bustinza, 84); Ojeda (Sabin Merino, 58), José Arnáiz (Eraso, 65); Michael Santos (Pardo, 58) y Borja Bastón (Perea, 84).

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Tejero, Atienza, Jair (Guitián, 58), Nieto; Eguaras, Adrián González; Bermejo, Chavarría (Larrazabal, 66); Narváez y Vuckic.

Árbitro: Milla Alvendiz (Comité Andaluz). Amonestó a Omeruo (51), Eraso (86) y Guitián (91).

Goles: 1-0, min. 57: José Arnáiz.

Incidencias: Tarde nublada en Madrid, con lluvia fina desde primera hora de la mañana y sol y nubes durante la disputa del partido. El césped de Butarque presentó un excelente estado.

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