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Real Zaragoza: el reto de renovar de manera integral todo el ataque

El area deportiva acomete un inusual cambio total de su mecanismo goleador, iniciativa sin precedentes. Se muta por completo la cara ofensiva de la que fue la segunda plantilla más anotadora de la pasada temporada.

Gabriel Fernández, delantero centro llegado desde el Celta.
Gabriel Fernández, delantero centro llegado desde el Celta.
Tino Gil/Real Zaragoza

La reforma de la plantilla del Real Zaragoza, un clásico de cada verano desde hace más de una década por diferentes motivos, presenta en este extraño periodo de entre ligas -a causa de la pandemia de covid que ha alborotado el mundo- una singularidad sin precedentes. Se trata de que el nuevo equipo para la liga 20-21 que ya está en marcha no va a tener ni uno solo de los futbolistas que compusieron el amplio mecanismo ofensivo del curso precedente. Todos se han ido. Ninguno permanece. Y eso hace referencia a una docena de hombres, cuestión de hondura en la planificación del área deportiva que dirige Lalo Arantegui.

El caso, por absoluto, por concluyente, por global, llama la atención a cualquier observador. Mucho más si se tiene en cuenta que esa maquinaria goleadora que ha sido desmontada al cien por cien, sin excepción, fue el curso anterior la segunda con mejor rendimiento anotador, con 59 goles en su haber. Una cifra solo superada por los 62 tantos que firmó el Almería. Es decir, la causa de la remodelación integral no es su mal rendimiento. No es esta la razón de semejante metamorfosis.

En el fondo de esta pirueta está la complicada gestión futbolística del equipo año tras año, constreñida la SAD por sus apreturas financieras heredadas de un pasado cuasi letal que dejó la anterior propiedad -el agapitismo-, lo que obliga a sobrevivir a base de muchos jugadores cedidos y, simultáneamente, a ejecutar ventas con las que obtener liquidez inmediata, de modo que compute a favor dentro de las normas que rigen en la Liga de Fútbol Profesional.

Y esta vez, la mezcla de esos movimientos cíclicos que repercuten cada 12 meses en la cirugía estética que sufre el rostro del Zaragoza de campaña en campaña ha experimentado una confluencia astral peculiar: todos los delanteros, segundos puntas, extremos-interiores y centrocampistas con adaptación a las bandas del ataque blanquillo, todos, han salido de la entidad en los 45 días de ínterin entre una temporada y otra.

Doce (o trece) bajas de golpe

En el último mes y medio, una vez que el Real Zaragoza perdió la promoción de ascenso a Primera División ante el Elche, el club aragonés ha ido rescinciendo contratos, ejecutando traspasos o firmando finiquitos por finalización de compromisos hasta en doce casos, que pueden ser trece a expensas de lo que suceda con Papunashvili de aquí a la noche del próximo lunes, día 5, cuando se acaba la ventana del mercado ‘estival’ en este atípico año pandémico.

De los arietes, se fue Dwamena, que aunque fue dado de baja por una patología cardiaca en noviembre, siguió en el club hasta el final de la liga (tras retornar al Levante, ha encontrado acomodo en el Vejle danés). Luis Suárez, reclamado por el Watford inglés antes de la promoción -un agravio histórico- tiene acordado su fichaje por el Granada. Linares firmó con el Ejea, de Segunda B. Y el joven Baselga, que participó en dos partidos, ha sido cedido al Atlético Baleares, también de bronce.

Los mediapuntas también tienen ya un presente diferente. Puado volvió al Espanyol tras su préstamo puntual. Como Pereira, que retornó al Oporto. Y Kagawa está a punto de desligarse del club por sus particulares condiciones, tanto de extracomunitario, como de nivel salarial, como de rendimiento calidad/precio, entre otras.

Los delanteros de bandas tampoco están ya. Blanco volvió al Valencia. Burgui, al Alavés. Los dos estaban cedidos. Soro ha fichado por el Granada, una vez que el Real Madrid, su club propietario el año pasado (estaba prestado), le ha buscado ese acomodo. Pombo, que jugó a préstamo en el Cádiz, acabó su relación con el Zaragoza al ascender los andaluces, según rezaba una cláusula de compra obligatoria incluida en tal documento. Así, en agosto rubricó su adiós. Guti, utilizado como interior de banda derecha en muchos partidos por Víctor Fernández por su polivalencia, ha sido el designado este verano para llevar a cabo la venta perentoria que dé ‘cash’ y aire a las arcas de la entidad. Se marchó al Elche. Estos son los doce apóstoles atacantes del equipo a los que podría sumarse Papunashvili si, finalmente, acaba yéndose en las próximas 96 horas.

En este elenco, el que desnuda por completo la línea atacante de la liga 19-20, hay 46 de los 59 goles obtenidos por la que fue segunda delantera más atinada del curso. Ahí estan los 19 de Suárez; los cinco de Linares y Guti; los cuatro de Puado, Soro y Kagawa; los dos de Dwamena y Blanco; y el solitario anotado por Burgui. Es el 78 por ciento de la efectividad goleadora del grupo que dirigió Víctor Fernández. Cifras a respetar en profundidad. Palabras mayores.

Recambios a discreción

Ante tal desmontaje, el Real Zaragoza está en plena fase quirúrgica, forzosa y sin un origen maligno, a priori. Otra cosa es lo que suceda a posteriori. A falta de cuatro días para cerrarse el mercado, son 10 las piezas de repuesto adquiridas para dotar de nuevas facciones al gol zaragocista.

Los arietes Narváez -colombiano- y Gabriel Fernández -uruguayo-, procedentes del Betis (tras cesión última a Las Palmas) y del Celta, respectivamente. Los segundos puntas Vuckic -esloveno del Twente holandés- y Adrián González (Málaga). Y los puntas de banda Zanimacchia -italiano de la Juve-, Bermejo (Celta), Raí Nascimento (brasileño propio que viene de cesión en el Ibiza) y el recién fichado Larrazabal (Athletic de Bilbao). Nick, canterano promocionado del Aragón, es usado en banda pese a ser medio centro. Y Chavarría (Olot), es un lateral con versatilidad atacante. En esta decena de jugadores deberían esconderse 40 goles. Ese es el reto.

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