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Real Zaragoza: un año de fatalidades

El Real Zaragoza se topó con numerosos obstáculos en su intento de ascender a la Primera División: desde la baja indefinida de Dwamena hasta la ausencia de sus delanteros titulares en el ‘play off’ 

Loreto y Víctor Fernández, durante el partido del domingo en La Romareda.
Loreto y Víctor Fernández, durante el partido del domingo en La Romareda.
José Miguel Marco

Ha sido un curso de fatalidades; de continuas desventuras, de grandes desgracias. Las adversidades han golpeado repetidamente al Real Zaragoza, que seguirá una temporada más en la Segunda División, pese a haber acumulado méritos suficientes para haber consumado el salto a la máxima categoría nacional –permaneció, de hecho, hasta 11 jornadas en posiciones de ascenso directo, con ventajas de hasta cinco puntos con respecto a sus perseguidores más inmediatos–. Sin embargo, el cuadro aragonés finalizó su recorrido exhausto, sin fuerzas y sin gol, incapaz de sobreponerse a golpes tan recurrentes y de tanta magnitud.

En este sentido, el desenlace de los ‘play off’ también resultó injusto, cruel, acorde con el infortunio que ha venido arrastrando el equipo zaragozano desde el pasado mes de septiembre. Y el gol de Nino, ya sin tiempo para reaccionar (minuto 82), asestó la puñalada definitiva a las ambiciones del Real Zaragoza en el presente ejercicio. De nada sirvió que el equipo de Víctor Fernández, mucho más ambicioso que el Elche, monopolizara el balón y gobernara con autoridad toda la eliminatoria; su falta de pegada le condenó irremediablemente a la derrota, después de haber competido sin Luis Suárez -su máxima realizador- en los dos partidos del ‘play off’. Para el Real Zaragoza, fue una temporada de incesantes contratiempos.

El fichaje frustrado de Etinof

Gabriel Etinof fue la primera contratación del Real Zaragoza para el curso 2019-20. El extremo francés, distinguido por su velocidad, su capacidad de desborde y su facilidad goleadora, venía de completar muy buenas actuaciones en el Stade Lavallois francés. Pero el club aragonés descartó finalmente su incorporación, tras haberle detectado un problema cardíaco –del que tuvo que operarse después– en el reconocimiento médico.

También sin Dwamena

Era el fichaje estrella de la temporada, la principal referencia ofensiva del conjunto aragonés. Raphael Dwamena, sin embargo, sólo pudo jugar hasta octubre con los zaragozanos. Al delantero, que llegó cedido por el Levante, se le detectó una afección cardíaca que le obligó a abandonar la práctica del fútbol. Hasta ese momento, Dwamena contabilizaba nueve encuentros con el Real Zaragoza, todos ellos como titular, y había anotado dos goles. La dirección deportiva del club escarbó entonces en el mercado, en busca de un sustituto de garantías para la delantera: tenía en su agenda al atacante Darío Poveda, del Atlético de Madrid B; pero el delantero español se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha el 9 de diciembre, y ya no pudo ingresar en el plantilla aragonesa.

Numerosas lesiones

Al margen de la baja indefinida de Raphael Dwamena, el Real Zaragoza tuvo que afrontar otras importantes ausencias durante la temporada, lo que mermaron drásticamente el potencial de una plantilla ya de por sí corta de efectivos. Alberto Zapater, capitán e indiscutible guía espiritual de los zaragozanos, fue operado en octubre del tendón rotuliano de la rodilla derecha, y hasta el pasado mes de junio no se estrenó en el presente ejercicio liguero.

Javi Ros, por su parte, permaneció cinco meses de baja –rotura del menisco externo de la rodilla derecha–, mientras que Vigaray, Guitián, Atienza, El Yamiq, James Igbekeme, Javi Puado, Julián Delmás e incluso Cristian Álvarez sufrieron problemas físicos de distinto calado desde el pasado mes de junio, una vez retomada la competición.

Javi Ros, cabizbajo, nada más fallar el lanzamiento del penalti.
Javi Ros, cabizbajo, nada más fallar el lanzamiento del penalti.
José Miguel Marco

Tres partidos aplazados

Hasta tres encuentros le retrasaron al Real Zaragoza a lo largo de la temporada, con todos los inconvenientes que ello conlleva. La secuencia de partidos aplazados comenzó con el Fuenlabrada, en la sexta jornada de la competición, cuando los madrileños alegaron una gastroenteritis masiva de su plantilla. El duelo se disputó finalmente un mes después, el 16 de octubre, y el Real Zaragoza acabó doblando la rodilla (2-1) tras acusar sus numerosas ausencias: entonces no pudo alinear a Vigaray ni a Dwamena, mientras que piezas relevantes como Luis Suárez, Kagawa y Soro iniciaron el choque en el banquillo por diferentes molestias.

Posteriormente, también se retrasó el partido que debía enfrentar al Real Zaragoza con el Sporting de Gijón, programado inicialmente para el 3 de enero. Entonces, el aplazamiento atendió a una epidemia de gripe que asoló el vestuario de los asturianos, con hasta diez bajas en sus filas. La Federación aceptó los informes médicos que solicitaban la suspensión del duelo, que se celebró cuatro días más tarde, el 7 de enero, con victoria zaragocista (2-0).

Aún sufrió un tercer aplazamiento el equipo de Víctor Fernández. Fue en Miranda de Ebro, en el partido de la vigésimo cuarta jornada, en aquella oportunidad por la intensidad de la lluvia y el mal estado del terreno de juego en Anduva. El encuentro, programado inicialmente para el 18 de enero, se celebró el 19 de febrero y finalizó con empate a un gol.

Arbitrajes adversos

Hay aspectos que al Real Zaragoza nunca le favorecen. Uno de ellos responde al tema arbitral, con decisiones que han lastrado el recorrido de los aragoneses hacia la victoria. La acción más polémica y decisiva, por su trascendencia clasificatoria, se remonta al partido del pasado 29 de junio, en La Romareda, ante el Huesca. El derbi, muy igualado, se resolvió en los compases finales a favor de los azulgranas (0-1), con un gol de Javi Galán precedido de una posible falta de Pulido a Javi Puado. El Huesca, por entonces, se hallaba a seis puntos de distancia de los zaragocistas.

Dos semanas después, en la derrota ante el Rayo (2-4), Mario Suárez pudo ser expulsado en la primera mitad, lo que habría modificado el posterior desarrollo del encuentro. Asimismo, en este tramo final del campeonato, se apreciaron otras decisiones discutibles, siempre desfavorables al Real Zaragoza, en los partidos ante el Alcorcón –Dorca pudo ver la segunda tarjeta amarilla por una mano- y contra el Almería –un codazo de Maras a Atienza que no se revisó en el VAR y que hubiese supuesto la expulsión del defensor de los andaluces–.

La pandemia frena a un equipo al alza

El parón por la pandemia del coronavirus le sobrevino al Real Zaragoza en un momento especialmente productivo. El cuadro aragonés, de hecho, era el único conjunto invicto de 2020, tras haber encadenado hasta 10 partidos consecutivos sin perder: había superado en La Romareda al Sporting de Gijón (2-0), al Numancia (1-0) y al Deportivo de La Coruña (3-0), y también se había impuesto en los desplazamientos a Las Palmas (0-1), Elche (1-2) y Málaga (0-1). Además, había sumado un punto frente al Mirandés (1-1), el Cádiz (1-1), el Racing de Santander (2-2) y el Fuenlabrada (0-0). Una intachable trayectoria que le había situado, en el momento del parón, en posiciones de ascenso directo con una renta de cinco puntos con respecto al tercer clasificado.

Fútbol sin respiro

Cuando se retomó la competición de Segunda, el pasado mes de junio, restaban 11 jornadas para el término de la competición regular. Sin embargo, las condiciones del nuevo escenario perjudicaron sobremanera al Real Zaragoza, que tuvo que afrontar un exigente calendario –un partido cada tres días– , con una plantilla corta, muy escasa de efectivos. Sin apenas rotaciones, sin profundidad de banquillo, el equipo se desplomó físicamente sin remisión, lo que se tradujo en inesperadas derrotas. Tampoco ayudó el nuevo fútbol sin público, más aún cuando al cuadro aragonés le aguardaban aún hasta seis encuentros como local. Y en La Romareda, al abrigo de su entusiasta afición, el Real Zaragoza era un bloque fiable y competitivo.

de
Los jugadores del Real Zaragoza, abatidos tras perder ante el Elche.
José Miguel Marco

Un 'play off' sin Puado ni Luis Suárez

El caso Fuenlabrada fue acumulando capítulos cada jornada, sin atisbarse una solución satisfactoria para ninguno de los equipos implicados. Fue un periodo de dudas, incertidumbre, desconcierto e imprevisión, de agitación y caos, con el Real Zaragoza aguardando rival y fechas para la disputa de los ‘play off’. Finalmente, la fase de ascenso se retrasó hasta el 13 de agosto, lo que dejó al cuadro zaragocista sin sus dos delantros titulares. No pudo alinear a Luis Suárez, su máximo realizador (19 goles), al haber sido reclamado por el Watford inglés –propietario de sus derechos federativos–; y tampoco pudo contar con Javi Puado, otra víctima de que la competición no se celebrara en las fechas inicialmente previstas. La ausencia de estos dos futbolistas se tradujo en una manifiesta falta de gol, ante el Elche, en la primera eliminatoria de los ‘play off’: ni solo tanto en 180 minutos de juego.

Fichajes frustrados, bajas indefinidas, lesiones, partidos aplazados, arbitrajes adversos, parón por la pandemia, calendario sin respiro, fútbol sin público, pérdida de Luis Suárez… Con obstáculos tan numerosos y tan elevados, el Real Zaragoza acabó el curso desarmado, abatido, herido y exhausto. Pese a haber contraído méritos suficientes para ascender, el año de fatalidades finalizó sin premio.

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