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Los jardineros, los únicos "esenciales" hoy en el Real Zaragoza

El obligado cuidado diario del césped del estadio de La Romareda y de los campos de la Ciudad Deportiva está contemplado en un epígrafe del Decreto Ley del domingo que restringe los trabajos al máximo en España.

La Romareda, su césped y los cuidados diarios de los jardineros.
La Romareda, su césped y los cuidados diarios de los jardineros.
Oliver Duch

Los acontecimientos de los últimos 20 días en España han derivado en que los jardineros sean los únicos empleados del Real Zaragoza que en esta fecha, 31 de marzo, son considerados "esenciales" dentro de la normativa que recoge el Real Decreto Ley emitido por el Gobierno el pasado domingo, 29. 

Ese decreto, por el que se regula un permiso retribuido recuperable para las personas trabajadoras de los servicios no esenciales en el país, ha hecho que, en las últimas 36 horas, muchas de las personas que trabajaban dentro del estado de alarma que rige en España desde el día 14 del presente marzo y del confinamiento obligado por el gobierno desde dos días más tarde para toda la población se hayan tenido que quedar en casa. En el Real Zaragoza, las oficinas se cerraron a cal y canto durante el lunes. Ni los contados trabajadores y ejecutivos que, por motivos mayores (reuniones telemáticas con La Liga o la Federación), han acudido con cuentagotas en la última quincena a la sede de la plaza de Eduardo Ibarra, pueden desempeñar su labor diaria presencialmente. Todo el mundo trabaja ya en casa, pues un club de fútbol no es considerado "actividad esencial", obviamente. 

La única excepción son los jardineros. Paralizar un club de fútbol profesional, como ya ha sucedido de facto tras este decreto ley, conlleva un problema mayor: ¿qué sucede con el césped de los estadios y los campos de entrenamiento? 

No puede dejarse abandonada esta sensible parte del desempeño diario de un equipo, su terreno de juego y trabajo, basado en hierba natural, que crece, necesita riego, abono, siega regular. Dos semanas, un mes sin cuidados, dejado al albur del paso del reloj y de los días, acabaría con los terrenos de juego, deterioraría sobremanera el lugar donde, cuando se pueda, habrá que reanudar la competición, con sus perentorios entrenamientos simultáneos de cada equipo. 

El decreto, en el largo listado de epígrafes donde se indican qué profesiones y desempeños laborales están exentos de la obligatoriedad de cortar de raíz su trabajo diario y quedarse en casa confinados, tiene uno donde otorga a los jardineros del Real Zaragoza (y de todos los clubes españoles) la condición de "esenciales".

Es el que dice lo siguiente: "... A las personas que presten los servicios mínimos necesarios para el mantenimiento y conservación de las instalaciones que paralicen su actividad durante el periodo señalado". Ahí asoman las figuras de los dos jardineros de cabecera del Real Zaragoza desde hace mucho tiempo, Paco Corrales y José Luis Calvo. 

Ellos sí que podrán y deberán ir a trabajar todos los días, entre el silencio de la ciudad, la parálisis casi general del país y, por ende, de lo cotidiano en el seno del Real Zaragoza. La Romareda y la Ciudad Deportiva, de lo contrario, se convertirían con el paso de los días en un sembrado incontrolado, en algo bien diferente a un campo de fútbol de primer nivel como posee el club zaragocista dentro de una de las ligas más relevantes del mundo. Estas son las singularidades que está trayendo consigo el coronavirus Covid-19. Cosas inimaginables hace nada, apenas hace 25 días

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