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El discurso sobre el ascenso que diferencia a Víctor Fernández del resto

El veterano técnico zaragozano minimiza cuestiones como la de ser el 13º presupuesto de la liga y amplifica el valor de la historia, el escudo, la afición... elementos únicos del Real Zaragoza siempre.

Víctor Fernández, en la banda de La Romareda.
Víctor Fernández, en la banda de La Romareda.
EFE

A 13 partidos para la conclusión de la liga de Segunda División, en la antesala de visitar Santander para medirse al colista, el Racing, Víctor Fernández intenta no soltar el timón del vestuario del Real Zaragoza para llevarlo al buen puerto que se viene soñando entre el zaragocismo durante siete largas y penosas temporadas fuera de la élite: el ascenso

El equipo ocupa la 2ª posición en la tabla a tan escaso trecho para que la inacabable competición de plata se termine. O sea, a finales de febrero, está en la órbita correcta, en lugares de ascenso directo. Un sitio que jamás pisó a estas avanzadas alturas de torneo en las seis campañas previas. Un privilegio que quiere aprovechar para salir del atolladero de una vez. 

Y, en la comparecencia ante la prensa de Víctor previa al viaje a Cantabria, el técnico del barrio Oliver quiso dejar un mensaje contundente, diáfano, inequívoco. Un lema global para que todo el mundo sepa cuál es su modo de ver esta encomienda desde el mismo inicio de la temporada, allá por junio-julio, cuando decidió quedarse una vez hizo la impagable labor de salvar al equipo del año pasado del descenso catastrófico a Segunda B, que se mascaba cuando vino como salvavidas último y desesperado a una planificación evidentemente deficiente. 

"Yo siempre digo que, por historial, cuando uno se pone la camiseta del Real Zaragoza, ya sabe a lo que está obligado. Que, eso, no tiene una correlación con el presupuesto. Es decir, si alguno me dice eso de que 'somos el presupuesto 13º y no se nos puede exigir mucho más allá', yo le digo que sí se nos exige. Y se nos exige porque llevamos un escudo que no lo puede llevar nadie más. Es escudo del león, del zaragocismo", comenzó subrayando, con un ideal que rompe con subterfugios y burladeros utilizados a menudo en las últimas temporadas de predominio gris en el ámbito futbolístico zaragocista. 

"Cuando uno está en el Real Zaragoza... ya sabe a lo que está expuesto. Es nuestra historia, es nuestra grandeza. Y, aunque no tengamos los medios que tienen ahora otros equipos 'galácticos' en la categoría, nosotros tenemos que luchar por nuestro sueño (el ascenso)", continuó armando su argumentario.

Víctor siguió esgrimiendo razones que chocan frontalmente con las que han imperado recientemente en torno al potencial y el objetivo del Real Zaragoza en esta singular competición B del fútbol español: "Nosotros debemos luchar por lo que luchamos. Con nuestros medios, que en algunos casos son medios de los que no disponen los demás: sobre todo la ilusión que se generó desde antes del verano, la fuerza mental de este grupo, y el corazón que transmite la afición, nuestro motor. Esto no lo tienen los demás. Tienen mucha más pasta, mejores y más caros jugadores, pero esto no lo tienen. Y, por encima de esto, además, tenemos nuestra historia", dejó en el aire con solemnidad el entrenador blanquillo. 

Víctor siente que, con el paso de los meses, de infinidad de partidos y de sortear decenas de inconvenientes serios, todo está confluyendo en un punto que da pie a pensar que el Real Zaragoza puede huir de Segunda, por fin, dentro de un breve tiempo. Y, en días tan decisivos para que este propósito pueda encarar su recta final en positivo, no ha dudado en poner en evidencia estas cuestiones que, durante más de un lustro, fueron tabú en el día a día zaragocista a través de otros profesionales, de otros perfiles, de otros criterios. 

"Si todas estas cuestiones, tú las sabes manejar bien en cuanto a presión, son muy bonitas. Yo les dije un día a los futbolistas: 'vais a descubrir este año lo que es jugar en La Romareda'. Y estoy acertando, afortunadamente, porque es un discurso muy arriesgado ante los jugadores a priori. Esto de ahora es jugar en La Romareda de verdad, la de las grandes noches. Y estos jugadores míos están aprendiendo, están sabiendo ya lo que es jugar así, cómo son las sensaciones que transmite La Romareda como energía positiva, no como energía negativa que te minimiza, te asusta y te acojona. Todo lo contrario. Esta es una gran ventaja que tenemos con los demás equipos si lo sabemos canalizar", remató Víctor Fernández su rotundo discurso, que tiene infinidad de rebotes hacia sus destinatarios y que quiere ser el amarre anímico que lleve al Real Zaragoza a Primera en las últimas 13 jornadas que restan de liga. 

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