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Prueba de madurez en Anduva

El Zaragoza mide su racha y su buen momento de fútbol ante un Mirandés al alza que no pierde en casa desde agosto. Un nuevo triunfo permitiría dormir al equipo en puntuación de ascenso directo.

Entrenamiento reciente del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva.
Entrenamiento reciente del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva.
Francisco Jiménez

Dice el viejo libreto del fútbol clásico que cuando ganas partidos con asiduidad, cuando estás en una ola positiva de juego y resultados, quieres jugar al día siguiente. Sin descanso. Sin tregua entre una jornada y otra. Las victorias alimentan las victorias. En ese sentido, visto de ese modo, al Real Zaragoza le viene ideal disputar ya, esta misma noche en Miranda de Ebro frente al Mirandés, el encuentro de la 24ª jornada de Segunda División, apenas 96 horas después de haber salido triunfante del estadio de Gran Canaria tras superar 0-1 a la Unión Deportiva Las Palmas. 

El penalti transformado por el capitán Javi Ros ha aupado al zaragocismo –dentro y fuera del vestuario– a una especie de euforia contenida. Ha nutrido el discurso de los más optimistas. El Zaragoza es tercero, contempla el ascenso directo a solo tres puntos, y viene de ganar cuatro de los últimos cinco encuentros de liga, trufados, además, con dos eliminatorias superadas en la Copa del Rey. El equipo compite y tiene argumentos colectivos para mirar de tú a tú a cualquier adversario. Gana en partidos que merece ganar (Deportivo, Racing de Santander...) y también lo ha hecho en otros en los que la moneda ha podido caer hacia cualquiera de las dos caras (Las Palmas o, en cierta media, Sporting de Gijón).

Los menos optimistas, por su parte, recuerdan que el calendario todavía arranca sus primeros días del año y que, de aquí al mes de junio, la categoría puede mutar prácticamente de punta a punta. También hablan de la mortífera competencia que van a tener esta temporada las tres plazas del ascenso a Primera División, con un puñado de equipos apretados en la zona de privilegio. Del Zaragoza, tercero, al Mirandés, noveno, apenas hay seis puntos. Dos partidos con prácticamente media liga por delante.

Precisamente el Mirandés, en su fortín de Anduva, es hoy la compleja prueba de madurez que afronta el equipo de Víctor Fernández. Un test de personalidad que, en caso de salir triunfante, reforzaría aún más la opciones y la confianza interna de los aragoneses. Sin embargo, la empresa no se antoja sencilla por varias razones. El Mirandés es uno de los equipos revelación de la temporada, que ya ganó –con una exhibición coral– 1-2 en La Romareda hace solo tres meses. 

En su estadio solo ha vencido el Cádiz... y lo hizo en agosto. Y justo al Cádiz, en el Ramón de Carranza, le empató hace tres días en el tiempo de descuento... cuando iba perdiendo 3-1 en el minuto 95. Una igualada que, como al Zaragoza su triunfo en Las Palmas, le refuerza como uno de los equipos en mejor momento de forma de Segunda. De hecho, desde mediados de noviembre es, junto al Almería de Guti, el mejor conjunto de la categoría, con triunfos de prestigio ante Las Palmas (2-1), Girona (0-3) o Huesca (2-0).

Soro, de nuevo baja

Víctor Fernández llega a Anduva, como el martes a Las Palmas, con las ausencia de Alberto Soro, todavía aquejado de un proceso de amigdalitis. La principal duda en la alineación es si Javi Ros, con una versión más rocosa, o Álex Blanco, en un esqueleto más ofensivo, sustituirán a Kagawa. El japonés, muy alejado de su mejor versión, apunta la banquillo después de completar una hora de fútbol gris en Gran Canaria. En el resto del once se esperan pocas novedades, con Cristian Álvarez, Vigaray y Atienza ya asentados tras recuperarse de sus respectivas lesiones y Luis Suárez como principal argumento ofensivo junto a Javi Puado.

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