REAL ZARAGOZA

La fuerza del colectivo

El festejo coral del triunfo ante Las Palmas retrata la buena salud del vestuario, que ganó como un verdadero equipo gracias a un gol de Javi Ros, el paradigma de la fuerza del grupo por encima de las individualidades.

Partido Las Palmas-Real Zaragoza, de la 23ª jornada de Segunda División
Partido Las Palmas-Real Zaragoza, de la 23ª jornada de Segunda División
AGENCIA LOF

Unidos en el centro del campo, en comunión, todos los futbolistas integrantes de la expedición zaragocista desplazada a Gran Canaria festejaron unidos el triunfo ante Las Palmas. Juntos en una piña tomate. Sin individualidades. Como un equipo. Como un verdadero equipo. Sabe el vestuario del Real Zaragoza lo que supone la victoria de anoche ante un rival directo por el ascenso a Primera División como es la Unión Deportiva Las Palmas. 

Sabe del valor incalculable en lo moral –incluso más allá del puntaje– que significa ganar el cuarto partido en las últimas cinco jornadas. Solo perdió en Huesca (2-1) y ganó en La Coruña (1-3), al Racing de Santander (2-0), al Sporting de Gijón (2-0) y anoche en Las Palmas (0-1).

Allí, en esa piña tomate zaragocista, estaba Javi Ros, el más felicitado, autor del definitivo 0-1. El capitán, que se ganó su renovación a pulso, ejecutó un penalti impecable. Imparable. Poca duda o debate hay ya acerca de quién debe ser el ejecutor de las penas máximas si el ‘10’ zaragocista se encuentra sobre el campo. Y pocas figuras hay, quizá ninguna, que representen mejor el valor del colectivo como lo hace Javi Ros. También estaba por allí Luis Suárez, que con su insistencia y su capacidad competitiva forzó la decisiva acción del citado penalti. 

O Kagawa, que recibía el cariño de sus compañeros, sabedores de que el nipón se fue al hotel con el run run propio de haber fallado un mano a mano que pudo haber sido decisivo. También celebraba por todo lo alto Guitián, que había completado instantes antes 90 minutos de buen nivel junto a Atienza, su compañero en el centro de la zaga. Estaban Cristian Álvarez, con el rostro lloroso, Igbekeme, Nieto, Eguaras, Delmás, Vigaray... todos.

Pero también estaban, igual o más sonrientes que los anoche titulares, Ratón, Grippo, Linares o Clemente, que no participaron ni un solo minuto sobre el césped del triunfo, pero que lo sienten tan propio como el resto. La celebración de la victoria en Las Palmas habla bien de la salud del grupo, de la fuerza del colectivo, del sano ambiente que reina en el vestuario del Real Zaragoza, unido y conjurado en una misma dirección: el ascenso a Primera División. 

Un objetivo que anoche se acercó un peldaño más tras superar, otra vez ante Las Palmas –al que ya ganó 3-0 en La Romareda–, a un rival directo por el ascenso a Primera División. Volvió a aprobar el Zaragoza un examen de ‘la prueba del seis’, esa que mide sus resultados y su rendimiento ante los rivales del ‘play off’ y, a falta de que juegue mañana el Almería con el Oviedo, se acostó en puntuación de ascenso directo. Sin tiempo para reposar la victoria, ya solo queda pensar en el Mirandés para seguir subiendo y subiendo escalones. Sin parar, sin tregua hasta junio.

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