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Dos goles encajados de córner: retornan los fantasmas de la defensa blanda

Lombán, del Málaga, y Lozano, del Cádiz, anotaron en 4 días dos tantos tras saques de esquina fatalmente restados por la zaga del Real Zaragoza, que se ha comido 6 goles en 3 partidos y ha roto su fortaleza inicial. 

Momento en el que el central del Málaga Lombán cabecea el córner que supuso el segundo gol andaluz el pasado jueves en La Romareda.
Momento en el que el central del Málaga Lombán cabecea el córner que supuso el segundo gol andaluz el pasado jueves en La Romareda.
LFP/Captura Gol

Lombán, defensa central del Málaga, le marcó el 1-2 el pasado jueves al Real Zaragoza en La Romareda al cabecear directamente un córner sacado por Renato en el minuto 88. Cuatro días más tarde, este domingo, Lozano, el delantero centro del Cádiz, remató en segunda instancia un córner botado por Salvi desde la misma esquina y en la misma portería del estadio municipal zaragozano, y que había tocado Cala de primeras en el palo corto. Era el 0-1 que volcaba la victoria a favor de los amarillos después de 54 minutos de dominio y posesión de los de Víctor Fernández.

Dos goles encajados por el Real Zaragoza procedentes de la estrategia, del balón parado de los rivales. Dos goles decisivos para perder toda opción de ganar. El primero, el malacitano, aún pudo ser igualado in extremis para acabar 2-2 y sumar un punto en un final loco. El segundo fue una losa irreversible ante un líder gaditano que aún anotaría un segundo tanto a raíz del golpe bajo que dejó K.O. a los blanquillos desde ese punto del partido. 

Atienza se durmió en la marca del gol de Lombán. En el caso del tanto de Lozano, fueron Grippo, ante Cala y, sobre todo, Guitián ante el autor final del gol, quienes erraron en sus marcas. Las cosas del fútbol.

Mientras al Real Zaragoza le penalizan severamente sus errores en este tipo de acciones de pizarra, sus futbolistas son incapaces de buscar los yerros y espacios que puedan tener y dejar libres los rivales cuando son los blanquillos quienes sacan los córners o las faltas laterales. Este es un mal endémico del Zaragoza moderno

Estos dos goles encadenados en pocas horas en la portería de Cristian Álvarez, los procedentes de sendos saques de esquina, han revivido los fantasmas ancestrales de este mal en la retaguardia aragonesa. Algo que es un hábito en este largo periplo del Real Zaragoza por la Segunda División, desde 2013, por más que hayan desfilado por el club infinidad de defensas, pivotes de contención y demás piezas tácticas de prevención a balón parado. Nunca se ha atinado con la fórmula. 

El año pasado, Víctor Fernández, cuando llegó como tercer entrenador del curso tras las etapas de Idiakez y Alcaraz, ya admitió el grave problema que tenía la plantilla construida en la campaña precedente por el área deportiva: carecía de centímetros y fortaleza física en muchos de sus futbolistas. Por eso pidió este verano un cambio radical en el perfil de los fichajes y solicitó estatura, envergadura, potencia en el salto, intimidación a balón parado. Las características de los Atienza, Vigaray, Dwamena (en defensa, siempre cierra el primer palo) o la apuesta de Nieto como titular para la banda izquierda giran en torno a este asunto de la altura física del equipo. 

Ahora, estos dos goles encajados de saque de córner, ponen las alarmas en rojo para el sistema defensivo del Real Zaragoza. Esto es justo lo que se quería evitar a toda costa. Algo que, cuando suceda, ha de ser un accidente puntual, algo que fluya de vez en cuando. Nunca ha de ser una constante, una tradición, una epidemia inatajable, como en los muchos años anteriores. Tarea tienen ante sí los técnicos y los jugadores implicados. 

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