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Los últimos 180 minutos de liga en La Romareda

El Real Zaragoza afronta este viernes por la noche (21.00) frente al Sporting de Gijón el penúltimo partido del curso ante su afición. Solo quedará otro, el postrero ante el Numancia, el 2 de junio, en 15 días. 

La Romareda, 19 de agosto pasado, primer partido de la actual liga ante el Rayo Majadahonda (2-1). Han pasado ya 9 meses.
La Romareda, 19 de agosto pasado, primer partido de la actual liga ante el Rayo Majadahonda (2-1). Han pasado ya 9 meses.
José Miguel Marco

Cuando el árbitro alicantino Ais Reig pite el inicio del partido de la noche de este viernes entre el Real Zaragoza y el Sporting de Gijón se pondrá en marcha la cuenta atrás de los últimos 180 minutos de fútbol en La Romareda en este temporada 2018-19. Es el penúltimo partido del curso en el viejo y obsoleto coliseo zaragozano. Solo quedará otro, el último, frente al Numancia de Soria, seguramente el 2 de junio, en apenas 15 días. 

Esto se acaba. Han pasado 9 meses desde que la campaña se inició oficialmente, el 19 de agosto, recibiendo en el mismo lugar al novel Rayo Majadahonda (2-1). Y, pase lo que pase ante los gijoneses, el zaragocismo se acostará a la cama sin haber certificado aún la permanencia en Segunda División. Porque, aunque el equipo que, en tercera instancia, dirige Víctor Fernández logre el mejor de los resultados, la victoria, los 50 puntos que alcanzará a eso de las 11 de la noche todavía no serán matemáticamente suficientes.

Habrá que esperar al fin de semana, a los partidos del sábado y del domingo, a ver lo que hacen los de Lugo, el citado Majadahonda, el Tenerife, el también referido Numancia, el Extremadura e, incluso, Las Palmas. Porque todavía, tras un múltiple empate a 50 en la última jornada, el Real Zaragoza podría irse a Segunda B.

Este dato numérico, esta descripción clasificatoria, evita literaturas alérgenas para definir lo vivido en este tiempo de embarazo blanquillo, 9 meses que, por momentos, han parecido 3 años. Viene todo incluido en el propio hecho.

Se acaba un nuevo curso en la división de plata. El sexto. Y como, tras la crucial y balsámica victoria del pasado sábado en Almendralejo ante el Extremadura (0-3), quien más y quien menos considera que la salvación va a ser una realidad tarde o temprano en las 4 jornadas postreras que faltan por disputarse, el Real Zaragoza deberá arrancar en las próximas fechas su plan para la séptima travesía por Segunda de manera consecutiva, desde junio de 2013 hasta la contemporaneidad. 

El Real Zaragoza dispone de estos dos últimos choques como local para intentar dejar cierto buen sabor de boca a su tremenda afición, a sus 27.000 abonados. Serán 180 minutos en los que, al margen de hacer cuadrar las matemáticas -será básico el rebote de los demás marcadores de los afectados, por puro sentido común-, el equipo de este proyecto 18-19 tiene la oportunidad de evitar que la gente se vaya al verano, a las largas vacaciones estivales, con el paladar tan amargo que ahora prevalece.

Porque, a 17 de mayo, el Real Zaragoza ha dejado a su hinchada un año de enormes deficiencias. La Romareda es el estadio de Segunda donde su equipo anfitrión ha marcado menos goles: solo 16 en 18 partidos (si aparecen 17 en muchas clasificaciones es porque se añade el gaseoso gol del 1-0 en los despachos que rige por el caso Reus). El Zaragoza solo ha sumado 21 puntos en su feudo de los 54 puestos en liza (si se aprecian 24 de manera oficial es porque es obligado añadir los 3 ante el Reus en un partido que no tuvo lugar sobre la hierba), una marca solo superada en negativo, en uno y dos puntos, por el Córdoba y el Extremadura en sus respectivos estadios.

Todo esto es lo que, en 180 minutos, tiene a mano el actual Real Zaragoza para poder reparar ligeramente, como pueda, como le sea posible. Lo hecho, hecho está. Y no tiene ya remedio. Ni se puede ocultar. Ni enterrar con cal viva. Como dice Víctor Fernández... el gran decidor desde su llegada en diciembre, el único decidor, el más claro decidor.

Primero, este viernes, ante el Sporting de Gijón. Un poco más adelante, frente al Numancia. Un par de citas para poner loctite en las grietas generadas. Para meter cuñas de madera en los boquetes ocasionados por un año tan errático. Para blanquear la fachada y pintar el arrimadillo, aunque sea a brochazos gordos y a última hora. Para poner unas flores en el zaguán, da igual que sean de plástico y de bazar de a euro. Poco se puede arreglar ya, de lo sustancial, a estas alturas, por más que desde los anhelos más optimistas se sueñe con 5 victorias en cadeneta para concluir la liga que permitan rebozar la croqueta con una buena capa de pan rallado, perejil, comino y pimienta blanca, todo muy especiado para disolver los sabores madres. Trucos culinarios, en definitiva, de larga historia en la humanidad.

Es, pues, importante poder cerrar en cuanto sea posible el balance aritmético de la clasificación (meterse a estas alturas de nuevo en un lío nervioso podría ser pernicioso a más no poder) y, de paso, tratar de ornamentar la foto fija del final de liga para que no quede tan fea como está ahora

Este es el momento del fútbol en Zaragoza. Estas son las coordenadas de inicio del partido de este 17 de mayo en La Romareda ante el Sporting de Gijón (10º clasificado, aún con leves opciones de meterse en la Promoción de ascenso). El penúltimo capítulo del torneo para la afición blanquilla en sus butacas, en sus tribunas, en una singular campaña que, quizá como guiño del destino, a modo de alivio, les ha quitado un partido por 'sufrir' en su puesto de siempre, pues el del Reus, en abril, se fue al limbo por la expulsión de los catalanes de la competición tras la primera vuelta. Quizá haya que decir gracias por ello, tanto en lo deportivo como en lo material, cuando todo concluya, ojalá que con los 6 puntos obtenidos en las dos sesiones del epílogo liguero en el estadio municipal, ahora contra el Sporting, en dos semanas frente al Numancia.

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