Real Zaragoza

La Segunda que viene

El equipo aragonés debe ser uno de los gallitos de una competición que, eso sí, reunirá a algunos clubes clásicos de Primera División.

Una afición de Primera para un Real Zaragoza de Segunda
La afición en La Romareda_2
GUILLERMO MESTRE

Actualmente, en el Real Zaragoza existen pocas certezas. Se espera que Paco Herrera sea el técnico que dirija al equipo la próxima temporada, pero todavía no es oficial. Sí que está asegurada por el club la salida de Jiménez, aunque quedan unos flecos para que sea algo material. El conjunto aragonés tampoco tiene presidente después de que Fernando Molinos se desdijera de su intención primigenia de continuar en el cargo. Muchos interrogantes en una entidad que lleva demasiados años carente de la mínima estabilidad.


Lo único claro es que el conjunto blanquillo deberá salir la próxima temporada en Segunda División. Categoría de plata a la que los aragoneses han caído por deméritos propios, tras una temporada para olvidar que ya forma parte del pasado. Esa es la realidad del Real Zaragoza. El negro panorama que asoma por su ventana.


El curso que viene, el conjunto blanquillo estará alejado de los principales focos. No habrá álbumes de cromos para los niños zaragozanos ni, apenas, espacio en los medios de ámbito nacional o internacional. La Cámara de Comercio estipuló en un estudio que, con el descenso de su equipo más representativo, la capital aragonesa perdía, indirectamente, 12,6 millones de euros en ingresos. Por no hablar del nivel del fútbol que se podrá ver en La Romareda, aunque seguramente tampoco difiera mucho del mostrado en campañas recientes.


Desgraciadamente, no hace mucho tiempo que al Real Zaragoza le tocó vagar por el segundo escalafón del fútbol profesional, aunque algunas cosas han cambiado. Fundamentalmente, la adaptación del 'play-off' de ascenso. Fórmula copiada del sistema inglés y que aumenta la competitividad al ofrecer, desde el tercer clasificado al sexto, una posibilidad de promoción extra. Alargando, eso sí, la temporada hasta el extremo para los equipos que en él participan. De hecho, cuando los conjuntos de Primera División acumulen ya dos semanas de vacaciones, Almería, Girona, Alcorcón y Las Palmas comenzarán su particular batalla por el último billete a Primera División.


Por ello, todavía no se conoce con exactitud los rivales a los que se deberán medir los zaragocistas el próximo curso. Quedan por dirimir, incluso, la identidad de dos clubes procedentes de Segunda B, a las que optan, entre otros, instituciones como Real Oviedo, Lleida o Eibar. Aunque, mirando los ya confirmados, sí que se observan un puñado de clásicos. Clubes con tradición en Primera y que intentarán ponérselo complicado a los aragoneses. Así, además de los descendidos Deportivo y Mallorca, en la categoría de plata esperan equipos como Sporting de Gijón, Córdoba o los recién ascendidos Tenerife y Alavés.


Claro que, el más grande de todos ellos, el que mejor palmarés tiene, a pesar de que el Dépor cuente una Liga, y más temporadas acumula en Primera, es el Real Zaragoza. Condición que le obliga a ser uno de los gallitos de la categoría, incluso en su actual situación institucional. Verdad incuestionable en un panorama demasiado relativo.