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De El Picarral a la Acrópolis: el zaragozano que triunfa en el fútbol griego

Paolo Fernandes acaba de ganar el doblete con el AEK de Atenas. A sus 24 años y tras haber jugado en cinco países distintos, ha encontrado acomodo. 

El zaragozano Paolo Fernandes levanta el último trofeo conquistado en Grecia con el AEK.
El zaragozano Paolo Fernandes levanta el último trofeo conquistado en Grecia con el AEK.
AEK

Cuentan que la verdadera cuna del fútbol fue la Antigua Grecia. Lo viene a demostrar un relieve expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Data del siglo IV antes de Cristo, de cuando el juego de la pelota se conocía como ‘episkyros’, de cuando los principales clubes de la ciudad todavía no habían sido fundados. En 1908 surgió el más vetusto, el Panathinaikos. Después llegaron el Olympiakos y el AEK, constituido en 1924 por emigrantes griegos que llegaron desde Constantinopla (actual Estambul) para huir de la guerra con Turquía.

Se abrió así una bonita historia que, casi un siglo después, ha alcanzado su culmen. El AEK de Atenas acaba de proclamarse campeón de la Super Liga y de la Copa de Grecia. Un éxito del que forma parte otro emigrante, pero del balón, que se pone el teléfono con evidente acento aragonés.

Es Paolo Fernandes Cantín. Un zaragozano que, con solo 24 años, ha recorrido medio mundo. Se crió en el Picarral -jugando para el Balsas- y, tras un breve paso el cadete B del Real Zaragoza, dio el salto al Manchester City para continuar creciendo bajo la mirada de Pep Guardiola.En los entrenamientos que estuve a sus órdenes, su perfeccionismo me impresionó”, recuerda quien, después de cuatro temporadas y una aclimatación nada sencilla, militó en el Breda (Holanda), el Perugia (Italia) y el Castellón (España) hasta, finalmente, asentarse en Grecia.

“Empecé jugando en el Volos -conjunto ubicado en el centro del país- y después se fijó en mí el AEK y me fichó el pasado verano. En el primer tramo de la temporada me cedió al propio Volos, pero tras el Mundial me quedé ya en Atenas”, explica Fernandes, antes de adentrarse en los pormenores de la que ha sido una campaña memorable.

Los atenienses han conquistado su primer doblete en los últimos 45 años, desatando la locura entre unos aficionados que viven como pocos los triunfos de su equipo. “Lo que ocurre aquí es fascinante. Más de 40.000 personas llenan siempre el estadio y se entregan con nosotros; sobre todo en los partidos de máxima rivalidad contra el Panathinaikos o el Olympiakos”, explica Paolo, quien, a pesar de una inoportuna lesión en el recto anterior que lo mantuvo apartado durante más de un mes, ha contribuido al “temporadón” del AEK.

El argentino Matías Almeyda ha liderado desde el banquillo a un completo equipo en el que militan futbolistas de la talla de Nordin Amrabat, Domagoj Vida o el capitán Sergio Araujo. Todos ellos nombres con experiencia internacional de los que Fernandes trata de aprender día a día.

“El míster es ‘top’. Transmite una barbaridad. Las charlas previas al partido son apasionantes y no te queda más remedio que saltar al campo a comerte la hierba”, cuenta un futbolista que, aunque en Grecia viene jugando como extremo por ambas bandas, prefiere jugar de ‘10’, del enganche de toda la vida.

En esa posición sobresalió desde chaval, y en esa posición le gustaría asentarse hacia el futuro; hacia un futuro en el que tiene firmado un contrato de cinco campañas con el AEK que le gustaría cumplir. “Salir de casa me costó, pero ahora me encuentro estable en Grecia. Vivo con mi novia y, aunque siempre se te pasa por la cabeza volver, creo que todavía estaré varios años aquí”, concluye el delantero, cuyos padres (Paulo, de origen caboverdiano y Arancha) y hermana (Valeria) siguen viviendo Zaragoza.

Del Picarral, la familia Fernandes-Cantín pasó al barrio del Actur mientras él se asentaba en la Acrópolis, en la cuna de la civilización y, dicen, también del fútbol

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