El Casademont Zaragoza toma oxígeno (63-61). En un partido malo, áspero y trabado, muy lento, muy plano, desesperante por momentos, el cuadro aragonés acabó superando al Río Breogán, el penúltimo clasificado, y por fin se aleja de la zona de descenso a la Liga LEB -ahora a tres encuentros de distancia-. Después de dilapidar una renta de 14 puntos en los compases finales, el equipo zaragozanos ganó con una canasta de Santi Yusta, ejecutada sobre la bocina, cuando el duelo parecía encaminarse irremediablemente a la prórroga.

Los locales finalizaron el duelo con hasta 23 pérdidas de balón, al margen de conceder hasta 13 rebotes ofensivos; guarismos que, sin embargo, no le apartaron del triunfo ante un rival apocado, sin apenas argumentos, que también completó un partido para olvidar. Con sus mejores jugadores muy por debajo de su verdadera dimensión, el Casademont se adjudicó la victoria gracias a la actuación de sus actores secundarios. 

Especialmente meritoria fue la contribución de Mencía, quien sumó 14 puntos y 5 rebotes en 22 minutos de juego. También Kravic y Sulejmanovic, en el tercer acto, y Dídac Cuevas, ya en el tramo definitivo, tuvieron una notable incidencia en el triunfo, antes de que Santi Yusta sentenciara a los lucenses cuando ya no había margen para la reacción.

El partido fue un concierto de imprecisiones ya en los primeros compases, con los dos equipos prodigándose en las pérdidas de balón. En el caos, en este juego anárquico y precipitado, el Breogán adquirió una renta de 7 puntos (3-10), a los cinco minutos de juego, con una canasta de Nakic, un 2+1 de Sajus y un triple convertido por Momirov. Los locales contaban con 3 únicos tantos, todos facturados por Mitchell Watt.

Yusta, con una jugada individual (5-10), inició la reacción de los zaragozanos, que igualaron la contienda con un contragolpe de Watt, una penetración de Bell-Haynes (11-11) y una acción de Mencía bajo el aro. Sin embargo, el equipo lucense tuvo una respuesta rápida y contundente: McLemore sumó desde la línea de personal, y Juan Fernández clausuró el primer acto un certero lanzamientos desde más allá del arco (11-17). El Casademont había fallado sus cuatro intentos desde el perímetro.

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El desatino de los aragoneses se acentuó después, con dos pérdidas consecutivas y dos tiros muy mal seleccionados. Al menos, el Casademont se mantuvo firme atrás, y el Breogán tampoco hallaba ventajas en ninguno de sus ataques. Mencía, con una canasta de fuerza e insistencia, y un robo de balón de Cuevas, que el propio base culminó con un lanzamiento triple, precipitaron el tiempo muerto de Veljko Mrsic (16-17).

Pero nada modificó el guión. El equipo zaragozano continuó defendiendo con vehemencia y tesón, sin desatenciones; y, al mismo tiempo, ya se empleaba con mayor serenidad e inteligencia en sus acciones ofensivas. Mencía, liberado en el perímetro, acertó con dos tiros consecutivos (22-17), al filo del cuarto de hora, tras dos buenas jugadas colectivas de los locales. Transcurridos cinco minutos del segundo acto, los gallegos seguían sin anotar -finalizaron el cuarto con sólo 11 puntos en su haber, 6 de ellos facturados por Ben McLemore-.

Pero el Casademont, muy irregular, enseguida volvió a contagiarse del ritmo cansino y pausado de su oponente. Con lentitud, es prácticamente imposible desordenar al rival. Y aunque gobernaba el duelo en el intermedio (31-28), lo hacía con una exigua distancia; había desperdiciado una gran oportunidad para haber edificado una renta mucho mayor (31-28). 

Fotos del partido entre el Casademont Zaragoza y el Río Breogán

Al descanso, Mencía ya era el jugador más productivo de los zaragozanos, con 10 tantos y 4 rebotes, y una efectividad máxima desde la línea de 6,75 (2 triples de 2 intentos). El cubano lideró la remontada del cuadro aragonés, que por entonces acumulaba hasta 11 pérdidas de balón.

El Breogán fue mejor en los primeros compases de la reanudación. Y golpeó con dos triples de Momirov, ambos ejecutados sin oposición alguna, que situaron por delante a los gallegos (33-34) con una facilidad inesperada.

Ahora fueron Sulejmanovic y Kravic quienes salieron al rescate del equipo local. El ala-pívot bosnio aportó 7 tantos, generó cuatro faltas personales y le sacó una técnica a Juan Fernández, para volver a distanciar a los zaragozanos (41-34). Y Kravic, con tres canastas seguidas, estableció la máxima ventaja (47-34) a los 27 minutos, y obligó a Veljko Mrsic a detener nuevamente el duelo. El serbio también había facturado 9 capturas y un tapón en este tercer acto.

Pero el Breogán no se descompuso. Y volvió a acercarse antes de alcanzar la media hora de juego, con un parcial de 0-6, castigando otro deficiente final de cuarto de su adversario (47-40). Dídac Cuevas, con una recuperación y dos triples seguidos, neutralizó el intento de remontada de los gallegos (53-42). Descaro, personalidad, valentía. Posteriormente Watt, con un mate furioso, aumentó la ventaja de los locales a siete minutos de la conclusión (55-42).

A partir de ahí, el Casademont se sintió vencedor; pero se complicó el partido, por su incapacidad para gestionar con acierto los momentos de fragor. De hecho, volvió a dilapidar rentas superiores a los 10 puntos, y los visitantes igualaron la contienda (59-59), con un triple de McLemore, cuando restaban 60 segundos para el final. El parcial era de 0-14 para los gallegos, que aumentó en la siguiente jugada, con dos tiros libres del propio McLemore (59-61). 

Empató Bell-Haynes, también desde la línea de personal; Mencía forzó la pérdida de balón de su adversario; y Santi Yusta dio el triunfo al equipo aragonés, con una canasta sobre la bocina (63-61) que levantó al público de sus asientos.