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El Casademont Zaragoza y Pep Cargol aún no encuentran la salida

La entidad sigue sin pronunciarse sobre la destitución del director deportivo, a la espera de que se resuelvan todos los trámites legales. 

El director deportivo del Casademont Zaragoza, Pep Cargol, en el pabellón Príncipe Felipe.
El director deportivo del Casademont Zaragoza, Pep Cargol, en el pabellón Príncipe Felipe.
José Miguel Marco

El Casademont guarda silencio en torno a Pep Cargol, el director deportivo de la entidad, quien abandonará próximamente el cargo tras el desgaste acumulado las dos últimas temporadas. El mutismo es absoluto en el club. Nadie quiere pronunciarse públicamente sobre la destitución del catalán hasta que no se resuelvan todos los trámites legales. Eso sí, su marcha totalmente decidida –así se lo trasladaron la pasada semana a todos los componentes de la plantilla– desde la derrota ante el Urbas Fuenlabrada (77-55) del pasado 31 de enero. Aquel revés precipitó los acontecimientos, por la negativa imagen que exhibió el equipo desde el primer minuto del duelo –inició el partido con un parcial adverso de 26-11– y, también, por tratarse de un rival directo en la lucha por la salvación.

La actuación frente a los madrileños, muy deficiente, acentuó aún más el malestar de la directiva no sólo con Cargol, sino también con el entrenador del equipo, Jaume Ponsarnau, y con gran parte de los componentes de la plantilla, retratados por su indolente actitud. Ya en el partido de la primera vuelta, el Fuenlabrada se había impuesto con una facilidad imprevista en el pabellón Príncipe Felipe, el 16 de diciembre (74-85), en lo que fue otra actuación sonrojante. Horas después de aquella derrota, los máximos mandatarios del club llamaron al orden a Cargol y a Ponsarnau, a quienes les expresaron su descontento con el rendimiento del equipo, además de subrayarles la necesidad de reaccionar con la mayor prontitud.

No hay que perder de vista que el Casademont, por entonces, contabilizaba cuatro únicas victorias en la Liga Endesa, tras los 13 partidos disputados –idéntico balance que el penúltimo clasificado–, y que aún estaba muy reciente la eliminación de los aragoneses en la FIBA Europe Cup. En este sentido, el proyecto continental se desmoronó de manera inesperada. El equipo aragonés inició su participación en Rusia, en la pista del Avtodor Saratov, con una contundente derrota (100-80). Posteriormente ganó por la mínima al Hapoel Gilboa (90-91) en Israel, pero claudicó en Italia, una semana más tarde, ante el Reggio Emilia (76-67). Lejos de reaccionar, comenzó la segunda vuelta con otro revés frente a los rusos (86-92), para cerrar su participación en el torneo con un tropiezo ante los israelíes (78-80) y triunfo frente a los transalpinos (82-77). Fue una eliminación prematura, a todas luces inesperada, que ya dejó muy deteriorada la figura de Pep Cargol.

Un hombre de la casa

Sin embargo, la desconfianza en la dirección deportiva ya viene de atrás. El crédito de Cargol comenzó debilitarse el pasado curso, cuando el Casademont firmó la peor primera vuelta de toda su historia y sufrió lo indecible para alcanzar la salvación. Hasta cuatro entrenadores ocuparon el banquillo zaragozano: comenzó la temporada Diego Ocampo, que fue destituido en noviembre de 2020; llegó entonces Sergio Hernández, que dimitió en abril de 2021 por motivos personales; tomó el relevo Sergio Lamúa, que ejerció de entrenador interino en el partido ante el Gipuzkoa; y cerró la temporada Luis Casimiro. 

Cargol, que accedió a la dirección directiva en junio de 2018, sí tuvo un acierto muy elevado en sus dos primeras temporadas en el cargo. Ahora abandonará el club tras 13 temporadas consecutivas en la entidad, donde ha ejercido de técnico en las categorías inferiores, de entrenador ayudante, de entrenador de la primera plantilla y de director deportivo. Anteriormente, fue jugador del Casademont Zaragoza en la temporada 2002-2003.

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