baloncesto

Acaba el suplicio europeo del Casademont

El Casademont ha padecido más que disfrutado la FIBA Europe Cup y, por primera vez desde la fundación del club, cae en primera ronda.

La gran actuación de Radoncic no bastó ayer para doblegar al Hapoel Gilboa israelí.
La gran actuación de Radoncic no bastó ayer para doblegar al Hapoel Gilboa israelí.
Toni Galán

Hasta aquí. Termina el suplicio del Casademont en Europa. Una andadura que ha probado que el equipo no está para dos competiciones. A diferencia de anteriores campañas, cuando la Champions y la Eurocup suscitaron ilusión, este periplo continental ha sido tan breve como decepcionante. Ni siquiera el nivel de sus rivales, notablemente inferior al de años pasados, ha acercado la clasificación. Por primera vez desde que se fundara el Basket Zaragoza, el club cae a las primeras de cambio. Y todavía más preocupante que la eliminación es la forma en que se ha dado. El Casademont fue incapaz de doblegar este miércoles a un Hapoel Gilboa que no se jugaba nada (78-80), que todavía no conocía la victoria y aterrizó en Zaragoza de turismo.

Solo Radoncic y, en cierto modo, Hlinason y Waczynski dieron la cara frente a los israelitas. El montenegrino firmó una actuación descomunal (23 puntos, 8 rebotes y dos asistencias, para un 32 de valoración final) que por momentos hizo creer. Durante más de 35 minutos de partido, el Casademont se vio clasificado gracias a su ventaja en el marcador y a las noticias que llegaban desde Italia; pero todo se desvaneció después. Los hombres de Ponsarnau se cayeron en el momento clave y favorecieron una nueva remontada. La más preocupante de cuantas se han dado este año. Por lo que había en juego y por la imagen de endeblez ofrecida.

Poco importó que el Reggio Emilia acabase ganando después. Las conclusiones hay que sacarlas sobre lo visto en el Felipe. El Casademont ha sufrido más que disfrutado esta FIBA Europe Cup y, tras el adiós, toca reflexionar en todos los estamentos. Es momento de pensar si esta plantilla estaba preparada para competir cada tres días; de estudiar el nivel de los refuerzos traídos para compensar las bajas; o de considerar por qué ayer solo acudieron 3.100 personas al pabellón. Es momento de trabajar para recuperar la sonrisa del aficionado que ayer enfiló hacia Cesáreo Alierta cabizbajo, recordando tiempos mejores.

Y es que el actual Basket Zaragoza 2002 nunca había sido eliminado en Europa en primera ronda. El año pasado, con Luis Casimiro en al banquillo -sustituto del Oveja, que a su vez había reemplazado a Ocampo-, el equipo llegó a conquistar el bronce de la Champions, tras caer en semifinales frente al Pinar Karsiyaka y ser capaz de reponerse en la final de consolación ante el Estrasburgo francés (89-77).

Aquella BCL contó con rivales de la talla del San Pablo Burgos, el Lenovo Tenerife, el Galatasaray, el Brose Bamberg o el AEK de Atenas, cuadro que, precisamente, eliminó al Casademont una temporada antes, en una 2019-20 marcada por la pandemia. Los Alocén, Ennis, Radovic, Brussino y compañía finalizaron la competición en un cuarto puesto que supo a poco. La covid cambió el destino de un equipo que, allá por marzo y todavía con Fisac al frente, tuteaba a cualquier rival. Pero ya nada fue igual tras el parón, y la Final a Ocho se acabó disputando en octubre, con un Casademont cambiado desde el banquillo (Ocampo sustituyó a Fisac) hacia el parqué.

Esa fue la primera participación del club zaragozano en la BCL, pero el estreno continental se había producido en la Eurocup años atrás, en la campaña 2013-14 y con Abós al frente. Por aquel entonces, el equipo fue capaz de superar la primera ronda como tercer clasificado tras medirse a rivales de la categoría del Virtus Roma italiano, el Mons belga, el Alba Berlín o el Telekom Bonn. Después, también fue tercero en el Last-32, donde se midió con el Besiktas, el Lietuvos y el Cedevita Zagreb, y no pasó a las eliminatorias directas.

Ya en la 2014-15 y también en Eurocup, competición que se sitúa dos peldaños por encima de la FIBA Europe Cup, el club también quedó fuera de los octavos de final tras haber pasado una primera ronda en la que estuvo encuadrado con Bros, Bonn, Estrasburgo, París Levallois y, precisamente, con el Reggio Emilia italiano. Ya en su última actuación en la Eurocup (temporada 2015-16), con Joaquín Ruiz Lorente como entrenador, el equipo aragonés alcanzó las eliminatorias directas, pero cayó en octavos ante el Trento. 

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