Más de 1.300 personas se dan cita en una prueba internacional de orientación en la sierra de Albarracín
El V Trofeo de Aragón de Orientación (TAO) es este fin de semana, entre las localidades de Orihuela del Tremedal y Bronchales y su entorno natural.
Visión espacial, un estado físico saludable, saber interpretar bien un mapa y orientarse bien en el monte son algunas de las cualidades que necesitan quienes participan en carreras de orientación. En este deporte las pruebas consisten en hacer un recorrido concreto, pasando por una serie de puntos, en el menor tiempo posible y, aunque correr es fundamental, quienes practican esta disciplina aseguran que no es lo más importante para completar las misiones.
Este fin de semana, 1.300 personas se darán cita en el V Trofeo Aragón Orientación (TAO), una prueba internacional organizada por el Club Ibón que este año se celebra en la sierra de Albarracín. En concreto, las distintas carreras se celebrarán en Orihuela del Tremedal y Bronchales, dos localidades a más de 1.500 metros de altitud rodeadas de un entorno natural de excepción. De hecho, este es el principal motivo por el que la competición de este fin de semana es especial. “Son terrenos muy técnicos y diferentes a lo que estamos acostumbrados, además de muy bonitos”, asegura Alodia Villar, miembro del Club Ibón y aficionada a la orientación desde que tenía siete años.
El equipo técnico del club ya está sobre el terreno, colocando balizas y ultimando detalles para las carreras de este fin de semana, que se realizarán por recorridos nuevos, desconocidos para todos los competidores. Para ello, detrás hay un importante trabajo que conlleva cartografiar todo el terreno, incluyendo hasta las piedras en los mapas que los participantes recibirán el día de la competición. Con las inscripciones ya cerradas, a esta edición se han apuntado 1.300 personas que llegarán de toda España. Casi ninguno viajará solo ya que, si bien acuden acompañantes, el de las carreras de orientación es un deporte que se suele practicar en familia.
Esto es un importante revulsivo para la zona, en este caso la comarca de Albarracín, en Teruel. “En Bronchales y en Orihuela del Tremedal hay zona de aparcamiento de caravanas y en este último caso se ha habilitado el pabellón municipal para que quienes quieran duerman allí con sus colchones. Además, muchos otros hemos reservado casas rurales y hoteles y, desde la organización, hemos avisado a restaurantes, bares y panaderías de que este fin de semana se espera a mucha gente en la zona”, explica Villar.
Sprint, media y larga distancia
La competición arrancará el sábado por la mañana, en Orihuela del Tremedal, con una carrera de media distancia. Aunque los corredores conocerán el mapa que deben seguir justo antes del pistoletazo de salida, sí se sabe que la prueba se desarrollará sobre un gran espolón rocoso. En cuanto a la vegetación, predomina el roble sobre el pinar, lo que reduce la visibilidad en las zonas de bosque homogéneo. El inicio es en la parte baja por lo que se va ganando desnivel muy rápido. Así, en la primera mitad de la carrera el componente físico será fundamental. Ese mismo día, por la tarde, se disputará la carrera en modalidad sprint por las calles del pueblo, caracterizado por su trazado irregular y por contar con cuestas, y escaleras en un continuo subir y bajar.
El domingo, la competición se celebrará en la vecina localidad de Bronchales, con una carrera de larga distancia por la mañana. En este caso, la prueba se disputará sobre una superficie extensa de pinar que se eleva desde los 1.450 metros hasta los 1.600. El corredor encontrará desde áreas de roble hasta otras zonas de terreno pedregoso, pasando por los tremedales, unos ecosistemas pantanosos propios de la zona. Ya por la noche y sin ser puntuable para la liga nacional, como lo son el resto de careras, habrá una prueba nocturna de sprint por las calles de Bronchales. Los trazadores del recorrido prometen que esta va a ser una carrera “muy divertida”, que se propone por primera vez en una cita así. Además, aprovechando que el lunes es el festivo del 1 de mayo, tras la carrera se repartirá vino entre los participantes, en un ambiente más distendido y festivo.
En Aragón hay siete clubes dedicados a este deporte. Forman parte de la Federación Aragonesa de Orientación y uno de ellos es el Club Ibón, que trata de organizar alguna prueba de las características de la de este fin de semana cada dos años. La modalidad de juego más extendida es aquella que consiste en recorrer el mapa, pasando por una serie de puntos en el menor tiempo posible. Para llevar un registro de la carrera, cada participante lleva una pinza electrónica donde queda marcado el trazado que hace, así como las balizas por las que pasa. Con los años, han aparecido otras versiones de orientación y ahora también se hacen carreras en bici o pruebas en las que se va caminando tranquilamente.
Desde que este deporte llegó a España, importado desde Suecia, el perfil de sus deportistas ha ido cambiando. Los primeros que lo introdujeron ahora son personas de alrededor de 60 años que en las carreras se encuentran con las nuevas generaciones. “Se nota que los más jóvenes tienen formación en orientación, ya que desde la Federación se organizan entrenamientos y concentraciones. Además de una buena forma física, ahora la gente llega con mucho nivel y conocimientos técnicos”, asegura Villar. Julia Faure, Inés Bermejo, María Bermejo, César Fandos y Martín Orea son algunos de los aragoneses que despuntan en este campo.
Este fin de semana, se batirán sobre el terreno con otros miles de corredores que saldrán por horquillas de horas para que no haya aglomeraciones. Y es que parte del encanto de este deporte es que sigue siendo más o menos minoritario y poco masificado, lo que contribuye a un mayor respeto por la naturaleza y a que el propio participante pueda seguir disfrutando, en cierta forma, de la soledad del monte.
