senderismo

Mil sonrisas en la Jorgeada

La andada de 80 kilómetros entre Zaragoza y Huesca batió su récord de participantes y el buen tiempo les acompañó en todo momento.

El Palacio de los Deportes de Huesca, junto al cerro, fue el punto de llegada de la Jorgeada.
El Palacio de los Deportes de Huesca fue el punto de llegada de la Jorgeada.
Verónica Lacasa

Los ochenta kilómetros que separan Zaragoza de Huesca suponen cada madrugada del 23 de abril un reto para las cada vez más personas que se animan a recorrerlos a pie. La Jorgeada sigue ganando adeptos y en su edición número 22 alcanzó el millar de personas. El buen tiempo, con temperaturas mínimas de seis grados, acompañó a los participantes en esta andada que organiza la asociación Os Andarines d’Aragón, con salida en el Palacio de la Aljafería y llegada al cerro de San Jorge de la capital oscense, donde se desarrollaron para poner el colofón la plantación de un árbol, la imposición de una pañoleta al patrón y una comida popular en el Palacio de los Deportes.

La Jorgeada comenzó a las 21.30 del sábado y los primeros en llegar a Huesca lo empezaron a hacer a media mañana después de alrededor de 14 horas de ruta. La mitad de los inscritos optó por el recorrido largo entre Zaragoza y Huesca, aunque también se presentaban alternativas con trazados desde Zuera (50 kms), San Jorge (27,5 kms), Almudévar hasta Huesca (18 kms) y otro más entre Zaragoza y San Juan de diez kilómetros. Un centenar de voluntarios hicieron más fáciles la noche y la madrugada con avituallamientos, masajes, servicios de ambulancias o transporte.

En la salida siempre se cuenta con una personalidad invitada, el Jorgeador, que en esta ocasión ha sido el atleta de montaña jaqués Daniel Osanz. Para algunos se trataba de la primera vez y otros acumulan varias Jorgeadas en sus piernas. Entre los primeros se encontraba el oscense Mario Escario, que además celebraba este 23 de abril su 50 cumpleaños. El estreno le dejó un grato sabor de boca, en especial la labor de la organización y de unos voluntarios "que se dejan la piel por ponérselo fácil a los que caminamos, es de admirar". Quería que este día fuese especia para él, "siempre los veía llegar aquí al cerro el día de San Jorge y me animé".

Ricardo Ibarra, de Zaragoza aunque residente en Madrid, también llevó a cabo su primera Jorgeada; sin embargo, no pudo terminar debido a una lesión y debió concluirla antes de llegar a Almudévar. Al mal tiempo, buena cara: "Temía que en una distancia tan larga, de 80 kilómetros, no estuviese todo bien marcado y me pudiese perder pero al contrario. Había mucho ambiente e incluso fiesta en los puntos de avituallamiento. Mucha gente implicada del pueblo. Me quedo con ganas de repetir los años venideros".

Por su parte, Diana Toro, colombiana que vive en Zaragoza, se vio sorprendida por la "dureza" de la Jorgeada. Deportista consumada, realizó los 30 primeros kilómetros entre Zaragoza y Huesca corriendo y después alternó la carrera y la andada. "Me lo he pasado muy bien y espero repetir el año que viene", deseó.

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