Esto es lo que hay
En la temporada 1999/2000, a caballo entre el siglo pasado y el presente, el Real Zaragoza llegó a la última jornada con opciones de llevarse la liga (de Primera División, claro). Con el recientemente fallecido Txetxu Rojo en el banquillo, los aragoneses completaron una temporada histórica en la que, tras la derrota en esa última fecha, acabaron cuartos. De los mejores de entre los mejores. Ese año, el Villarreal jugaba en Segunda División. Subió entonces a Primera para afrontar la que iba a ser su segunda temporada en la máxima categoría. Apenas era un equipo curtido en Segunda, en Segunda B y en Tercera que se asomaba a la elite del fútbol español. Sobre la trayectoria que han dibujado unos y otros desde entonces –especialmente en la última década– quizá sea mejor no ahondar.
Hoy, en este 2023 que empieza a andar, el Real Zaragoza con quien se mide de tú a tú es con el filial, con el segundo equipo de ese Villarreal que hace dos décadas era un clásico del fútbol modesto. Es duro, pero esto es lo que hay. Además de codearse con los mejores de España y Europa, el Villarreal acaba de completar la espectacular reforma de su viejo estadio de El Madrigal -ahora La Cerámica-, que se ha convertido en un coqueto y moderno coliseo. La Romareda, mientras tanto, sigue a la espera.
Se diga lo que se diga, el pasado apenas mete goles. Este equipo lo sabe bien ya que lo ha podido comprobar en los últimos diez años. Así que hay que asumir que el Real Zaragoza esta tarde juega contra el Villarreal B, equipo que además le precede en la clasificación. Y que necesita los tres puntos para no elevar el nivel de alerta de un posible descenso a la tercera categoría nacional. Lo dicho, es lo que hay.
