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Adiós a ‘Polvorilla’, elegante técnico

Chechu Rojo fue al frente del Real Zaragoza un entrenador capaz de de afrontar una rueda de prensa encendido, locuaz y agresivo, y de mutar al ser más reflexivo, cabal y amable en las distancias cortas.

Chechu Rojo, siempre impecable, en la banda de La Romareda.
Chechu Rojo, siempre impecable, en la banda de La Romareda.
Guillermo Mestre

Se ha muerto ‘Polvorilla’. Así lo conocían en Bilbao desde crío, cuando con 18 años comenzó a jugar con el ‘11’ del Athletic que heredaba de otro mítico, Agustín ‘Piru’ Gainza. El apelativo, puesto por sus veteranos compañeros de vestuario en aquellos años 60, aludió siempre a su carácter impetuoso, a su verbo directo y con apariencias de farute, lo que, siendo del corazón de Bilbao capital, del barrio de Begoña, a muchos les cuadraba... engañosamente. No era así, aunque sus poses públicas en el desempeño de su trabajo como entrenador emitieran falsos indicios sobre su talante.

El recuerdo del Rojo es para añorarlo. Fueron dos años y medio al frente del Real Zaragoza, en las temporadas que hicieron de bisagra en el cambio del siglo XX y el XXI. Fue una persona elegante en la más extensa acepción del adjetivo. Un tipo detallista, capaz de afrontar una rueda de prensa encendido, locuaz y agresivo, y de mutar al ser más reflexivo, cabal y amable en las distancias cortas... con quien él consideraba que debía serlo por sentir día a día un respeto mutuo. Sabía distinguir muy bien los momentos, las personas, las actitudes a tomar.

Las pretemporadas en Holanda fueron un ejemplo de dedicación, comprensión, cercanía, sentido común. Dirigió a un equipo que llamaba la atención por su solvencia (Milosevic, Juanele, Acuña, los internacionales José Ignacio, Paco Jémez, Marcos Vales...) más que por su plasticidad. El día a día en su domicilio, el Gran Hotel, fue una clase magistral constante de accesibilidad. Igual que se batía a cara descubierta en sus comparecencias ante los medios, atendía siempre con educación cualquier llamada. De Zaragoza se marchó con un abrazo y un detalle personal a sus amigos. Que no fueron pocos. El Real Zaragoza pierde otra de sus referencias modernas de los buenos tiempos en lo más alto, cada vez más lejanos y ansiados. Ya estará reunido con Violeta, con Zalba, con Antic... Descansa en paz, Chechu. 

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