'GEO: Más allá del límite': empotrados en un cuerpo de élite

Disponible en Amazon Prime Video, se adentra en el curso de formación de los aspirantes a esta unidad policial

Fotograma de la serie 'GEO: Más allá del límite'.
Fotograma de la serie 'GEO: Más allá del límite'.
EP

"Tenemos una luna maravillosa hoy. Es un privilegio estar aquí. Se lo agradezco a todos", dice el inspector Pelayo, mientras un centenar de hombres en bañador, sumergidos en las heladas aguas del Tajo, tiritan de frío. No hay trampa ni cartón. El vaho que sale de las bocas de los cien aspirantes a entrar en los GEO y la tenue luz que se filtra entre los árboles da a la estampa un toque onírico; los cuerpos temblorosos, en cambio, llevan al espectador al mismísimo infierno.

Es la primera de las muchas zambullidas en el río a las que estos cien candidatos se verán sometidos en los siete meses y medio que el grupo pasará en este curso de formación para acceder a los GEO. "El Tajo decide", afirman con desparpajo sus encargados. Así comienza 'GEO: Más allá del límite', una serie documental grabada en los diferentes enclaves que el Grupo Especial de Operaciones utiliza para formar a sus potenciales miembros. Este cuerpo de élite de la Policía Nacional se creó en 1978 para luchar contra el terrorismo y opera ahora también contra el narcotráfico y el crimen organizado. Un equipo de treinta personas, bajo la batuta del director David Miralles, ha estado grabando estas treinta semanas de pruebas y convivencia para dar forma a una serie documental producida por Buendía Estudios, ya disponible en Amazon Prime Video.

Cruda, ágil y real, de 'GEO: Más allá del límite' sorprenden las potentes pruebas físicas a las que los aspirantes deben someterse. Desde las largas caminatas con kilos de material en la mochila, hasta mantener, con los brazos en alto, el peso de lanchas neumáticas llenas de agua, pasando por el traslado de enormes troncos de árbol, los combates de boxeo, las pruebas de hipotermia leve, el hambre, las madrugadas en pie -"les hacen reflexionar mucho", dice uno de los instructores- o, directamente, las noches sin dormir, mientras 'Europa', la película de Lars von Trier, se proyecta hasta dos veces, como castigo por quienes han sucumbido al sueño.

"El gran misterio para ser GEO es desearlo de corazón y admitir las ventajas e inconvenientes que supone formar parte del cuerpo"

Decía el inspector Pelayo y jefe del curso en la rueda de prensa de la serie que "el gran misterio para ser GEO es desearlo de corazón y admitir las ventajas e inconvenientes que supone formar parte del cuerpo". Su función precisamente es esa: "Ayudarles a saber si es realmente lo que quieren". "Desde el primer momento, se les impone un ritmo frenético. Deben notar la presión, el pie en el cuello y que piensen que todo va a ir a peor. Si es así, es que yo estoy haciendo bien mi trabajo", señala, en el primer episodio, uno de los instructores.

Lo cierto es que las secuencias, con la cámara moviéndose libremente por los entrenamientos, tienen una enorme fuerza y solo cuando los instructores y los aspirantes se dirigen a cámara se rompe la cuarta pared. Y como en el ejército, los mensajes que se trasladan al espectador son básicos pero efectivos. "La obediencia debida es uno de los valores básicos de la Policía Nacional. En una unidad táctica, esto se lleva más a rajatabla", expone el inspector Pelayo. "Aquí no hay nadie que vaya a una operación solo, de manera individual. Todos son piezas de un engranaje", apunta un subinspector. Se observa en el segundo chapuzón en el río, cuando los agentes empiezan a ver a sus compañeros no solo como competencia sino también como alguien que les puede proporcionar calor. "No se trata de improvisar, un GEO debe dar una respuesta inmediata y urgente y para eso hay un entrenamiento previo, físico, psicológico y táctico", sostiene Javier Daniel Nogueroles, comisario principal y jefe de los GEO.

Códigos de ficción

Pero de 'GEO: Más allá del límite' destacan también los valores de producción de un documental que se sale de la norma. "Es pura realidad", afirma David Miralles, su director. "Tiene un enfoque cercano a los códigos de ficción porque intentábamos colocarnos justo al otro lado de lo que se supone que es un 'reality'. No me gusta dirigir a la gente hacia una idea preconcebida, y en eso sí que se parece a una ficción, pero hemos podido rodar el día a día de los aspirantes y todo es absolutamente real", continúa.

En este sentido, aseguran que no ha habido límites. "El pacto fue que podíamos grabar todo el tiempo que quisiéramos. Hay cosas que tienen que ver con tácticas concretas que con Pelayo conveníamos en que no se podían mostrar, pero nunca nos han cortado ningún acceso a nada", explica Miralles. De las treinta semanas que duró la formación, rodaron 180 días, muchas veces en turnos de 16 y 18 horas y los primeros diez días "como ellos", en turnos de 24 horas.

La pandemia también sacudió el rodaje. "Fue difícil, pero por suerte éramos una burbuja. Ellos estaban haciendo el curso y nosotros estábamos empotrados en su día a día", reflexiona Miralles. En este sentido, dice el director que el gran reto fue integrar al equipo en esa realidad a la que no pertenecían, algo que hicieron con "cautela, respeto y honradez".

Asegura el inspector Pelayo que lo que más va a sorprender al espectador es que «se va a eliminar un cliché» y es el de que en este tipo de unidades lo principal es la potencia muscular y la fuerza física. "Se va a ver que lo importante es la fuerza mental, la capacidad mental de sufrimiento, resiliencia y aguante".

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