CURIOSIDADES DE LA BOTÁNICA

Malas hierbas (que en realidad no son tan malas)

Evitan la erosión, sostienen los suelos, aportan nutrientes y sirven de alimento. Las plantas que parecen sobrar en los cultivos son clave en los montes y roderas

Flores de la olivarda
Flores de la olivarda
Rickpellej

La organización ornitológica Seo/Birdlife ha impulsado una campaña para mantener los olivares sanos en diversas zonas de España. Y señala a las plantas como clave para mantener a raya las plagas, favorecer la polinización y mejorar los suelos. En su documento ‘Buenas malas hierbas’, da un buen repaso a distintas plantas que son valiosas por sus propiedades medicinales o por servir de alimento para personas y animales. Y, entre ellas, destacan las que mejoran el ecosistema con su sola presencia.

En concreto, son cinco las plantas que encontramos también en suelo aragonés y que aportan una ayuda impagable. Por ejemplo, la olivarda (‘‘Dittrichia viscosa’). Es una de nuestras plantas favoritas porque es muy fácil verla en los caminos a las afueras de Zaragoza (ocupan terraplenes en los pinares de Torrero, por ejemplo). Florece en septiembre, cuando ya el campo parece haberse agotado, y con sus raíces ayuda a sostener suelos.

Otras ayudan a dar alimento a los terrenos. Es el caso del japito (‘Trifolium angostifolium’), la bulomaga (‘Ononis repens’), la mielga (‘Medicago lupulina’) o la guija (‘Lathyrus tuberosus’). Las cuatro son de la familia de las leguminosas, muy importantes en el reino vegetal porque son las únicas capaces de fijar en el terreno el nitrógeno del aire. Ese compuesto, tan importante para la nutrición de las plantas, se da en la atmósfera, pero no en el suelo. Y son las leguminosas, gracias a las bacterias de sus raíces, las que lo aportan.

En general, son muy buenas para el campo las crucíferas, como la rabaniza blanca, la mostaza blanca, gamones y gamoncillos... Son plantas que crecen rápidamente con las primeras lluvias y que fructifican con facilidad para morir después. Ese rápido ciclo de vida ayuda a contener la erosión del terreno y aporta alimento al suelo gracias a toda la materia orgánica que se descompone después.

Sin olvidar, claro está, a que la mayoría son importantes para los polinizadores. Es el caso de la linaria (‘Linaria spartea’), un auténtico manjar para las abejas.

ALGUNAS (BUENAS) MALAS HIERBAS

Mostaza blanca
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Mostaza blanca

Las crucíferas como la ‘Sinapsis alba’ descompactan los suelos, evitan la erosión y aportan grandes cantidades de materia orgánica. También aportan buen alimento a los polinizadores.

Rabaniza
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Rabaniza

La ‘Diplotaxis erucoides’ abunda en descampados y terrenos arvenses. Ayuda a evitar la erosión del suelo, su materia orgánica aporta alimento y en muchos lugares es comestible.

Linaria
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Linaria

En Aragón se da en zonas del Moncayo, valle del Pidra y Sierra de Albarracín. Es muy apreciada por las abejas, por lo que su desarrollo puede tener fines apícolas.

Jopito
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Jopito

El nitrógeno, tan necesario para las plantas, abunda en el aire, pero no en el suelo. Plantas como el ‘Trifolium angostifolium’, de la familia de las leguminosas, ayuda a fijar el nitrógeno en el terreno gracias a sus raíces especiales.

Olivarda
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Olivarda

La ‘Dittrichia viscosa’ ocupa terrenos muy deteriorados y ayuda a evitar la erosión. Podemos verla en roderas cerca de la ciudad y su floración tardía alimenta a los polinizadores. Sus hojas dan cobijo a un depredador de la mosca del olivo.

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