CURIOSIDADES DE LA BOTÁNICA

La doble vida de la olivarda

Esta planta, que crece de manera silvestre en descampados y terrenos, ayuda a controlar las plagas y es hogar de decenas de insectos

Flores de la olivarda
Flores de la olivarda
Rickpellej

Vistosa. La olivarda (Dittrichia viscosa) es una de las plantas favoritas de muchos andarines que disfrutan paseando por los alrededores de la ciudad. Es una especie que ha colonizado las laderas y en otoño llena de colorido el camino con sus luminosas flores amarillas. Pero la olivarda no solo es una vistosa planta silvestre, sino que también se ha revelado como una especie de alto valor medioambiental. Entre sus hojas completa todo el ciclo biológico el chinche verde (Macrolophus caliginous), que ayuda a combatir las platas en cultivos como el tomate o la berenjena.

En las agallas que hace en sus tallos un tipo de mosca, pasan el invierno las avispillas parasitoides, que sirven para controlar las plagas de mosca blanca durante el verano. La planta, además, es muy generosa en polen y da alimento a los insectos cuando el resto de especies ya ha terminado su floración. A finales de enero es el momento perfecto para recolectar sus semillas y sembrarlas en el terreno. Los agricultores biológicos recomiendan hacer setos de olivarda alrededor del huerto para aprovechar sus virtudes.

Extrañas gestiones medioambientales

>> Arrasada. El Ayuntamiento de Zaragoza ha ajardinado un espacio natural a las afueras del barrio de La Paz. Lejos de haber aprovechado plantas silvestres que crecían ya en la explanada de manera natural, decidió raspar con al excavadora miles de metros cuadrados, entre ellos las laderas.

>> Mala decisión. En lugar de haber mantenido los macizos de olivarda, retama y bolina (en la imagen) , se ha optado por poner un riego por goteo y plantar hiedra. Esto supone tener que mantener una especie no autóctona y malgastar agua, cuando las especies silvestres se cuidaban por sí mismas.

>> Paisajismo. El Ayuntamiento ha demostrado que es capaz de ajardinar siguiendo los principios biológicos y por eso sorprende esta decisión. Hubiera sido mejor haber ampliado el pinar en lugar de colocar árboles decorativos y haber sembrado especies de la zona como lino, cardo yesquero o achicoria.

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