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Cajal y la misteriosa danza de las abejas

Botánicos aragoneses

Para sus trabajos, que revolucionaron las teorías y le valieron el Nobel de Medicina, se inspiró en los insectos.

Santiago Ramón y Cajal

>> Siglo XX. Hace poco más de cien años, en 1906, Santiago Ramón y Cajal (Petilla de Aragón, 1852-Madrid, 1934) recibió el Premio Nobel de Medicina por su extraordinaria aportación al estudio del sistema nervioso. Estos trabajos, que revolucionaron las teorías de la época, fueron llevados a cabo mediante el análisis de diferentes criaturas, entre ellas unas diminutas pero muy complejas: los insectos. En colaboración con el salmantino Domingo Sánchez, dedicó parte de sus trabajos a las abejas y analizó su microanatomía, comparándola con la de los seres humanos, hasta publicar en 1915 la monografía "Contribución al estudio de los centros nerviosos de los insectos". Sus investigaciones le llevarían a deducir que el sistema nervioso no era continuo, sino compuesto por neuronas que se comunicaban entre sí.

Pieza fundamental para entender las abejas

Como afirman José Mª de Jaime Lorén y José de Jaime Gómez en la obra "Aproximación a la historia de la apicultura aragonesa", los trabajos de Cajal también serán pieza fundamental para explicar la conducta de las abejas y "las sugestivas danzas que constituyen su verdadero lenguaje". En el proceso de comunicación de las abejas al bailar se encuentran las células nerviosas que estudió Cajal y sus estudios sirvieron para que otros, como el alemán Karl von Frisch, dedujeran que las abejas indican mediante movimientos cómo encontrar el polen más sabroso.