Un día después de la multitudinaria Ofrenda de Flores, la no menos popular aunque sí menos populosa Ofrenda de Frutos devuelve la expresión de fervor popular y alegría en honor de la Virgen del Pilar. Es una tradición que se articula en torno a las diferentes casas regionales españolas con sede en Zaragoza, que ofrecen a la Virgen una selección de lo mejor que ofrecen sus respectivas tierras en cuanto a alimentos. El número de oferentes suele llegar al millar y también llevan los trajes típicos de su región, como un modo de dar solemnidad al hecho y mostrar al mismo tiempo ese detalle de su cultura territorial.

Muchos de los alimentos provienen directamente de la cosecha, desde frutas a hortalizas, pero otros son procesados artesanalmente tomando como materias primas los productos de cada tierra o las recetas que se han transmitido de generación en generación en ese mismo entorno local de cada casa regional, y cuyo producto comparten con la Virgen del Pilar. El gesto no se queda en algo de cara a la galería, porque todos los productos se aprovechan, ya que van destinados a quienes más lo necesitan; se reparten por centros asistenciales de Zaragoza.

El recorrido es claramente céntrico. Empieza en la plaza de Santa Engracia y termina a las puertas de la basílica del Pilar. El trayecto, siendo solemne, está presidido por la alegría en forma de expresiones autóctonas de música y baile, que hacen de este paseo algo muy entretenido de ver y compartir. Comienza a las 11.00 de la mañana y se alarga normalmente unas tres horas, concluyendo justo a tiempo para que participantes y espectadores se dirijan a reponer fuerzas. Al igual que pasa con el día del Pilar, aunque con la lógica rebaja de un día que no es festivo en el calendario laboral, los restaurantes y bares del centro de la ciudad suelen estar hasta los topes con la Ofrenda de Frutos.