El 'show' de la atrevida Nathy Peluso enciende la noche zaragozana

La asistencia de público al escenario del Parque del Agua fue escasa para una fiesta de la talla de Independance.

La del domingo fue una noche de baile, aunque fuera sentados. Nathy Peluso caminó sobre sus botas negras lentamente encima del escenario del pabellón Príncipe Felipe. En el foso, el público grababa con sus móviles cómo su figura se detenía en el centro. Con paso firme y con una ovación la argentina se detuvo. Estaba a punto de estallar un espectáculo de baile, luces y sonido. Una puesta en escena de estrella.

El electrificante mono de Peluso fue el guante de sus contoneos, juegos de rodillas y rápidos movimientos combinados con una lenta seducción. Dejó volar la melena, igual que su mensaje para los zaragozanos: les deseó "magia", "amor" y les invitó a "gozar".

Concierto de Nathy Peluso en el Pilar 2021 en Zaragoza
Concierto de Nathy Peluso en el Pilar 2021 en Zaragoza
Francisco Jiménez

El público –el aforo era de 4.000, pero no se completó– llegó en busca de su música, esa mezcla de hip-hop, salsa, trap, rap o funk, entre otros ritmos fusionados con las raíces latinoamericanas de Peluso. "Tenemos las expectativas altísimas", reconocían María y Ana a las puertas del pabellón. "Nos sabemos alguna canción, pero es que venimos porque es un ‘show’", decían Tania e Isabel antes de entrar.

Interpretó 'Celebré', 'Sana sana', 'Buenos Aires' o 'La despedida'. Cualquier gesto de la argentina desataba la locura en la pista y en las gradas, igual daba que fuera el juego con una rosa o un molinillo con su pelo. Ella perreó, pero el público se tuvo que conformar con mover los brazos porque se veló porque todo el mundo se mantuviera sentado.

Por otro lado, el espacio acondicionado en el Parque del Agua, junto a la Noria Siria, no fue el adecuado para un evento del estilo Independance, de Los 40. A pesar de que el aforo próximo a las 5.000 localidades estaba todo reservado, escasamente se fue llenando hasta la tercera parte conforme avanzaba la noche. En el momento de iniciarse el concierto, que se prolongó hasta la media noche, apenas en unas cuantas filas junto al escenario ocupaban sus asientos. Sillas y gradas, por cierto, mojadas por la humedad de la noche, lo mismo que el césped. Una pena porque el llamado ‘niño prodigio’ de la electrónica, Varoc, dio una lección de como tienen que manejarse los mandos y los botones ante muy poca concurrencia. Después se fue animando algo con los siguientes dj, dentro de las limitaciones exigidas a rajatabla por la organización, y respetadas en todo momento, que impedían moverse de los asientos ni bailar, algo muy difícil de llevar con este tipo de música. 

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