Nathy Peluso, esa poeta callejera que escribía versos al gusto

La cantante actúa este domingo 10 de octubre en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza.

Nathy Peluso en una de sus últimas actuaciones.
Nathy Peluso en una de sus últimas actuaciones.
EFE

Una coleta alta mal hecha, de esas que se ponen para no mojarse el pelo en la ducha. De esas que no se sabe si está totalmente medida para dar cierta impresión o si es que realmente ha salido de casa con el tiempo justo. Y la mirada puesta en una máquina de escribir, de la que salían poemas rápidos basados en una palabra que le proponían los viandantes a cambio de la voluntad. De lo más retro.

Con su acento argentino y sus grandes aros de pendientes se presentaba como Natalia Peluso y se sentaba, junto a un madrileño, en el Rastro los domingos por la mañana y por las tardes en el Retiro, la plaza de San Idelfonso o la Puerta del Sol. Lo compaginaba con el trabajo en restaurantes o como asesora de baile.

Pasó de buscar la luz dominical de Madrid a ser alumbrada con focos en los escenarios de todo el mundo. Pasó de teclear la Olivetti con los dedos congelados durante nueve horas a que sus fans esperen ese mismo tiempo para verla actuar con los modelitos más arriesgados. Pasó de llamarse Natalia a ser Nathy Peluso, la cantante que este domingo se sube al escenario del Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza (a las 21.30), dentro de la programación de la Semana Cultural del Pilar 2021.

Era más de escribir que de cantar, como ella misma decía, que solo lo había probado en algún pasillo del Metro y en el Rastro, aunque las 'covers' empezaron a poblar su canal de Youtube. Pero en 2017 presentó 'Esmeralda', su primer disco, y después 'Corashe'. Así comenzó su trayectoria musical y ahora va de festival en festival, de gala en gala. Y en sus estanterías, cada vez más premios.

Nació en Buenos Aires, se crió en Alicante, empezó Comunicación Audiovisual en Murcia y despegó a la fama en la capital española, donde se mudó para cursar Teatro Físico en la Universidad Rey Juan Carlos. A pesar ser de la ‘crew’ de los ‘millennial’, de 1995, dice que no se reconoce con los de su generación, a los que tacha de regirse por modas efímeras.

Eso dice, pero es una diva de las redes sociales con 4,3 millones de seguidores en Instagram. En las fotos que comparte se asoman unos tatuajes, de los que se arrepiente. Que le tenía que haber hecho caso a su madre y no tintarse, dijo en una ocasión. Y también toma protagonismo en su vida la comida, esa misma que se aprecia en sus letras y videoclips.

Trae polémica, la última esta semana con ‘Ateo’, grabado en la catedral de Toledo junto a C-Tangana. Predilección por la música clásica y una madre de la fusión. Las melodías de sus raíces latinoamericanas caminan con el hip-hop, la salsa, el trap, el rap, el blues, el jazz, el funk o el soul, entre otros.

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