Un fallo eléctrico causó el incendio de Ateca en el que murieron un padre y su hijo de 14 años

La Guardia Civil de Zaragoza concluye que el fuego que se produjo el 12 de abril fue fortuito y no intencionado.

Un hombre de 50 años y su hijo de 14 han fallecido en el incendio.
Un hombre de 50 años y su hijo de 14 fallecieron  en el incendio.
Oliver Duch

El incendio que el pasado 12 de abril costó la vida a un hombre de 50 años y a su hijo de 14 en Ateca no fue intencionado, sino de carácter fortuito y causado por un fallo eléctrico. A esta conclusión han llegado los especialistas de la Guardia Civil que han investigado el trágico suceso. Las víctimas vivían en un unifamiliar que fue pasto de las llamas de una forma tan rápida que los servicios de emergencia no pudieron hacer nada por sus vidas. 

El aviso se recibió en Emergencias 112 a las 7.25, cuando un vecino indicó que había fuego en una vivienda del paseo del Prado. Los primeros en llegar al lugar fueron agentes de la Policía Local y del cuartel de la Guardia Civil de la localidad, aunque algunos familiares de las víctimas que residen en las casas adyacentes ya estaban allí intentando socorrer a padre e hijo. De hecho, pudieron rescatar el cuerpo del padre, José Blasco Alcain, que ya estaba fallecido en la planta baja, pero el espeso humo hizo que no lograran acceder a la habitación donde se encontraba el menor, de nombre Aitor, hasta que no llegaron los efectivos de Bomberos de la Diputación Provincial de Zaragoza, desplazados desde los parques de Calatayud y La Almunia. También se personaron miembros de Protección Civil de Calatayud y sanitarios del 061.

Parece que el fuego se inició en la entrada del domicilio. Afectó a toda la primera planta y fue especialmente virulento en el salón. Desde el principio se barajó como posible causa del incendio un fallo eléctrico, hipótesis que ahora se habría confirmado. Antes de las 9.30 las llamas ya habían sido sofocadas, aunque los bomberos permanecieron en el lugar hasta las 11.00 como medida de prevención.

Muy conocidos en el pueblo

A lo largo de la mañana se personaron también en el unifamiliar agentes de la policía judicial y de criminalística de la Guardia Civil, así como forenses y la autoridad judicial. El levantamiento de los cadáveres se realizó a las 12.50 y fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal, donde se les practicó la autopsia para concretar la causa de la muerte.

Tanto las dos víctimas como su familia eran muy conocidas en Ateca, localidad de unos 1.800 habitantes. Eran hijo y nieto de José Luis Blasco, alcalde del municipio entre 1979 y 1991. El padre había formado parte de la brigada municipal y trabajaba como albañil, mientras que su hijo estudiaba 3º de ESO en el instituto de la localidad, el IES Zaurín. Según afirmaron sus compañeros, era muy deportista, le gustaba practicar baloncesto y pádel, iba al gimnasio y también jugaba al ajedrez. Su intención era cursar el grado de Emergencia y Protección Civil para ser bombero forestal.

«En el pueblo estamos muy consternados, ha sido una auténtica pena lo ocurrido», reconocía ese día el alcalde, Ramón Cristóbal, que también fue de los primeros en llegar a la vivienda y que destacó «el denso humo que salía».

El dolor por lo ocurrido también fue palpable en el instituto. Allí, todos los alumnos y el claustro de profesores, visiblemente afectados, realizaron un minuto de silencio antes del recreo y se leyó una poesía. Los maestros fueron los que dieron la triste noticia. Además, el club Escuela Fútbol Base Ateca suspendió los tres partidos que sus equipos tenían programados para este fin de semana.

La vivienda incendiada se encuentra justo a las afueras de la localidad en la N-II en dirección a Bubierca y ocupa, junto a otras tres en las que habita el resto de la familia, una finca conocida como El Vergel, que tiempo atrás albergó un área de servicio. La casa siniestrada, según contaron los vecinos, había sido principalmente construida por José y de hecho en el exterior, ahora ennegrecido, especialmente alrededor de las ventanas y la puerta, se podía observar que aún faltaban detalles por terminar.

Después de que el pleno del Ayuntamiento hiciese oficial los tres días de luto oficial, entre 250 y 300 personas, según estimó el alcalde, se concentraron en la plaza de España. «Ha sido una manera de mostrar el sentimiento de dolor que hay en la localidad», explicaba el primer edil. Se guardó un minuto de silencio y, antes, Ramón Cristóbal quiso «manifestar nuestro apoyo y nuestro más sentido pésame a los familiares». «Eran dos vecinos y amigos conocidos por todo el mundo, con ellos nos cruzábamos todos los días», comentó. El acto finalizó con un emotivo aplauso.

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