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Nueva agrupación vecinal para "defender lo bueno" del barrio del Gancho en Zaragoza

Vive El Gancho pide reuniones con el gobierno y los grupos municipales y una solución para la reokupación de edificios expropiados. 

La calle de Ramón Pignatelli, en el Casco Histórico de Zaragoza.
La calle de Ramón Pignatelli, en el Casco Histórico de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Los vecinos del Gancho de Zaragoza han creado una nueva agrupación para defender los intereses del barrio. Bajo el nombre Vive El Gancho pretenden continuar denunciando la degradación que desde hace años sufre esta zona de la ciudad y luchar por ponerle fin, pero también "defender lo bueno" y participar en las actividades del día a día. Se trata, según indican desde la propia entidad, de un "espacio comunitario" mediante la que pretenden dar voz a ciudadanos "de todos los colores políticos" y sociales. 

Su portavoz , Óscar Villanueva, explica que solicitarán reuniones con el gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza y con los representantes de los grupos municipales. "No solo nos vamos a centrar en lo malo, también queremos hacer cosas buenas para el barrio", recalca. 

Entre otras cuestiones, Villanueva cita, por ejemplo, la idea de recuperar la procesión de la Virgen de Boggiero, así como la intención de sumarse a la comisión de salud de San Pablo. "Actualmente somos seis personas, que ya nos conocíamos de antes, y el grupo de Facebook -que se creó hace alrededor de una semana- tiene más de 200 participantes", indica. 

Villanueva formó parte, como fundador, de la Plataforma de Afectados del Gancho y Pignatelli, pero lamenta que actualmente el colectivo "solo se dedica a denunciar" y, sin dejar de ser necesario, con Vive El Gancho se quiere ir más allá. 

No obstante, sí que cita como primera preocupación la reokupación de los inmuebles de la zona expropiados por el Ayuntamiento. Ha ocurrido recientemente, tal y como denunciaron desde la mencionada plataforma, en el edificio situado a la altura del número 6 de la calle de Agustina de Aragón, que fue okupado íntegramente apenas diez días antes de que el Consistorio diese a conocer la expropiación. 

Sobre esto, Villanueva alerta de que, a su juicio, anunciar las expropiaciones con antelación es contraproducente. "Con tanto a anuncio hay muchos que optan por entrar para que luego se vean obligados a darles una vivienda social", dice.

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