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Un policía de paisano recibe una paliza al evitar que una banda linche a dos jóvenes en Zaragoza

Los testigos aseguran que serían al menos diez personas las que agredieron a las víctimas en pleno centro de Zaragoza. Por el momento, la Policía ha detenido a cinco.

Un coche de la Policía Nacional
Un coche de la Policía Nacional
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Un policía nacional de paisano sufrió el pasado fin de semana una paliza en pleno centro de Zaragoza al tratar de evitar que un grupo de al menos diez personas linchara a dos jóvenes a la salida de una discoteca. El agente, que caminaba tranquilamente por la calle, vio a las víctimas sangrando en el suelo y de inmediato se identificó con su placa como agente de la autoridad. Pero aquello no hizo que los agresores se amedrentaran. Todo lo contrario, varios de ellos la tomaron con él y empezaron a propinarle también golpes y patadas.

Los hechos se produjeron sobre las 6.40 del domingo, día 11, a la altura del número 47 del Camino de Las Torres. La persona que acompañaba al policía se asustó mucho, pero llamó enseguida a la central del 091 para dar cuenta de lo que estaba sucediendo. No tardaron en presentarse allí varios coches patrullas que se encontraban de servicio por la zona. Nada más bajar del vehículo, los agentes se encontraron tanto a su compañero como a los otros dos jóvenes a los que este había tratado de defender tirados en el suelo “semi inconscientes y sangrando por distintas partes del rostro”, lo que trasladaron a la emisora para que enviara varias ambulancias.

La persona que acompañaba al policía herido explicó a los agentes que este había mostrado su placa y carné profesional para intentar mediar entre las partes. Y siendo conscientes de su condición de agente de la autoridad, los agresores se abalanzaron sobre él. Al ver llegar al primer coche oficial con indicativos luminosos y acústicos, todos salieron corriendo. Sin embargo, varios testigos facilitaron a los funcionarios información muy valiosa para localizarlos. Según estos, se trataba de personas de origen latino en su mayoría. También les contaron que uno de ellos vestía de negro y llevaba el pelo "a lo afro", mientras que otro llevaba puesta una chaqueta "tipo plumas" de color blanco y pantalón vaquero. Como dato significativo, recordaron también que un varón que tenía un tatuaje había huido con una chica vestida de oscuro.

Los agresores habían salido corriendo en dirección hacia la calle de Uncastillo, por lo que varias patrullas fueron hacia allí. Y a la altura de la esquina de esta con la avenida de Cesáreo Alierta, se cruzaron con varios jóvenes de las características descritas por los testigos de la paliza y con la ropa manchada de sangre. La Policía identificó poco después a otro sospechoso en las inmediaciones, en concreto, al joven que vestía un plumífero blanco, quien tenía también el pantalón manchado de sangre. Al preguntarle si había participado en una pelea, dio tres versiones contradictorias.

Finalmente, la Policía logró detener a cinco de los implicados en los hechos. Según ha podido saber HERALDO, se trata de Osmy O. A. (19 años), Rocío P. J. (23) y tres menores: dos de 16 años y uno de 17. Los investigados son nacidos en España, Nicaragua y Argentina. Los más jóvenes fueros puestos a disposición de la Fiscalía de Menores, mientras que Rocío quedó en libertad y Osmy fue enviado a prisión provisional como solicitaron el fiscal y el abogado del funcionario, Marco Antonio Navarro. La Policía Nacional trata de aclarar ahora si están vinculados a alguna banda latina.

Le rompieron una lámpara en la cara

Según las primeras pesquisas, los dos jóvenes a los que atacó el grupo de unos diez individuos salían de la discoteca Green y se dirigían a coger un taxi. En ese momento, se dieron cuenta de que los estaban siguiendo, por lo que se volvieron y comprobaron que se trataba de personas a las "no conocían de nada". Tras los insultos, llegaron los primeros golpes. Según narró a los agentes una de las víctimas, uno de los agresores llegó a coger una lámpara que había junto a un contenedor y se la rompió en la cara. Acto seguido, tiraron al suelo a los dos amigos y empezaron a darlos puñetazos y patadas.

Fue en ese preciso momento cuando apareció el policía nacional de paisano, al que el joven que tenía el pelo "a lo afro" le propinó un primer derechazo directo al rostro que le hizo caer también al suelo. El resto del grupo aprovechó también esa circunstancia para patearlo. Cuando llegaron sus compañeros, el agente tenía el rostro muy hinchado y sangraba de forma abundante. De hecho, debido a la gravedad de las lesiones, llegó a sufrir un desmayo.

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