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La compleja supervivencia de los suelos de mosaico hidráulico en Zaragoza

Proliferaron en las décadas de 1930 y 1940, pero años más tarde se cubrieron con laminados de plástico. Algunos comercios históricos aún presumen de bellísimos suelos de baldosas hidráulicas.

Las baldosas de Lencería San Antonio, Quiteria Martín y Redondo.
Las baldosas de Lencería San Antonio, Quiteria Martín y Redondo.
C. P. B.

Los hay en algunos comercios centenarios del corazón de Zaragoza. También en los patios de muchas casas construidas hace un siglo. Antes abundaban en casas particulares, si bien el pragmatismo ha hecho que su supervivencia sea todo un desafío. Las baldosas hidráulicas que reinaban en los suelos de Zaragoza están desapareciendo, pero aún quedan bellísimos ejemplos que se pueden disfrutar.

"La verdad es que el suelo hidráulico en Zaragoza no ha sido tan frecuente como en otras ciudades como Teruel, más influenciada por el litoral. Aquí se utilizaba mucho a principios del siglo XX y más o menos hasta los años 70 cuando se impuso el conglomerado de granito y madera", explica la interiorista Ruth Barranco. El drama es que su costoso mantenimiento propició que muchas baldosas hidráulicas originales se fueran cubriendo con el paso de los años con laminados de plástico, pergo o, incluso, moquetas, que juzgaron más prácticas aunque taparan también parte del pasado y el patrimonio de la ciudad.

Algunos de los diseños de la sede de HERALDO en Independencia, 29.
Algunos de los diseños de la sede de HERALDO en Independencia, 29.
C. P. B.

"El suelo es el original de la tienda. Los mostradores de madera y los aparadores, también. Apenas hemos tocado nada", explica Marta Colás, responsable de Lencería San Antonio, a la altura del número 21 de San Vicente de Paúl. Con sus techos altísimos y unos aparadores de época, las baldosas hidráulicas del establecimiento brillan con luz propia, "a pesar de que hay alguna un poco picada por el paso de los años". No obstante, el 99% están en perfecto estado de revista y no hay piezas sueltas ni ninguna fuera de nivel. El edificio de la mercería fue proyectado por Regino Borobio y José Beltrán en 1940, que son los años en los que este tipo de pavimento se afianzó a orillas del Ebro.

El arquitecto especialista en Patrimonio Alberto Sánchez apunta que en tiempos hubo numerosas fábricas de este tipo de baldosines en localidades de la ribera del Jalón, cuyas arcillas se consideraban aptas para hacer losetas y otro tipo de pavimentos. El baldosín de Ariza, por ejemplo, figuró en numerosas memorias de materiales en la época, y también tenían fama los que se manufacturaban en Alhama de Aragón, en Arcos de Jalón o Santa María de la Huerta, ya en la provincia de Soria.

 "Hay que diferenciar, no obstante, entre las baldosas hidráulicas y la técnica del mosaico de Nolla", advierte Sánchez, anotando que las baldosas tienen diseños incrustados al fuego y las piezas del mosaico suelen ser más pequeñas y monocromas, aunque ofrecen multitud de posibles combinaciones con sus colores y formas que permiten elaborar suelos de gran complejidad.

Los cuidados suelos de la tienda de complementos Redondo.
Los cuidados suelos de la tienda de complementos Redondo.
Heraldo

Muchos comercios clásicos de Zaragoza disponían también de este tipo de suelo, pero se fue cambiando por pavimento más sencillo o se perdieron en las sucesivas reformas. Hay otros establecimientos que echaron la persiana (Ferretería Aragonesa, Canudo o la Reina de las Tintas, que era de tarima de madera), pero que los comerciantes recuerdan que tenían "baldosas y teselas".

En la tienda de complementos Redondo, en la esquina de San Miguel con la calle Jerónimo Blancas, también presumen de un suelo de época, al nivel de los aparadores, muebles e, incluso, radiadores del resto del comercio ya centenario. "Hay algunas baldosas que están peor que otras, pero también cuentan la historia del local. Aquí, donde se ve una pieza un poco mellada, había antiguamente el anclaje de una puerta", comentan las propietarias. 

Carlos Calvo, al frente de la mítica Quitería Martín de La Magdalena.
Carlos Calvo, al frente de la mítica Quitería Martín de La Magdalena.
C. P. B.

Este edificio de tres plantas se construyó en 1936 y su suelo hidráulico es un diseño con hojas de acanto en formación circular. El problema, en ocasiones, es encontrar reemplazo para algunas de estas piezas cuando se parten o se estropean por tener demasiados poros. Existen, no obstante, un par de empresas especializadas en el levante español que se desplazan por toda la península procurando una buena restauración para este tipo de materiales.

"A nivel privado apenas me he encontrado con suelos hidráulicos en viviendas, a pesar de que he reformado casas desde el paseo de Sagasta, pasando por Ruiseñores, el Casco o la calle del Doctor Palomar", comenta Barranco, conocedora de que en el entorno de San Vicente de Paúl debieron proliferar este tipo de suelos, como es el caso de la tradicional Quiteria Martín de la calle Mayor. "El suelo es el original del edificio, que se levantó poco después de acabar la Guerra Civil", explica Carlos Calvo, el responsable de este comercio de La Magdalena, en el que llegó a despachar dulces y revistas la mismísima Pilar Lorengar. "Es cierto que antes por este barrio había muchos suelos parecidos, pero parece que se van extinguiendo, cada año que pasa se ven menos", aprecia Calvo.

Un mosaico en mármol del interior de un edificio en la plaza de los Sitios.
Un mosaico en mármol del interior de un edificio en la plaza de los Sitios.
R. B.

"Curiosamente hace poco sí me topé con un hidráulico en zona de Vía Hispanidad", añade Barranco, que considera más frecuente en Zaragoza hallar pequeñas joyas de marquetería, "que los clientes a menudo quieren sustituir por suelos más modernos", afirma la interiorista. Entre sus preferidos, por cierto, figura un mosaico algo más antiguo (recuperado del edificio original de 1908), facturado en mármol y ubicado en la plaza de los Sitios.

La expansión del mosaico hidráulico duraría hasta bien entrados la década de 1960, cuando comenzó a imponerse el conglomerado de granito que aún se ve en muchas casas. No obstante, aún pervive en muchas casas que urgen reforma en los barrios consolidados o en arterias como el paseo de Pamplona, en un vivienda del año 1945 que puede verse en el portal inmobiliario Idealista. 

Detalle de uno de los suelos de la redacción de HERALDO, en Independencia 29.
Detalle de uno de los suelos de la redacción de HERALDO, en Independencia 29.
Heraldo

Ni qué decir tiene que casas solariegas o edificios patrimoniales como el palacio de Larrinaga o Casa Solans también los tiene bellísimas composiciones con mosaicos, algunas de cuyas ideas trajo el arquitecto Miguel Ángel Navarro que estudió a primeros del siglo XX en Barcelona. 

También en varias plantas de la sede de HERALDO DE ARAGÓN, en el paseo de la Independencia 29, se conservan suelos de mosaico de gran valor y belleza. La redacción se trasladó del Coso al paseo en mayo de 1931, a un edificio proyectado por Teodoro Ríos, que cuidó con mimo todos los detalles del palomar, las cristaleras y los suelos de mosaico que mantienen su lustre casi cien años después.

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