sucesos

Un policía de Zaragoza salva a una nonagenaria de morir atragantada en su fiesta de cumpleaños

El funcionario del CNP se encontraba con compañeros comiendo en un restaurante de Calatayud cuando tuvo que intervenir. 

Cristian Aventín, policía nacional de la Jefatura Superior de Policía de Aragón.
Cristian Aventín, policía nacional de la Jefatura Superior de Policía de Aragón.
Heraldo

Cristian Aventín, policía nacional de Zaragoza perteneciente a la plantilla de la Jefatura Superior de Aragón, salvó la vida este sábado a una anciana de 95 años que se atragantó cuando se encontraba celebrando su cumpleaños con la familia en un restaurante de Calatayud. 

El funcionario, que en ese momento estaba fuera de servicio, relevó a una sanitaria que estaba practicando a la nonagenaria la maniobra de Heimlich y entre los dos lograron el objetivo de que lograra expulsar la comida que le impedía respirar. No obstante, el primero en intervenir fue otro comensal que se brindó enseguida a prestar ayuda, pero que desconocía cómo se practica la mencionaba maniobra. 

El agente Aventín, cuya imagen es conocida públicamente porque ejerce tareas de portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Aragón ante los medios de comunicación, estaba en Calatayud ya que también tenía que  actuar como delegado de Policía Nacional en la plaza de toros, en el último festejo incluido en la programación de las Fiestas en honor de la Virgen de la Peña que, por cierto, tuvo que ser suspendido en el tercer toro. 

Como él mismo explica había acudido con otros compañeros al restaurante Marivella a comer cuando empezaron a oír gritos. "Al principio pensamos que era una fiesta, pero enseguida nos dimos cuenta de que estaba pasando algo grave", señala. .

La anciana estaba celebrando su 95 cumpleaños en familia cuando se atragantó. Primero acudió en su ayuda un joven comensal y enseguida se presentó una profesional sanitaria que estaba también comiendo. La mujer le prestó los primeros auxilios, que en estos casos consisten fundamentalmente en aplicar la conocida como maniobra de Heimlich. Es decir, en situarse detrás de la persona afectada, colocar el puño cerrado entre el tórax y el abdomen y, ayudándose con la otra mano, presionar fuerte y hacia arriba.

Sin embargo, no surtió efecto al principio, la anciana se desvaneció y cayó con todo el peso y la profesional sanitaria se quedó sin fuerzas para seguir presionando. Cristian Aventín le dio el relevo y, al final, la mujer comenzó a expulsar la comida. Una ambulancia se la llevó instantes después a un centro sanitario y, felizmente, por la noche recibió el alta,  

Esta es la segunda vez en apenas diez días que un policía nacional de Zaragoza salva la vida a otra persona estando libre de servicio. Ocurrió la semana pasada en el tren AVE que hacía el trayecto Madrid-Zaragoza. En este caso, el agente sabía utilizar el desfibrilador de la estación de Atocha y logró reanimar al afectado.  

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