Los georgianos que asaltaban pisos en Las Fuentes marcaban las puertas con un hilo de pegamento

La detención y envió a prisión de la banda fue posible gracias al aviso de un vecino, que vio las marcas en su edificio.

Ganzúas y cartas de póquer para abrir las puertas.
Ganzúas y cartas de póquer para abrir las puertas.
Policía Nacional

La capital aragonesa se ha convertido en parada habitual para las bandas itinerantes especializadas en desvalijar viviendas. Sobre todo en verano, cuando muchos zaragozanos pasan las vacaciones fuera y las organizaciones criminales aprovechan para colarse en sus domicilios. Como informó HERALDO, la Policía Nacional detuvo el pasado domingo a cuatro hombres de origen georgiano de edades comprendidas entre los 33 y 44 años como presuntos integrantes de una de estas tramas. Y los cuatro acabaron en prisión. Lo que este jueves reveló la Jefatura Superior fue el método al que recurrían para marcar los pisos y saber si había alguien dentro: un hilo de pegamento en la puerta.

Según fuentes oficiales, el arresto de los delincuentes fue posible gracias a la colaboración ciudadana. En concreto, al ‘olfato’ de un vecino de un edificio de la calle del Compromiso de Caspe, quien al acceder a su vivienda se percató de que habían colocado una de estas trampas o testigos. Los agentes del Grupo de Policía Judicial que se desplazaron al inmueble constataron que los asaltantes habían marcado su vivienda. Pero no era la única, ya que al inspeccionar el resto de rellanos vieron que en todos los pisos de sus vecinos había hilos de pegamento. Y no solo eso, también estaban marcadas las viviendas de otros cinco portales de esa misma calle, por lo que los investigadores establecieron un dispositivo especial para detectar a los sospechosos. Gracias a ello, el domingo observaron cómo dos hombres se acercaban a uno de los portales y se servían de algún plástico o cartón para acceder a su interior mediante la técnica del ‘resbalón’.

Posteriormente, los agentes vieron aparecer a otros dos presuntos miembros del grupo y que uno de ellos se quedaba en las inmediaciones vigilando, mientras que su compinche accedía también al portal. Tras permanecer más de tres horas en el interior de una vivienda, los agentes vieron a los tres sospechosos salir del portal y dirigirse al compañero que vigilaba, momento en el que procedieron a interceptarlos para su identificación y registro.

Uno de los sospechosos arrojó rápidamente a una papelera un calcetín en cuyo interior los agentes encontraron joyas, un paquete de ganzúas y dos cartas de baraja de plástico. Al final, los cuatro acabaron en la prisión de Zuera.

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