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Una refugiada ucraniana en Zaragoza: "Para una madre sola, que trabaja y tiene hijos es imposible encontrar un alquiler"

Natasha Ivzhenko, con dos menores a su cargo, lleva cuatro meses buscando piso sin éxito.

La refugiada ucraniana Natasha Ivzhenko, este jueves en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
La refugiada ucraniana Natasha Ivzhenko, este jueves en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Ha cruzado fronteras huyendo de la guerra con dos niños pequeños en el coche y ahora se plantea volver a Ucrania porque no encuentra un piso de alquiler en Zaragoza. "Por lo menos, ahí tengo mi casa", afirma.

Es la situación que atraviesa la refugiada ucraniana Natasha Ivzhenko, de 39 años, que desde febrero lleva buscando sin éxito una vivienda. La decisión de venir a Aragón (en marzo de 2022) estuvo motivada porque unos amigos zaragozanos le ofrecieron un trabajo y una casa en la que residir. "Sabía que iba a tener un techo, tres camas y un empleo para mantenernos. Son mi segunda familia. Todo lo que han hecho por mí en esta situación tan complicada no creo que la hiciera cualquiera, ni en Ucrania", relata esta mujer, que trabajaba en el departamento de exportación de una empresa de componentes para maquinaria agrícola antes de que Rusia invadiese su país. "También nos acompañó mi suegra. -continúa- Pero regresó en junio del año pasado porque no se pudo adaptar por el idioma; ahora vive con mi marido en Gostomel (a 15 kilómetros de Kiev)".

Natasha cuenta que, por temas familiares, sus amigos necesitan ahora el piso y también dice sentirse "incómoda" por vivir gratis teniendo un trabajo estable y una nómina. "Cada mes les llevo las facturas de gas, luz... y ellos las pagan. Nadie esperaba que la guerra fuera a durar tanto tiempo. En febrero empecé a buscar una vivienda para independizarme; lo que no pensaba es que iba a ser tan díficil. Si no la encuentro, me veo obligada a regresar a mi país", señala.

Las ayudas que recibe del Ayuntamiento de Zaragoza son la tarjeta de alimentación, el comedor para su hijo y el material escolar. Y al venir sola y sin paraguas de alguna ong, no está dentro del programa para refugiados (en el que se facilita una residencia). "He ido a Zaragoza Vivienda y me he apuntado al programa de vivienda social. Me advirtieron que siguiera buscando porque puede pasar uno o dos años. También fui a la Casa de las Culturas, tal y como me aconsejó la trabajadora social, pero tenían todos los pisos ocupados. En Accem me dijeron que no podían apuntarme al programa (de asilo) porque trabajo. Prefiero quedarme con el empleo y buscarme la vida yo", asegura.

"O no contestan o han encontrado a otro inquilino"

Fue entonces cuando Natasha inició la búsqueda a través de agencias inmobiliarias y propietarios. En cuatro meses le han dado cita para ver otros tantos pisos. "O no me contestan o dicen que han encontrado a otro inquilino. Ahora estoy esperando la respuesta de la gestoría y del dueño de un piso (reformado, pero sin muebles). A ver si tengo suerte, aunque continúo mirando. Con el tiempo que llevo no me fío de nada. Primero me dicen que el alquiler de un piso no debe superar el 30% de tu nómina. Después que solo tengo una nómina. Si mi marido estuviera conmigo creo que sería más fácil teniendo dos sueldos. Como estoy sola y tengo dos hijos, estoy en los últimos puestos de la fila", se lamenta.

Natasha con una camiseta con la silueta de su país.
Natasha con una camiseta con la silueta de su país.
Guillermo Mestre

Esta mujer señala que el hecho de ser refugiada no tiene nada que ver y que hay muchas mujeres en su misma situación. "Mi queja es por qué una madre sola que trabaja y tiene nómina no puede encontrar un piso de alquiler con sus hijos. Me escriben (a su cuenta de Instagram) mujeres que están separadas, con uno o varios hijos, buscan piso y no lo logran. Nadie nos quiere. Una trabajadora de una inmobiliaria me comentó que mi situación es de riesgo porque si mañana me quedo sin trabajo el propietario (de un inmueble) no me puede echar por ley por tener hijos menores. Le dije que esto le puede pasar a cualquiera. Para no tener problemas, la gente elige entre una opción con menos riesgo. Para una madre sola y con hijos es imposible encontrar un alquiler", remarca.

"Muchas veces la perciben como más vulnerable a perder el trabajo cuando ella tiene un empleo estable"

Por su parte, Celia Arroyo, fundadora de Augesis Psicoterapia (un centro de terapia especializado en problemas migratorios y que presta ayuda gratuita a refugiados ucranianos en España), resalta la "resiliencia" de Natasha (a la que atiende una vez a la semana por sky) y sí que advierte de que la condición de refugiada afecta a una madre soltera. "Muchas veces la perciben como más vulnerable a perder el trabajo cuando tiene un empleo estable. Esa es una de las razones por las que la gente no le quiere alquilar un piso. Es verdad que también los españoles tienen dificultades de acceso a la vivienda. Pero otras personas tienen una red de apoyo social: contactos, amigos, familia... No se van a quedar en la calle, mientras que ella no tiene eso", sostiene.

Asimismo, Arroyo señala que los ánimos de los refugiados ucranianos pierden fuerzas tras más de un año de guerra y empiezan a recibir presiones de sus familiares para volver a Ucrania. "Los focos se van apagando y se van desanimando. Hay muchos refugiados que se han vuelto porque la propia migración es una condición de estrés tan grande como estar en una guerra. A veces es más complicado integrase en otro país frente a dificultades como encontrar un piso cuando has cruzado cuatro fronteras y en situaciones en las que tu vida corría peligro", apunta, al tiempo que confía que Natasha no tenga que dejar Zaragoza. "Que se lo plantee por el piso me parece que como sociedad estamos fallando y, además, una persona que no nos cuesta dinero. En lugar de premiarlo", subraya. La escritora Rosa Montero, amiga de Arroyo, escribió hace unos días en su cuenta de Instagram un mensaje aludiendo a la situación de Natasha.

Texto de la cuenta de Rosa Montero en Instagram.
Texto de la cuenta de Rosa Montero en Instagram.
R. M.

Mientras, la aludida agradece la ayuda y los ánimos que ha recibido de los aragoneses. "Lo aprecio mucho", dice, y añade: "La gente te puede empatizar, pero no está en tu situación. No conoce lo profundo que tienes la herida".

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