Invasión rusa de Ucrania

Viaja en coche a Zaragoza con sus dos hijos y su suegra para huir de la guerra

La ucraniana Natasha Ivzhenko está haciendo más de mil kilómetros diarios para escapar de la invasión rusa.

Ivzhenko, durante su viaje a Zaragoza en coche
Ivzhenko, durante su viaje a Zaragoza en coche
Heraldo

Natasha Ivzhenko, refugiada ucraniana, viaja en coche a Zaragoza con sus dos hijos y su suegra huyendo del horror de la guerra. En las últimas etapas ha hecho más de mil kilómetros diarios, y hoy mismo espera llegar a última hora a la capital. "He estado en Zaragoza varias veces y tengo amigos que me han ofrecido un piso", contaba ayer, con los cascos puestos, mientras conducía, en el que era ya su tercer día de viaje.

Su intención era pasar de Polonia a Alemania y de ahí, a Francia, para posteriormente llegar a España. Los primeros días, recordó, no fueron nada fáciles, ya que "las tropas rusas y los grupos de sabotaje se extendían por toda la región de Kiev". Como medida de protección, llegaron incluso a pintar la palabra ‘niños’ en su coche para evitar ser atacados. "Tardamos mucho en salir de Ucrania por las barricadas. Nos revisaban constantemente los pasaportes y las maletas. En Polonia nos recibieron muy bien, nos dieron comida caliente y juguetes para mis hijos", explicó.

Tanto Victoria, de 12 años, como Víctor, de 7, se están portando "muy bien". "No quiero que tengan que dormir en un pasillo escuchando los sonidos de las bombas. Les dije que les iba a organizar unas vacaciones para que pudiesen descansar y dormir con tranquilidad", afirmó.

Su marido y parte de su familia han tenido que quedarse en Ucrania. Ella, en todo caso, tiene claro que volverá. "Esperaremos en España hasta que ganemos, por que estoy segura de que vamos a hacerlo. Cuando todo se calme regresaremos todos. Habrá que reconstruir mi patria", agregó.

Natasha vivía en Gostomel, a diez kilómetros de Kiev, cerca del aeropuerto militar que fue atacado en los primeros compases de la guerra. "Hui con mi marido y mis hijos el día 25. Pasamos una noche bajo los disparos y, al día siguiente por la mañana, fuimos a casa de unos parientes, a 50 kilómetros de la capital, donde terminamos estando 11 personas", relató desde las carreteras de Polonia.

Su suegra, además, perdió su casa y acudió a la suya, donde pudo sobrevivir gracias a un generador que les permitió preparar sopa y recargar la batería del móvil, antes de reencontrarse en el hogar que ha sido su refugio hasta hace unos días. "Se salvó gracias a uno de los corredores humanitarios. Ella y mi sobrino vinieron en mi coche. Nadie se esperaba que ocurriera lo que está pasando. Cuando por fin nos reunimos todos, pasamos unos días más en esta otra casa. Fue entonces cuando decidí sacar a ella y a mis hijos de Ucrania para salvar sus vidas y permanecer a salvo", comentó.

En los últimos días han estado durmiendo en hoteles. "Unos periodistas estadounidenses de Miami reservaron un apartamento para nosotros. Gracias a ellos pudimos dormir bien, con calefacción y agua caliente", dijo.

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