Refugiado colombiano de 63 años: "He tenido que empezar de cero a esta edad"

José Gilberto Rodríguez Hurtado llegó a España en noviembre de 2021 huyendo de un narcotraficante que le amenazó de muerte.

José Gilberto Rodríguez Hurtado relató hace días en el centro Joaquín Roncal de Zaragoza en unas jornadas de Accem
José Gilberto Rodríguez Hurtado relató hace días en el centro Joaquín Roncal de Zaragoza en unas jornadas de Accem
José Miguel Marco

Tras trabajar toda la vida en seguridad en su Colombia natal, y cuando empezaba a acariciar la jubilación, José Gilberto Rodríguez Huerta cuenta que un "narco y sus cuatro lavaperros"(guardaespaldas) se "encapricharon" con él en el aparcamiento del apartahotel que vigilaba por las noches en Cali. El "mafioso"no podía mover su coche porque un cliente se había llevado las llaves del que le obstaculizaba el paso y él se llevó la culpa.

"Dios me favoreció porque me podían haber botado allí mismo. He tenido que empezar de cero a los 63 años porque estaba marcando calaveras", resume tras una paliza y unas semanas en las que perdió el trabajo, recibió amenazas y se fue a vivir a otro barrio porque se sentía observado. No es la primera vez que huye de la violencia. Residía en Buenventura, conocido como el puerto de las desapariciones, y en 2008 decidió trasladarse a Cali.

A pesar de la dureza de su relato, se siente "bendecido"desde que cogió el avión en Bogotá y puso el pie en Santander en noviembre de 2021. Su destino era Zaragoza, donde se encuentran su exmujer y un nieto de 5 años que llegaron hace ya un tiempo. Mientras, su hijo de 26 años continúa en Colombia.

Ahora comparte habitación con un compatriota en la capital aragonesa en una residencia de la Fundación Apip-Acam. Antes de llegar aquí estuvo alojado en el albergue de Burbáguena de Accem ocho meses. Allí, a la gota que padece se sumó una diabetes que le "reventó"de una día para otro y le obliga a pincharse insulina. Recibió, agradece, "una atención de primera". 

"¿Qué voy a hacer? Hay que seguir viviendo y quiero traerme a mi hijo que sigue en Colombia porque allá no tiene ningún futuro"

El peor momento fue cuando acudió a la oficina de extranjería y, contra todo pronóstico, le denegaron la acogida y le sellaron el pasaporte: "Ponía que tenía 15 días para abandonar el país. No me lo podía creer". Con la ayuda del abogado de Accem lo ha recurrido y cuenta con un nuevo permiso de trabajo hasta febrero de 2024. Ha tenido una entrevista de trabajo y cruza los dedos para concluir: "¿Qué voy a hacer? Hay que seguir viviendo y quiero traerme a mi hijo porque allá no hay futuro".

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