tribunales

Un jubilado admite los abusos a una joven en una urbanización de Zaragoza

La víctima fue una joven que sustituía durante unos días a su madre en la portería.

El acusado, ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El acusado, ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Guillermo Mestre

La Audiencia de Zaragoza sentó ayer en el banquillo de los acusados a un jubilado de 75 años por abusar sexualmente de la joven que desempeñaba temporalmente las funciones de portera en su urbanización, hechos que a punto han estado de obligar a este hombre a buscarse otro lugar donde vivir. 

Porque, en este tipo de casos, le pena de prisión o multa acostumbra a llevar aparejada una medida de alejamiento. Sin embargo, el hecho de que Carlos C. Ñ. confesara la autoría del delito y pidiera perdón a la víctima facilitaron finalmente un acuerdo entre las partes. Y el encausado podrá seguir residiendo en el mismo domicilio.

Los abusos se produjeron sobre las 17.30 del 4 de agosto de 2021, cuando la denunciante llevaba apenas unos días sustituyendo a su madre en la portería de una urbanización de Vía Hispanidad. Aquella tarde, sin consentimiento de la joven, este vecino decidió abrazarla, proximidad que aprovechó para “refrotarse”. “Me voy porque me estoy poniendo cachondo”, llegó a decirle al oído.

El comportamiento de este vecino cogió completamente por sorpresa a la chica, que nerviosa se apresuró a llamar por teléfono a su madre para informarle de lo ocurrido. La mujer se puso a su vez en contacto con el presidente de la comunidad, que se fue a buscar al autor de los abusos para recriminarle su actitud. El hombre terminó pidiendo perdón de rodillas a la chica, pero ello no evitó que esta lo denunciara al día siguiente ante la Policía Nacional.

Tras el acuerdo alcanzado ayer, el magistrado presidente de la Sección Tercera dictó sentencia in voce. Y el castigo queda de la siguiente manera: el acusado tendrá que hacer frente a una multa de 2.700 euros e indemnizar a la víctima con otros mil. Sin embargo, solo le impone una medida de incomunicación, que no de alejamiento, por un periodo de tres años, por lo que podrá seguir viviendo en su casa incluso cuando la denunciante sustituya a su madre en la portería.

De la representación letrada de la chica se hizo cargo desde el primer momento el abogado Mario Diez Fernández a través de la asociación Justicia Poética, que asiste de forma gratuita ­a mujeres y menores víctimas de delitos contra la libertad sexual.

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