Juzgado por golpear, encerrar y amenazar a su pareja: "Si te vas será en un féretro"

Acusan a un hombre de 34 años de maltratar a la mujer, de 29, y dejarla encerrada en su casa de Zaragoza, de donde la rescató la Policía

El acusado, Pablo B. U., ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El acusado, Pablo B. U., ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Oliver Duch

"Si te vas será en un féretro y antes te enterraré en el jardín". Esta frase amenazante, seguida de un puñetazo en la cara, fue la que hizo que A. S. V., de 29 años, avisara a la Policía Nacional el 6 de julio de 2022 para que acudiera a rescatarla a una vivienda de la colonia de San Lamberto en Zaragoza donde la encerrado su pareja, Pablo B. U., de 34 años,

Se trataba, tal y como se describió este martes en el juicio celebrado contra él por retención ilegal, amenazas y maltrato, de una parcela de 2.200 metros, con una casa en obras porque la estaban arreglando, sin cocina ni baño, con suministro eléctrico pero sin luz porque no había lámparas y sin agua en el interior. La pareja usaba solo la buhardilla como dormitorio y la comida se la proporcionaba diariamente la madre de él.

Para entrar a la finca los agentes saltaron una valla de dos metros, cerrada con una cadena y un candado, y luego forzaron la puerta del garaje para que la mujer pudiera salir. Los policías explicaron al tribunal de la Audiencia que A. S. V. estaba asustada y tenía una herida en el labio

"Desde el interior nos indicó a gritos cómo entrar. Le preguntamos si podía salir por una ventana, pero no pudo. Tenía preparadas las maletas y se vino con nosotros a comisaría", declaró un funcionario.

Allí denunció que sobre las 21.30, al salir del Carrefour de la avenida de Navarra, se inició una discusión con su pareja, Pablo B. U., con quien llevaba once años de relación, a raíz de que le dijera que tenía intención de regresar a Zafra (Badajoz) con sus padres. "Me dijo que no y que si me marchaba iba a ser en un féretro, pero antes me iba a enterrar en el jardín", ratificó. 

Después, se montaron en el coche para ir a la colonia de San Lamberto y por el camino, tal y como aseguró ante el tribunal, le pegó un puñetazo en la boca y comenzó a sangrar. "Le pedí que parara en una gasolinera porque quería que alguien me ayudara, pero no lo hizo", contó. Añadió que al llegar a la finca la obligó a que se lavara y le recordó que habían quedado con unos amigos. "Le dije que con él no iba a ningún sitio y entonces se marchó y cerró toda la casa. Yo nunca he tenido llaves y no podía salir. Cuando me di cuenta de que estaba encerrada llamé a la Policía", señaló A. S. V.

Pablo B. U., por su parte, negó todo. Para empezar, dijo que "si hubiese querido" ella podría haber salido de la casa por unos ventanales. Y para seguir, que A. S. V. iba "bebida" porque tenía problemas con el alcohol "desde siempre". De hecho, resaltó que ese fue el motivo de la discusión y no otro. "Ya la dejé otra vez por esa razón y sabe que cuando bebe yo me pongo nervioso y triste", indicó. "Aquel día, en el coche, llamé a su madre para contarle que había bebido y ella se puso histérica. Me cogió el volante y casi nos salimos de la carretera", afirmó. Sin embargo, cuando la rescataron los policías no olía alcohol ni iba bebida. 

El acusado trató de dar una imagen de cuidador de su pareja, pero las declaraciones del padre, de un tío y una amiga de la joven, hechas desde Zafra, la desvirtuaron. Los tres coincidieron describir la relación como mala desde el principio, cuando A. S. L. tenía 17 años.

"Nunca hubo armonía. Él le daba voces y le gritaba. No la dejaba hablar y era siempre amenazante. No la dejaba salir ni ir por ahí con las amigas. Un día mi hija me mandó fotos con lesiones en la cara y los ojos. No me atreví a denunciar para que no tomara represalias", contó su padre. No obstante, en julio de 2018 fue la propia Guardia Civil quien denunció de oficio a Pablo B. U. por amenazar a la mujer delante de una patrulla. Sin embargo, ella no quiso denunciar entonces ni pedir una orden de protección. 

La descripción que hizo una amiga fue la de un maltratador habitual, con un dominio y control absoluto de su pareja, de su teléfono y de las amigas. "Cuando ella estaba en Zafra, él no hacía nada más que llamarla", aseguró. "Todo era culpa nuestra y todas éramos unas golfas para él", ilustró. 

Los familiares y amigos de A. S. L., incluida ella misma,  admitieron que la joven se "refugió" en el alcohol porque aunque vivía con él se sentía "sola". La joven, que ha superado el problema tras someterse a tratamiento, explicó que no había dejado antes a su pareja porque estaba enamorada y, a pesar de que la maltrataba, siempre le "pedía perdón" después y ella lo perdonaba. Admitió que nunca había comentado con nadie que no tenía llaves de la casa porque siempre entraba o salía con él: "Estaba tan acostumbrada a hacer esas cosas que lo veía normal".  

Tras las declaraciones se escuchó un audio grabado por la víctima y dejó poco lugar a la duda. El tribunal oyó los terribles gritos, amenazas y órdenes que Pablo B. le da a A. S. V., quien apenas responde.

La fiscal pide para él 8 años de prisión y 11 de alejamiento, pena que la acusación particular, a cargo de la letrada Carmen Liarte, eleva a 9 años y medio de cárcel y 15 de alejamiento. El abogado defensor, Javier Osés, pide la absolución. 

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