Sentencia en Teruel: dos años de prisión para la madre que tiró a su bebé a un desagüe tras abortar voluntariamente

Es culpable de homicidio imprudente al no darse cuenta de que el feto había nacido vivo y no impedir su muerte.

La madre de la bebé, en el centro, durante el juicio celebrado ayer en el Juzgado de lo Penal de Teruel.
La madre de la bebé, en el centro, durante el juicio celebrado ayer en el Juzgado de lo Penal de Teruel.
M. A. M.

El Juzgado de lo Penal de Teruel ha condenado a dos años de cárcel a una mujer, K. R. P., de 35 años, que, tras provocarse un aborto tomando pastillas que compró por internet, cogió el feto que había expulsado, lo metió en una bolsa y lo arrojó por una alcantarilla situada en la carretera que une la capital turolense con la pedanía de Villaspesa.

Los restos del bebé -una niña de seis meses de gestación que pesaba 630 gramos más lo que aportara la masa encefálica, que no fue encontrada-, fueron hallados en la depuradora de aguas de Villaspesa en septiembre de 2018 por personal de las instalaciones. La investigación judicial reveló que la pequeña nació viva y respiró de forma autónoma durante un tiempo cuya duración no se ha podido determinar. Tenía el cordón umbilical arrancado, por lo que pudo morir desangrada o bien a causa de las graves fracturas que sufrió al ser arrojada a la alcantarilla y pasar por los conductos que desembocan en la depuradora.

El juicio por este suceso tuvo lugar ayer. La madre reconoció los hechos desde un principio y se conformó con la pena propuesta por el fiscal encargado del caso, Benito Soriano, por lo que la vista oral no se desarrolló en toda su extensión. La mujer, madre de otros dos niños de corta edad, no entrará en prisión, al menos de momento, pues le ha sido suspendida la condena con la condición de que no vuelva a delinquir en los dos próximos años.

K. R. P. ha sido considerada responsable de un delito de homicidio por imprudencia, pues, tal y como ella misma confesó, no se dio "ni cuenta" de que la niña estaba viva, lo que le impidió adoptar medidas para evitar su muerte. A juicio del fiscal, la mujer debió comprobar si la bebé respiraba, "pero no lo hizo".

Dice que no la oyó llorar

Según admitió en las declaraciones prestadas en el Juzgado durante la investigación, la madre nunca pensó que la niña podría haber nacido con vida, tampoco la oyó llorar en ningún momento y tuvo noticias de que no nació muerta cuando se lo comunicó el juzgado a medida que avanzaron las investigaciones.

En la sentencia condenatoria, que será redactada en los próximos días, se le aplica la agravante de parentesco, pero también la atenuante de arrebato y obcecación. La mujer acababa de romper la relación con su pareja y padre de la bebé y se encontraba sola, temiendo perder su empleo a causa del embarazo. K. R. P. relató primero que expulsó el feto en el inodoro, pero posteriormente, cuando las pruebas convirtieron en inverosímil esta versión -el cuerpo y la cabeza de un bebé de seis meses de gestación no caben por el conducto del váter-, confesó que, nada más abortar, apartó a un lado a la niña para después meterla en una bolsa y tirarla a un desagüe.   

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