Claudia Tecglen, psicóloga: "Me permito llorar, pero sin dejar de sonreír"

La emprendedora, presidenta de la asociación Convives con Espasticidad y premio Princesa de Gerona Social 2022, ha participado recientemente en el Festival Mundial de la Felicidad de Zaragoza.

Claudia Tecglen, psicóloga, emprendedora social y comunicadora, en Madrid.
Claudia Tecglen, consultora y formadora, en Madrid.
Enrique Cidoncha

Claudia Tecglen (Madrid, 1986) tiene una sonrisa contagiosa y una conversación interminable que lleva a que pasen las horas escuchándola sin mirar el reloj ni una sola vez. En Zaragoza pudieron hacerlo quienes acudieron recientemente al Festival Mundial de la Felicidad que se celebró en el Auditorio de la capital. Psicóloga, comunicadora, consultora y cofundadora con tan solo 22 años de la asociación Convives con Espasticidad, la dolencia que atenaza sus músculos, pero no su energía, huye de las etiquetas que la discapacidad conlleva, aunque es consciente de que recordar su lucha puede servir de ejemplo a otros.

Pone voz a un colectivo que quiere ser escuchado, alejada del 'buenismo'. En su actividad profesional (www.claudiatecglen.com) hace acompañamiento psicológico de personas y familias, asesora a empresas para que se fomente la diversidad entre las plantillas e imparte conferencias en distintos foros. Cuenta con su propio método, que combina la psicología cognitivo conductual con técnicas de 'coaching', 'mentoring' y su experiencia. En 2022 recibió el premio Princesa de Gerona Social, el primero que se entregaba a una persona con discapacidad.

Se define en su página web como psicóloga, emprendedora social, comunicadora y consultora . ¿Quién es Claudia Tecglen?

Es hija, hermana, amiga, tienes muchas facetas en tu vida, muchos roles. Profesionalmente comencé desde jovencita siendo presidenta y cofundadora de la asociación Convives con Espasticidad. Me di cuenta de que más allá de las limitaciones físicas, que no son pocas, y el dolor crónico que tengo por mi discapacidad, podía ayudar a mejorar vidas a través de la información. Me hice psicóloga porque descubrí desde mi experiencia que lo único que podemos elegir es nuestra actitud y eso nos marca la vida.

"Cuando nací pesé 900 gramos, tenía 22 semanas y media y a mis padres le dijeron que iba a ser un vegetal. Esto nadie tiene derecho a decirlo, porque nadie es un vegetal"

Sufre espasticidad, ¿qué es?

La espasticidad es un trastorno motor asociado a muchas discapacidades y enfermedades que te hace sentir prisionero de tu propio cuerpo. No se cura pero se alivia con los tratamientos adecuados. Es como si dos personas nos esposamos y tiramos en sentido contrario. Esa tensión es la sensación, a pequeña escala, de la espasticidad.

¿Cómo le ha afectado a lo largo de su vida?

Cuando nací pesé 900 gramos, tenía 22 semanas y media y a mis padres le dijeron que iba a ser un vegetal. Esto nadie tiene derecho a decirlo, porque nadie es un vegetal. Les dijeron que la mejor inversión era comprar una silla crecedera. Yo conseguí salir adelante. Estudiaba, trabajaba, compaginaba estudios, becas y operaciones. Tardé 10 años en terminar la carrera de psicología.

Claudia Tecglen, psicóloga, emprendedora social y comunicadora, en Madrid.
Claudia Tecglen, psicóloga, emprendedora social y consultora, en Madrid.
Enrique Cidoncha
"No nos define lo que nos pase sino cómo nos enfrentamos a ello"

¿Cómo lo afrontó su familia?

Estoy agradecida a mi familia de sangre y de convivencia, mis profesores y al equipo médico, que en los primeros momentos donde yo no podía decidir ellos no se dieron por vencidos. Ahora, aunque no siempre estemos de acuerdo en las decisiones que tomo, respetan lo que decido. Con unos 22 años me fui a EE.UU. tres meses para formarme en redes sociales, ‘fundraising’, marketing y relaciones públicas con una de las confederaciones de parálisis cerebral más grandes del mundo. En 2008 cofundé la asociación. Vivo con mi padre, Ernesto Tecglen, que es un gran referente para mi. Es músico y un trotamundos, que se ha dedicado a lo que ha querido. Es el autor de la canción infantil ‘La Mané’. Siempre me dice cuando me preocupo: 'Tranquila hija, que tienes más salidas que el metro'. Esa misma idea la intento transmitir a mi hermana pequeña, Carmen, mi gran amiga,  y para la que cada día intento también construir un mundo mejor.

Se ve que usted es una persona constante.

La vida son hábitos, cada paso que tomamos nos acerca o aleja del camino. Tuve claro que tenía que pasar del 'por qué yo' al 'para qué yo'. Doy conferencias en empresas, colaboro con medios de comunicación, doy formación y siempre transmito el mismo mensaje: no nos define lo que nos pase sino cómo nos enfrentamos a ello. Lo único cierto en esta vida es el cambio. Hay situaciones que nos suceden que no podíamos prever como el covid o la guerra.

"Los estereotipos que se nos imponen tradicionalmente no se ajustan a la realidad y para las personas con discapacidad son estigmas que nos perjudican".

"No somos ni superhéroes ni pobrecitos".

¿Ha encontrado muchas barreras o le han pesado las etiquetas por el camino?

Los estereotipos que se nos imponen tradicionalmente no se ajustan a la realidad y para las personas con discapacidad son estigmas que nos perjudican. No somos ni superhéroes ni pobrecitos. Somos decisores de nuestra propia vida, tenemos la responsabilidad de alzar la voz y no quedarnos callados ante lo que nos pase y participar en todos los procesos que nos afecten directamente. Las personas con discapacidad, en general, somos tratadas como eternos niños. 

Este año en el cine ha habido varias películas que reflejan realidades hasta ahora invisibles como la sexualidad en las personas con discapacidad. ¿Sigue siendo un tema tabú?

Lo es para todos, pero si se piensa en las personas con discapacidad como eternos niños, no se piensa en eso. Parte de una vida sana es tener una buena sexualidad. Telmo Irureta es un actor brutal. Su capacidad es más grande que su discapacidad. En ‘La consagración de la primavera’ ha dado visibilidad a un colectivo que lo necesitábamos mucho, pero se habrá avanzado cuando haga un papel protagonista que no esté relacionado con la discapacidad. Puede hacer de abogado, psicólogo, ladrón… si le dan la oportunidad de mostrar todo su talento.

En Zaragoza intervino recientemente como ponente en el Festival Mundial de la Felicidad que reunió a expertos de diversas disciplinas. ¿Es feliz?

Soy una persona feliz, pero no todos los días son felices. Antes de dar mi conferencia en Zaragoza me acababa de caer el día anterior y tenía un dolor horrible. Mi motivación por dar esa conferencia y transmitir esa alegría fue mayor. Tengo mil motivos para sonreír, aunque tenga alguno por el que llorar. Me permito llorar, pero sin dejar de sonreír y sabiendo que casi todo en esta vida es transitorio. 

Desde luego, su sonrisa es contagiosa.

Gracias.

"Estamos tan hiperconectados que hemos dejado de conectar con la simplicidad. En mis charlas trabajo estos temas como convivir con la incertidumbre y la felicidad como una actitud ante la vida"

¿Ser feliz no se está convirtiendo en una exigencia con tanto posado en las redes sociales?

La sociedad cada vez es más competitiva y tenemos que aparentar ser 'supermanes' y 'superwoman' y eso nos está creando una autoexigencia que nos impide disfrutar de lo que vivimos porque creemos que nunca es suficiente. La sociedad la conformamos nosotros, nosotros podemos cambiar la sociedad. Estamos tan hiperconectados que hemos dejado de conectar con la simplicidad. En mis charlas trabajo estos temas como convivir con la incertidumbre y la felicidad como una actitud ante la vida. La discapacidad es un filtro para rodearse de buena gente. La persona que me quiere, me quiere como soy, no tengo manera de engañarles.

¿Qué se necesita para cambiar la sociedad?

Es importantísimo que a las personas con discapacidad se nos dé la oportunidad de estudiar, de participar en la sociedad plenamente, de trabajar para aportar nuestros talentos y capacidades. Una rampa no te molesta a ti y a mi me permite acceder a un sitio. Mantener el teletrabajo también es muy importante. Yo tengo que aceptar mis propias limitaciones, como todas las personas, pero no partimos de la misma base. Hay que conseguir que no partiendo del mismo peldaño podamos llegar hacia donde nosotros queramos. Se ha avanzado, pero falta mucho. Solo se habrá llegado a la meta cuando ninguna persona se quede atrás por su condición de discapacidad. En una sociedad cada vez más envejecida la discapacidad cobrará más protagonismo. No estoy hablando de buenismo sino de derechos humanos.

  

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