Quince años, tres gobiernos y cientos de recreaciones para un río sin suerte
En las últimas décadas se han presentado un sinfín de infografías del Huerva integrado en la escena urbana. Ninguna se ha concretado.
"Si el Huerva fuera un torero estaríamos hablando de Platanito, porque ha tenido cientos de oportunidades y en ninguna de ellas ha gozado de fortuna". Los vecinos del entorno de Fernando el Católico, Manuel Lasala e incluso Gran Vía ven con tanta esperanza como prudencia los nuevos vídeos y recreaciones que acaba de lanzar el Ayuntamiento sobre la futura reforma de la ribera del Huerva. Llevan viendo recreaciones semejantes desde el año 2007 y desean que, aún con "inevitable escepticismo", esta vez sí, sea la definitiva.
Unas praderas verdísimas, con niños jugando con cometas e, incluso, bibliotecas con jardines verticales han poblado las maquetas de las hipotéticas riberas del Huerva en los últimos tres lustros. El Consistorio, en 2007 gobernado por el PSOE, era consciente de que este río era la gran asignatura pendiente tras quedar al margen de las obras de acompañamiento de la Expo y, aunque se definió un Plan Director, nunca llegó a ejecutarse.
En la época de ZEC sucedió tras cuartos de lo mismo: mucha buena voluntad, mucha recreación virtuosa en 3D, pero poca intervención en la ribera, que continúa acumulando maleza y luce repleta de muretes, desniveles y escaleras metálicas provisionales. El actual mandato, con PP-Cs al frente, el gobierno ha hecho otras dos presentaciones de las venideras mejoras de la escena urbana del Huerva: una el año pasado y otra hace pocos días. La diferencia en este caso es que cuenta con una más que posible inyección de financiación europea, si bien los 4 millones que se esperan de la UE distan de los más de 13 que precisaría una actuación integral.
Urbanistas y paisajistas reconocen que lo fundamental para poder recuperar el Huerva sería salvar sus grandes desniveles. El reto pasa por construir suaves taludes con césped para evitar los muros actuales y las pilastras de hormigón junto a las que se acomodan un buen número de patos. “Se ve que no es una tarea sencilla, pero en las praderas de los Sitios también han creado montículos que antes no existían, sería eso pero a gran escala”, dice Elena Balmes, vecina de San Juan de la Cruz. “En algunas de las imágenes que han ido enseñando también se veían como terrazas escalonadas para evitar la diferencia de alturas”, añade.
En el año 2012 Zaragoza aprobó el Plan Director del Huerva, 64.800 euros mediante, y se confió entonces la mejora de la ribera a otros proyectos como ExpoPaisajes 2014 o, incluso, la Capitalidad Europea de 2016 para poder llevarse a cabo. Aquellos proyectos no fructificaron. En los planteamientos originales -insistimos, hace ya 15 años- se apostaba por la posibilidad de que el Huerva fuera un gran eje que ordenara la ciudad norte-sur (el este-oeste, obviamente se deja al Ebro) para lo que sugería, incluso, peatonalizarse algunas calles del entorno. Para el arquitecto Carlos Martín La Moneda, la idea era la de crear una “green street”, es decir, una gran avenida continua peatonal y ciclista en paralelo al eje fluvial. Convendría también borrar la cicatriz de sus tres diferenciados niveles: la parte superior de la calle, el intermedio de taludes que se convertiría en parque y el inferior del cauce.
Esta metamorfosis haría que de la traza un gran corredor verde (“senda urbana”, se denominó) de unos 9 kilómetros de longitud, porque otra de las singularidades del río es que un 20% de su trazado, 1,2 kilómetros, discurre soterrado entre Gran Vía y el paseo de la Mina: las aguas se esconden en la estación Goya y vuelven a ver la luz a la altura de Jorge Cocci. Muchos ciudadanos no repararon en esta circunstancia hasta que hace una década con las obras del tranvía se procedió a cambiar las grandes vigas de soterramiento del río. Hubo entonces, incluso, quien propuso que se dejara al descubierto como una suerte de canal veneciano.
Otros condicionantes a la hora de actuar en el Huerva son los muchos barrancos encajados y la diferencia de altura entre ambas márgenes, lo que se evidencia en las recreaciones con suaves laderas en la parte izquierda y gradas y terrazas en la derecha, como planteó en su día la consultora de Ingeniería y Arquitectura Sers. Entres sus propuestas -que han servido de base para trabajos posteriores- se intuía también una suerte de anfiteatro natural en la plaza bajo el puente de Emperador Carlos y el veto al tráfico rodado en Manuel Lasala.
“Hemos vistos muchas recreaciones de muchas obras que no han llegado a buen puerto: desde la línea 2 de tranvía al Museo Goya. Sin embargo, esto es una necesidad: clama al cielo que se tenga un patrimonio natural así de abandonado”, comenta Andrés Villalba, que sugiere una intervención semejante a la del Canal para el Huerva. Este vecinos de Ruizanglada pide “valentía” para afrontar la adecuación porque “es una de esas obras que pueden dejar huella”.
Bajo la tutela del PSOE se renovó todo Ranillas, a ZEC se le atribuye la reforma del Mercado Central y en el haber del presente equipo de Gobierno figuran la renovación de muchas plazas, la prolongación de Tenor Fleta o la ampliación del parque de Pignatelli. “Pero el Huerva sería dar un salto de calidad y se beneficiarían distintos barrios”, añade Balmes.
Al margen de convertirse en el río que, sin duda, más trabajo ha dado a los diseñadores 3D, el proyecto de reforma del Huerva tiene también el dudoso honor de ser increíblemente menguante, dado que los planes más ambiciosos presentan una actuación sobre los 12,4 kilómetros (248 hectáreas) que van de Cuarte al Ebro, mientras que las más discretas propuestas alcanzan muy pequeños y concretos tramos. La “intervención paisajística de bajo coste” anunciada por el Consistorio hace un año se refería a solo 356 metros lineales de ribera, la más cercana al puente de los Cantautores, y aún ni siquiera se han comenzado a limpiar los escombros de los taludes.
