nochevieja

Puesta a punto del reloj del Ayuntamiento para las campanadas: “Hace dos meses perdió dos minutos”

Ya está todo preparado en la plaza del Pilar para acoger el cotillón de fin de año con la mirada puesta en el reloj de la fachada del Ayuntamiento de Zaragoza. El relojero Fermín Pérez de Mezquía lo ha puesto a punto.

El relojero Fermín Pérez de Mezquía en su taller de relojería, en la calle de Josefa Amra y Brobón nº1 de Zaragoza.
El relojero Fermín Pérez de Mezquía en su taller de relojería, en la calle de Josefa Amar y Borbón nº1 de Zaragoza.
M.O.

Ya no queda nada para celebrar la noche del último día del año en la que los zaragozanos tienen una cita frente al reloj del edificio del Ayuntamiento de Zaragoza. Esta pieza de color negro, con un diseño muy singular, marca las campanadas del año nuevo y es testigo de algunos de los acontecimientos más importantes para los vecinos de la ciudad.

En Nochevieja, miles de ojos estarán puestos en él y tanta responsabilidad requiere una puesta a punto para que todo salga perfecto al dar la bienvenida al nuevo año. Ese importante cometido corre a cargo de el relojero zaragozano Fermín Pérez de Mezquía, tercera generación en un oficio que comenzó su abuelo en 1935 con un taller artesano de reparación.

Su padre continuó su legado y se abrió a la relojería industrial desarrollando relojes de control horario, los utilizados para fichar en el entorno laboral. También comenzó una tradición que él ha heredado, al igual que el oficio, la de mantener y reparar algunos de los relojes torre o monumentales de la capital aragonesa, como el de la torre de La Seo, el de la basílica del Pilar y el de la Diputación Provincial de Zaragoza, en la plaza de España.

Fachada del Ayuntamiento de Zaragoza.
Fachada del Ayuntamiento de Zaragoza.
Francisco Jiménez

También, por supuesto, el reloj más importante para recibir al 2023, el de la fachada del Ayuntamiento de Zaragoza.Todos los años hago una revisión para estas fechas, unos días antes de Nochevieja”, dice Pérez de Mezquía. “Compruebo que todo va bien y reviso los mecanismos”, explica el relojero.

Se trata de una caja de unos 20 x 50 centímetros que contiene un miniordenador, lo que se llama en relojería, un reloj-patrón. Este mecanismo electrónico lo instaló el padre de Fermín en 1999 y supuso la última transformación de la maquinaria, que lo modernizó a la vez que entraba en el nuevo milenio. Gracias a ella, el reloj-patrón recibe por señal de radio la hora exacta de una de las dos antenas europeas oficiales, ubicada en Alemania -la otra se encuentra en Francia- con la que está sincronizado. Se convierte así en un “reloj atómico con precisión absoluta”, afirma Fermín de Mezquía.

"Un día pasaba por la plaza del Pilar y me di cuenta de que el reloj de la casa consistorial iba mal"

En la última revisión del año, el relojero comprueba todos los parámetros, “la pantalla digital, que el toque de melodías esté bien configurado y, sobre todo, que esté en hora”, enumera este experto. “No suele fallar pero hace dos meses perdió dos minutos y tuve que subir para corregirlo”, recuerda. “Fue un día que pasaba casualmente por la plaza del Pilar. Siempre que paso miro los relojes de la basílica, del consistorio y de la Seo, y me di cuenta de que el reloj de la casa consistorial iba mal”, relata Pérez de Mezquía. “Lo comprobé con una aplicación con reloj atómico que tengo en el móvil y me sirve de guía, y avisé al Ayuntamiento, que no se había dado cuenta”, continúa el relojero. 

Reloj de la fachada del Ayuntamiento de Zaragoza.
Reloj de la fachada del Ayuntamiento de Zaragoza.
Aránzazu Navarro

“En un primer momento, me preocupé porque pensé que podía ser una avería importante, pero no fue así y lo pude poner en hora rápidamente”, constata. Más, estando tan cerca de la noche clave para este reloj. “Es mucha responsabilidad para que la última noche del año salga todo bien en la plaza del Pilar”, asevera el experto.

El reloj está ubicado sobre el escudo de la ciudad, en la parte central de la fachada del edificio construido en 1963, con el león rampante y los títulos de Zaragoza. Las horas están representadas en números romanos y la parte central, sobre la que se mueven las saetas, por un sol con rostro humano. Posee un carrillón que toca cuando marca los cuartos, las medias y las horas. 

Detrás, lleva un motor y cada minuto el reloj-patrón manda un impulso eléctrico que hace mover la saeta que corresponde para que la hora sea la misma que la que marcan las antenas europeas. “Tanto el reloj del Pilar, como el de la Seo y el del Ayuntamiento están sincronizados con esas antenas y es muy curioso verlos a la vez, porque, al cambiar de minuto, las saetas de los tres relojes se mueven al mismo tiempo”, explica Pérez de Mezquía.

El relojero Fermín Pérez de Mezquía en su taller de relojería, en la calle de Josefa Amra y Brobón nº1 de Zaragoza.
El relojero Fermín Pérez de Mezquía en su taller de relojería, en la calle de Josefa Amar y Borbón nº1 de Zaragoza.
M.O.

 “Al Pilar me toca ir más veces porque la maquinaria de ese reloj es más antigua y requiere más mantenimiento, se desfasa de hora más fácilmente”, indica el relojero. “Pero la mayoría de los relojes monumentales están ya sincronizados con las antenas europeas y han sustituido la maquinaria antigua, que implicaba un mantenimiento continuo al tener que subir a darles cuerda, por sistemas más modernos”, añade el experto.

Tras esta puesta a punto solo queda esperar, porque muy pronto miles de ojos estarán pendientes de la hora que marque el reloj consistorial. Eso sí, si usted es de los que baja al cotillón de la plaza del Pilar y está situado demasiado lejos para ver las saetas, sepa que tanto el reloj de la torre de la basílica como el de la Seo marcarán las últimas campanadas al mismo tiempo que el del Ayuntamiento.

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