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El joven de Zaragoza que abofeteó a una camarera por 1 euro ingresará en prisión

El Supremo ha inadmitido el recurso que presentó su abogado alegando que no se trataba de un robo sino de una entrega voluntaria de dinero. 

Detalle de la fachada del Tribunal Supremo.
Detalle de la fachada del Tribunal Supremo.
Europa Press

No importa lo exiguo que sea el botín. Si el medio utilizado para obtenerlo es un robo con violencia e intimidación, el Código Penal contempla como castigo penas de cárcel. Y en ello se basó una jueza de Zaragoza para condenar a Agustín S. J. a cuatro años y tres meses de prisión por pegar un bofetón a la camarera de un bar y amenazarla con «rajarle» la cara con un botellín de cerveza para robarle un euro. Sin embargo, la Audiencia Provincial redujo después la pena prácticamente a la mitad. En concreto, a dos años y 45 días. Pero solo por ese ‘pico’ de mes y medio el ladrón se veía obligado a ingresar en    Zuera y decidió volver a recurrir ante el Supremo.

La defensa pretendía demostrar que no había quedado probada la intención de robar y que la víctima le había dado el euro a su cliente voluntariamente. Pero el recurso de casación ha sido inadmitido y el Alto Tribunal ha dado por bueno el fallo.

Los hechos se produjeron sobre las 11.00 del 22 de febrero de 2020 en un bar de la calle Miguel de Ara. El delincuente accedió al local y se dirigió directamente a la mujer que estaba detrás de la barra, a la que le exigió una moneda de un euro. Como se negó, se lo pidió después a un cliente, lo que llevó a intervenir a la camarera.

«Te voy a rajar esa cara tan bonita que tienes, me cago en tus muertos hija de puta, dame un euro y me voy. Me da igual que llames a la Policía, que te voy a rajar la cara, dame el euro», le gritó el asaltante. Acto seguido, propinó un bofetón en la cara a la mujer. Y aunque en ese momento salió en su defensa el cliente, la camarera optó por darle la moneda al agresor para que se marchara.

Como argumentó el abogado Cristian Monclús en nombre de la víctima, la jueza entendió que los hechos eran constitutivos de un robo con violencia y fijó el castigo en 4 años y 3 meses. Al ajustar después el castigo, la Audiencia de Zaragoza argumentó que el botellín de cerveza no se podía considerar un objeto peligroso por no estar roto.

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