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Joanna Krawczyk: "El premio significa que lo que hacemos importa a la gente"

La presidenta de la Fundación ‘Gazeta Wyborcza’ valora la concesión del galardón Pluma de Oro como un estímulo para seguir peleando por la libertad de expresión.

Joanna Krawczyk, presidenta de la Fundación 'Gazeta Wyborcza' (Polonia), en el hall del Palacio de Congresos.
Joanna Krawczyk, presidenta de la Fundación 'Gazeta Wyborcza' (Polonia), en el hall del Palacio de Congresos.
José Miguel Marco

La periodista y ejecutiva de medios polaca Joanna Krawczyk ha recogido de manos del rey Felipe VI el Golden Pen Award (Premio Pluma de Oro), reconocimiento destinado a la Fundación Gazeta Wyborcza que ella preside. Krawczyk agota una agenda muy cargada en Zaragoza durante el Congreso Mundial de Medios que comenzó este miércoles, con participación en dos mesas redondas. También tenía planeado conocer algo de la ciudad a la manera que más le gusta: caminar sin rumbo fijo por las calles del casco antiguo y sorprenderse con los hallazgos del paseo.

“Digamos que es un momento interesante para nuestra profesión, tanto en mi país como en toda Europa Central -explicaba Krawczyk- porque las circunstancias en las que trabajamos han sido muy complicadas en los últimos años; el gobierno polaco no favorece exactamente el trabajo de los medios independientes. Tenemos calado en Polonia como medio desde 1989, ya que nacimos en los primeros momentos de libertad del país tras la dictadura, pero hay una amenaza sistemática a los que no siguen el discurso único. Pasa en todo el mundo; en nuestra zona tenemos el triste ejemplo de Hungría, y desgraciadamente Polonia va por el mismo camino, espero que no lleguemos a ese nivel”.

Joanna Krawczyk Recibe El Premio Golden Pen

Krawczyk confía en la ayuda con la que cuenta su fundación para evitar el tipo de control mediático que está vigente en su país vecino, gobernado por el ultraconservador Viktor Orban desde 2010. “Contamos con diversos apoyos procedentes de todo el mundo, desde organizaciones de medios de todo el planeta a la propia Unión Europea; hemos recibido constantes muestras de solidaridad en nuestros tres años de trayectoria como institución, que son 33 para el periódico. Los ataques que recibimos son a la institución, no a las personas; la Fundación apoya a la ‘Gazeta Wyborcza’ y a otros medios independientes polacos y ucranianos en los últimos tiempos, y estamos bajo un escrutinio constante”.

"Podemos servir de referencia a quien se plantee una actitud opositora a una presión política, tanto en el ámbito local como fuera"

La ‘Gazeta Wyborcza’ ha sido torpedeada en varios planos. “En materia de financiación, nos han sacado de cualquier presupuesto de publicidad oficial, y tampoco tenemos apoyo de compañías relacionadas directa o indirectamente con el gobierno. Dependemos de la fidelidad de nuestros lectores, ahí está nuestro futuro; son leales, confían en nuestro juicio y no dejan de mostrar solidaridad con nuestro esfuerzo. Es verdad que no son jóvenes; se trata sobre todo de gente que experimentó el fin del comunismo, estaba allá cuando nació el periódico y tienen una conexión emocional con él, como el primer periódico independiente en una Polonia libre. Nuestros fundadores fueron oposición, especialmente en el régimen de Jaruzelski; cuando el país salió de aquello, dimos el primer paso editorial para recoger ese sentimiento”.

Nexo emocional

Krawczyk explica que los jóvenes tienen que lidiar con una educación muy cercana al adoctrinamiento en la Polonia actual. “Es más bien propaganda lo que reciben. He ahí otro reto, pero somos conscientes de esa realidad, y saberlo es el primer paso para superarlo. Personalmente, y por cuestión de edad, tengo la suerte de que mis recuerdos del comunismo no me impactaron, era muy joven. Me eduqué en un país libre, por lo que tuve la oportunidad de moldear mi personalidad en un entorno exento de totalitarismo. Además, mi familia cultivaba y cultiva esos ideales; mi padre tuvo que abandonar el país durante un tiempo en los años del comunismo, de hecho. No obstante, el recuerdo de aquella etapa tan dura aún es vívido en mi familia y círculo de amigos; quizá por eso crecí con una sensibilidad especial hacia la defensa de los derechos humanos y civiles”.

Los últimos ocho años en Polonia están marcados por la sombra de nuevas prácticas restrictivas para quienes manifiestan su oposición del gobierno. “No quiero decir que han arruinado todo lo conseguido en cuanto a libertad en el país, pero sí se siente una amenaza clara al respecto. Por eso hago lo que hago, mis elecciones profesionales no son aleatorias; he trabajado en organizaciones en pro de los derechos civiles desde el principio de mi carrera, especialmente en temas relacionados con la filantropía internacional. En este último lustro estoy con ‘Gazeta Wyborzca’ y he tratado de hacer mi aporte para que fuese aún más independiente, tanto en expresión como en el capítulo financiero. Sigue siendo mi meta”.

Un premio de efecto multiplicador

Recibir la Pluma de Oro es una verdadera emoción para Joanna y su organización. “En primer lugar, y sobre todo, es un símbolo de reconocimiento a nuestra tarea, que apoya la lucha librada antes y ahora. También reconoce nuestra viabilidad en una situación opresiva como la que vivimos ahora en Polonia; nuestros amigos de toda Europa y otros rincones del mundo nos apoyan, y gracias a eso somos un periódico sostenible e independiente". 

"Nuestros lectores tienen una conexión emocional con el primer periódico independiente en la Polonia libre: nacimos en 1989"

La profesional polaca añadió que "La Fundación es joven, apenas tres años de vida; un premio como el de WAN-IFRA es maravilloso, significa que lo que hacemos importa a mucha gente, se ve internacionalmente; eso nos motiva a seguir y, de alguna manera, a inspirar a otros. No digo que seamos ejemplares, pero sí podemos servir como referencia para quien se plantee una actitud opositora a una presión política, tanto en el ámbito local como fuera, porque es un modelo de actuación que se puede replicar perfectamente”.

El impacto para Polonia de la invasión rusa en Ucrania y la subsiguiente guerra es obvio; millones de refugiados han optado por el país vecino para huir de la furia de Putin. “Por nuestra parte, hemos apoyado a entidades periodísticos ucranianias, especialmente a un fondo que alberga a centenares de profesionales del país pertenecientes a más de 60 medios, que siguen activos gracias ayudas como la nuestra. La solidaridad y la colaboración son ideas cruciales para nosotros, una misión; es fundamental recordar que los medios somos un servicio, además de un negocio; en nuestro caso, el periódico y la Fundación se apoyan mutuamente, y eso ayuda a mantener intacta la libertad de opinión”.

Manejar la situación derivada del conflicto bélico es una tarea con aristas. “Se trata de una gran responsabilidad, y estoy orgullosa de la reacción del pueblo polaco, de cómo han abierto sus casas, sus corazones y su mentalidad a los refugiados. No solíamos tener mucha fama de gente acogedora con refugiados. No obstante, tememos la fatiga de la gente; el gobierno no ha desarrollado grandes acciones estructurales al respecto, es un asunto de iniciativa popular y personal de la gente; hay mucho trabajo por hacer para que el sistema no colapse”.

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