urbanismo

Juegos infantiles, pipicán, terrazas, aparcabicis... ¿Cuántas cosas caben en una plaza?

El 'ágora moderno' tiene que atender las necesidades de todos, pero los urbanistas se las ven y se las desean ante espacios muy limitados.

Recreación libre de la plaza de los Sitios con sus nuevos atractivos.
Recreación libre de la plaza de los Sitios de Zaragoza con sus nuevos atractivos.
Heraldo

Juegos infantiles, aparatos de gimnasia de mayores, pipicán, terrazas, quioscos, mobiliario urbano, zonas de calistenia, esculturas, estaciones bici y, por supuesto, praderas de césped. La zaragozana plaza de los Sitios puede servir de ejemplo de la cruenta pugna entre el espacio limitado y la ambición urbanística que se está dando en muchos rincones de la ciudad. Estos días se ultima la construcción de un nuevo quiosco con terraza y se valla también una zona de esparcimiento canino, que entusiasma a algunos y enfada a otros tantos.

“Las plazas son fundamentales en las ciudades mediterráneas y han de combinar el ser un lugar de paso con el ser también un sitio de estancia, donde sentarse y descansar un rato”, comenta la arquitecta Naira Gallardo. Esto implica que hay que dar respuesta a muchas necesidades no siempre muy compatibles para procurar hacer de esa 'ágora moderna' un lugar de convivencia a pesar de las limitaciones de espacio.

La plaza de los Sitios de Zaragoza tiene unos 12.450 metros cuadrados de superficie. Hace un par de años se reformaron sus parterres y se crearon sinuosos montículos de hierba, “con una nueva perspectiva visual en torno a la fuente-monumento”, explicaron desde el Ayuntamiento. El temor de algunos vecinos es que ese césped, ahora, quede deslucido o apenas visible por “los muchos cacharretes que se están poniendo y los que vendrán”, decía ayer Carmen Ferrer, reisdente del entorno. Aunque reconocía que la plaza nunca había lucido mejor aspecto (“incluso en los tiempos en los que se llamaba de José Antonio”), en las últimas semanas han confluido los trabajos de una nueva terraza, un área de juegos infantiles y, al lado, otra de esparcimiento canino: “Ahora es un ir y venir de ruidos. A ver si lo despejan todo de vallas y vemos el resultado final”, decía, confiada en que aún puedan verse la praderas después de todas las intervenciones.

¿Cuántos elementos caben en un plaza? Volviendo al ejemplo del área verde del corazón zaragozano hay que incluir unos aparatos de gimnasia de mayores, un quiosco de flores, una vasija escultórica, varios hitos de la ruta de los Sitios e, incluso, en un lateral un zona de recarga de coches eléctricos. “Lo primero es indicar que en un parque o una plaza cuanto más espacio verde haya, mejor. Mejor para mitigar las altas temperaturas y para que absorba la tierra ese calor. En la plaza de Salamero, por ejemplo, hay un grave problema porque al fin y al cabo es una losa que no tiene contacto con el terreno”, explica el arquitecto Alberto Sánchez.

Para él el problema real radica en la “compatibilidad entre usos” que se plantee en una plaza. Por ejemplo, el parque para perros “va a generar olores y va a requerir un mantenimiento muy importante”, por lo que situarlo junto a los toboganes y columpios quizá no sea la mejor opción. “Los espacios de transición entre usos cuando introduces la variable de los animales son complicados”, apunta.

El vallado del pipicán ocupará casi una pradera completa.
El vallado del pipicán ocupa casi una pradera completa.
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“La falta de higiene de las praderas por las mascotas ha eliminado el uso de las mismas para tumbarse. Ya nadie se tumba en un parque porque es muy probable que se haya meado un perro antes. En algún parque como en La Cartuja, por iniciativa de su alcalde, se va a proponer crear zonas verdes valladas vetadas a los perros y señalizadas como ‘zona higiénica’. Así se recuperará su uso para dinámicas grupales (yoga o pilates) y encuentro vecinal”, cuenta el urbanista Carlos Martín La Moneda.

Lo más importante -coinciden los expertos- es que las plazas, y más tras la crisis de la covid, “se tienen que adaptar a los usos diversos que hacen del espacio urbano”. En este sentido, el as de guía de muchos nuevos urbanistas es el libro ‘La ciudad de los cuidados’, de Izaskun Chinchilla, en el que se explica cómo las urbes no deben ser hostiles para quienes las habitan y la conveniencia de escuchar a los ciudadanos. La práctica en este caso sería que hubiera “más bancos públicos y menos terrazas, menos privatización del espacio, y más sitios para que la gente mayor se pueda sentar”, dice Sánchez.

Plano e imagen de la plaza de los Sitios en 1935, cuando era conocida como "de Castelar".
Plano e imagen de la plaza de los Sitios en 1935, cuando era conocida como "de Castelar".
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En este sentido, es cierto que la terraza original prevista en la plaza de los Sitios era algo más “agresiva” con el entorno y, ahora, se han dado instrucciones para salvaguardar un árbol, aún a costa de recortar la superficie útil del quiosco que preveía disponer de 17 mesas, según el pliego de condiciones, y finalmente se quedará en 12. Según avanza el montaje de la terraza, se puede intuir la que será pérgola exterior transparente y cómo se dispondrán los veladores, lo más alejados posibles de las zonas más transitadas.

En el área de Urbanismo del Consistorio se ha debatido mucho en los últimos meses sobre supermanzanas, corredores verdes y peatonalizaciones blandas. La premisa común es “recuperar el espacio para los ciudadanos”, que en las plazas deben poder pasear y hacer actividades recreativas. En Zaragoza hay unas 200 plazas, cada cual de su orden y condición y, para más inri, en algunos casos se ocupa de su reforma el área de Infraestructuras, en otros la de Urbanismo y en unas terceras las de Servicios Públicos (o Medio Ambiente). Amables, verdes y sostenibles son los adjetivos comúnmente más utilizados al hablar de sus reformas, que no son pocas en los últimos meses: desde la de Santa Engracia hasta los planes para adecentar San Pedro Nolasco. Así como en la segunda mitad del siglo XX se optó por hacer “plazas duras” bajo el argumento de evitar la suciedad y ahorrarse costes de mantenimiento de las zonas verdes, la apuesta actual es la contraria. 

Las obras del nuevo quiosco de la plaza de los Sitios avanzan a buen ritmo.
Las obras del nuevo quiosco de la plaza de los Sitios avanzan a buen ritmo.
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“Se sigue reduciendo la presencia de césped por su alto coste, pero cada vez más se pasa a zonas arbustivas”, apunta Martín La Moneda, que también cree que “equipar las zonas verdes es interesante, dado que genera atracción y servicio”. En su opinión, es preciso en cualquier plaza “renovar elementos anticuados y obsoletos” porque esto puede contribuir a “reducir la pavimentación” e “incentiva la atracción vecinal”: hay muchas plazas que carecen de servicios y no invitan a ser visitadas.

Desde el Consistorio advierten que hay condicionantes que habitualmente los ciudadanos no tiene en cuenta -véase la servidumbre de paso para vehículos de emergencia o el salvar las barreras arquitectónicas- y que otra fórmula para “abrir y socializar” las plazas es la de contar con la participación ciudadana a la hora de rediseñar estos espacios. Es lo que se ha hecho en Salamero, donde las propuesta fueron de lo más diversas: desde crear una alfombra vegetal a hacer un rocódromo o un laberinto de setos. También desde la plaza del Pilar se propone despejar los espacios de mobiliario urbano (dejarlo en el mínimo imprescindible) y que los criterios estéticos tiendan a unificarse.

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