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Una boda pactada acaba en un juicio por violación en Zaragoza

Los contrayentes no se conocían, pero sus familias arreglaron el enlace en su país. Nada más llegar a España, la mujer le dijo al marido que quería vivir sola. Ahora pide para él 13 años de prisión.

El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
José Miguel Marco

La Audiencia de Zaragoza sentó ayer en el banquillo de los acusados a Yassine B., un hombre al que su propia esposa denunció por violación y para el que ahora solicita una condena de 13 años de cárcel. Como ambos explicaron durante el juicio, no se conocían de nada, ya que la suya fue una boda arreglada por sus familias en Marruecos. El procesado llevaba algún tiempo viviendo en la capital aragonesa, por lo que tuvo que hacer un viaje exprés a su país para dar el sí quiero. Una vez formalizado el enlace, regresó a España para tramitar el reagrupamiento, pero los trámites se prorrogaron casi un año y cuando llegó su esposa, lo primero que le dijo fue que no quería vivir con él.

El acusado y la denunciante dan versiones diametralmente opuestas sobre lo ocurrido, pero coinciden en que ella llegó a Zaragoza en septiembre de 2020. Y aunque la intención de la mujer era quedarse con él solo un par de semanas, permanecieron en el mismo piso hasta febrero de 2021, cuando ella presentó la denuncia.

«Solo mantuvimos relaciones sexuales los tres días que estuvimos juntos en Marruecos para la boda.Cuando llegó aquí, no me dejó ni darle ni un beso. Ella dormía en el salón y yo en mi dormitorio», declaró el encausado, al que asiste la letrada Olga Oseira. El hombre negó que forzara a su entonces esposa –ya están divorciados– a mantener relaciones sexuales, que la obligara a quedarse en casa o la amenaza con romperle el pasaporte. Lo que sí reconoció Yassine B. es que un día se presentó en la academia a la que ella asistía y la sacó de clase: «Yo no me oponía a que continuara sus estudios, pero allí solo había hombres. Y con ellos no iba a aprender nada. Yo quería que estuviera con chicas», dijo.

La mujer, a la que representa la abogada Isabel García Rubio, declaró por videoconferencia: «Me casé con él por obligación. A mí solo me dijeron que era una buena persona, que tenía trabajo y casa aquí», explicó al tribunal. La denunciante recordó que pasó un año desde la boda hasta que llegó a España, pero no concretó qué ocurrió durante ese tiempo para que nada más llegar dijera a su marido que quería vivir sola. Según la víctima, quedaron en que, hasta que ella encontrara un lugar donde vivir, cada uno dormiría en un cuarto. «Pero en dos ocasiones se presentó a media noche y aprovechando que estaba dormida, me bajó el pantalón del pijama y me penetró analmente. Le dije varias veces que parara, pero no lo hizo», aseguró.

La mujer mantiene que esto ocurrió durante los primeros días y que su marido no volvió a intentar mantener relaciones. Sin embargo, la denunciante insistió en que «tenía miedo», porque en varias ocasiones la amenazó de muerte. También dijo que le escuchaba hablar solo por las noches, lo que incrementaba todavía más sus temores.

Los forenses recordaron después que el acusado fue diagnosticado de esquizofrenia paranoide, lo que podría justificar los delirios. Pero explicaron que esto fue en 2015 y está controlado médicamente, con una buena evolución. La hermana del procesado, que convivía con la pareja, negó que su cuñada estuviera retenida o tuviera que pedirle permiso para salir del piso. «Nunca escuché gritos ni ella vino jamás a decirme que estuviera mal. Ella estaba siempre en la calle, al que veía mal era a mi hermano», contó. La Fiscalía aprecia contradicciones en la denunciante y no ve delito.

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