El joven Emi Pérez Novas se desplazó este viernes desde la localidad tarraconense de Valls a Zaragoza sabiendo que muy posiblemente iba a tardar años en hacer el viaje de vuelta a casa. Y eso fue lo que sucedió, ya que llegó en libertad a la Audiencia Provincial, pero la abandonó detenido camino de la prisión de Zuera, donde habrá de cumplir la pena de 14 años a la que ha sido condenado por la agresión sexual de la que fue víctima una menor de 11 años en 2018.

El juicio se celebró a finales del pasado mes de marzo a puerta cerrada. Pese a la gravedad de los hechos por los que había sido denunciado, el presunto agresor se hallaba en libertad provisional. Eso sí, como tiene familia en la República Dominicana se le había retirado el pasaporte y estaba obligado a comparecer cada viernes en los juzgados de su ciudad para evitar un posible riesgo de fuga. Emi Pérez Novas había negado siempre haber agredido a la menor. Y aunque existían dudas sobre si este joven de 28 años se presentaría el viernes ante el tribunal sabiendo lo que con toda seguridad le aguardaba, lo cierto es que cumplió y acudió a la cita.

La defensa ha recurrido ya la sentencia condenatoria, pero la Fiscalía y la abogada de la víctima entendían que Emi Pérez no podía seguir libre a la espera de la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Aragón. De ahí que ayer se celebrara una vistilla para resolver esta cuestión. Para las acusaciones, el peligro de que el acusado abandone el país para evitar la cárcel es enorme, razón por la que solicitaron su inmediato encarcelamiento.

El abogado del condenado intentó evitar su encierro y recordó que «nunca» ha tratado de huir: «Como demuestra el hecho de que hoy este aquí ante ustedes», señaló, dirigiéndose al tribunal. Explicó también que el joven tiene nacionalidad española y un importante arraigo, máxime desde el pasado mes de enero, cuando nació su primer hijo. Pese a ello, la Sala terminó acordando su ingreso en prisión provisional.

Notable diferencia de edad

Los hechos que dieron lugar a esta causa se remontan al verano de 2018, cuando el condenado residía en un municipio de la provincia de Zaragoza donde trabajaba como camarero.El joven pernoctaba en un bungaló de un campin, al que como dice ahora la sentencia se llevó a la chica para aprovecharse de ella. No recurrió a la violencia física y le bastó con prevalerse de la notable diferencia de edad. Pero fue tal el temor que infundió a la niña, que esta no se atrevió a contar lo ocurrido hasta casi un mes después, cuando Emi Pérez se marchó del pueblo.

Cuando la víctima reveló al fin a sus padres lo sucedido, estos no tardaron en acudir al cuartel de la guardia civil para tramitar la pertinente denuncia. Durante el juicio, el procesado lo negó todo ante el tribunal, asegurando que la menor mentía y que fue ella quien le envió fotos suyas desnuda. La chica no se atrevió ni a mirar a través del ventanuco del biombo para identificarlo. Pero el presidente de la sala le recordó lo importante que era dicho reconocimiento y la denunciante terminó mirando a través del cristal traslúcido para señalar a Emi Novas como la persona que la agredió sexualmente. Las psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Aragón dieron después «plena credibilidad» al relato de la menor.