zaragoza

Una disputa entre dos vecinos de Fuentes de Ebro le cuesta a uno 10 años de cárcel

El juicio no permitió aclarar cuál fue el verdadero motivo de la agresión, pero la Audiencia de Zaragoza está convencida de que la intención del acusado era matar a cuchilladas a su oponente.  

El acusado, durante el juicio celebrado este lunes en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado este lunes en la Audiencia de Zaragoza.
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El verdadero motivo por el que Abdelkader K. acuchilló el 30 de abril de 2021 a su vecino en Fuentes de Ebro continúa siendo un misterio, pero la Audiencia de Zaragoza no alberga ninguna duda de que el marroquí fue el autor de las graves lesiones que sufrió Javier C. C., al que hubieron de operar de urgencia en el hospital Miguel Servet para salvarle la vida. El acusado declaró en el juicio que se encontró a la víctima desvalijando su casa y lo único que hizo fue defenderse, puesto que se abalanzó sobré él empuñando un arma blanca. Pero ninguna credibilidad han dado a su relato los magistrados de la Sección Sexta, que acaban de imponerle una condena de siete años de prisión por tentativa de homicidio.

La defensa proponía la absolución de su cliente, que lleva ya un año en prisión provisional por estos hechos. De forma alternativa, la abogada María Fornoza llegó a proponer que el acusado fuera condenado por un delito de lesiones. Porque si bien este negó haber pretendido acuchillar a su vecino, no descartó que al sujetarle con fuerza las manos durante un supuesto forcejo pudiera lesionarlo. Sin embargo, ninguna de las alternativas que ofreció la letrada de Abdelkader K. al tribunal ha prosperado.

La sentencia de la que ha sido ponente Francisco Picazo parte de algo que la sala considera incuestionable: «La intención que guiaba al procesado era la de dar muerte a la víctima». Para llegar a esta conclusión, el tribunal se apoya en cinco hechos probados. El primero y principal, que el agresor llegó a verbalizar cuáles eran sus intenciones. Así lo puso de manifiesto la víctima durante su declaración, en la que explicó que su vecino gritó «te voy a matar». Al parecer, lo hizo mientras le asestaba la primera puñalada en el rellano de    la segunda planta de la finca donde vivían, en el número 11 de la calle de San Cristóbal.

La sucesión de cuchilladas en diferentes partes del cuerpo, el uso de un arma blanca cortopunzante y el hecho de que gran parte de las lesiones entrañaran un riesgo vital son factores que los magistrados también han tenido en cuenta a la hora de apreciar el llamado animus necandi (intención de matar). Y añaden uno más, el agresor siguió a la víctima hasta la calle, donde varios testigos vieron cómo seguía golpeando a su vecino para darse a la fuga solo en el momento en que varios conductores comenzaron a tocar el claxon.

Sufrió un neumotórax

De la violencia con la que se empleó el procesado da prueba el hecho de que al apuñalar a la víctima llegara a fracturarle la novena costilla, provocándole así el neumotórax que a punto estuvo de costarle la vida. Porque si bien logró ponerse en pie y refugiarse en la oficina de Correos de Fuentes de Ebro, de no ser por las personas que allí se encontraban y que llamaron enseguida a una ambulancia, muy probablemente    Javier C. C. estaría hoy muerto.

Según los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), «existió un compromiso vital, ya que la gran cantidad de aire acumulada en la cavidad pulmonar izquierda dificultaba la función respiratoria del paciente». Según los facultativos, por fortuna, la rápida asistencia recibida permite que la víctima puede hacer «vida normal», ya que    solo le han quedado como secuela varias cicatrices. En concepto de indemnización, el condenado habrá de pagar 3.308 euros a su vecino.

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