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Un joven de Zaragoza acude a una sesión de sexo grupal pactado y acaba acusado de abusos

Una de la mujeres lo acusa de aprovecharse de ella sin su consentimiento, lo que podría costarle su ingreso en prisión.

El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
HA

La asistencia a una sesión de sexo grupal en un piso de Zaragoza no va a dejarle un buen recuerdo a T. B. C., el hombre para el que la Fiscalía solicitó este jueves cinco años de prisión como presunto autor de un delito de abusos sexuales. Quien lo denunció fue una de las mujeres que participaban en aquella cita múltiple. Y lo hizo porque, según esta, no respetó las reglas que se habían pactado y terminó aprovechándose de ella sin su consentimiento.

Los hechos que han llevado al banquillo a este exrelaciones públicas se produjeron en la madrugada del 15 al 16 de noviembre de 2019. El joven estuvo celebrando el cumpleaños de un amigo, pero, sobre las 4.30, dijo que había bebido demasiado y prefería marcharse a su casa. Sin embargo, parece que sus intenciones eran otras, ya que terminó en un piso donde se iba a practicar sexo grupal.

Los asistentes a aquella reunión fueron cuatro: dos hombres y dos mujeres. Pero la denunciante asegura que desde el primer momento dejó claro que ella no quería mantener relaciones con los varones. De hecho, asegura que lo que le habían propuesto inicialmente era participar en un trío, pera a este terminó sumándose el acusado.

La denunciante explicó ayer al tribunal que se encontraba tumbada en un sofá del salón con la otra chica encima cuando T. B. C. abusó sexualmente de ella. Y aunque mantiene que hubo penetración, los hechos nunca se investigaron como agresión sexual, ya que no medió violencia ni sufrió lesiones físicas.

Un haplotipo acusador

El encausado insistió ayer en que «nunca» mantuvo relaciones sexuales con la perjudicada. Para su abogada, María José Berdún, hubiera sido además «físicamente imposible», dada la posición en que se encontraba tumbada en el sofá la denunciante, a la que acusa de montar «un auténtico teatro». «Dice que no bebió, que no se desnudó... Algo que todos los demás asistentes desmienten. Parece que esta señora iba allí no se sabe bien a qué...», dijo la letrada, que solicita la absolución.

Pero la Fiscalía y la acusación particular, a cargo del abogado Julián Guillén, discrepan. Es más, creen que hay una evidencia objetiva para condenar al acusado: los restos de ADN hallados en la ropa interior de la víctima. Los técnicos del laboratorio puntualizaron que se encontraron espermatozoides, pero «tan escasos que no se pudo extraer un perfil genético». Lo que sí detectaron fue un haplotipo, un indicador que «no identifica personas, pero sí linajes». Y este sí se correspondería con el del investigado. El juicio quedó visto para sentencia.

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