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El hermano de la víctima del crimen de Badoo: "Es gente fría. Matar debe formar parte de su vida"

Víctor Delgado siguió junto a su hermana y su sobrino, el hijo del fallecido José Antonio Delgado, las cuatro sesiones del juicio.

Victor Delgado es el hermano de José Antonio 'Josetxu', el empresario vasco al que enterraron vivo Mohamed Achrfa Darai y Hendagenline Candy Arrieta, después de que él contactara con la mujer a través de la app de contactos Badoo. Ambos han sido encontrados culpables de los cargos de asesinato, robo con violencia y detención ilegal.

Tanto Víctor como su hermana y el hijo de Josetxu siguieron las cuatro sesiones del juicio, celebrado en la Sección Tercera de la Audiencia de Zaragoza. Víctor se acercó al asesino y le susurró que "ojalá se pudra en la cárcel". Lo detalla así, en una entrevista que recoge este martes el diario 'El Correo': "Cuando me levanté, hasta el policía me dejó pasar para acercarme". 

Víctor Delgado relata que también encontraron la empatía de los miembros del jurado:  "Nos dijeron que habían tardado once horas, pero por el papeleo, porque ellos lo tenían claro desde el primer día". 

"A la familia lo único que nos quedaba era pelear por que les cayera lo máximo posible. La prisión permanente revisable no se pudo, así que el asesinato –confiesa Víctor–. Ahora, Josetxu está donde está y ellos donde les corresponde, en la cárcel por muchos años".

Lo más difícil para la familia, segú reconoce, ha sido la actitud de "total desprecio a la vida" y hacia la víctima que ambos mantuvieron en la sala. "Es gente fría. Matar debe formar parte de su vida", apunta.

La fiscal Ana Díez y la acusación particular, ejercida en nombre de la familia por la penalista bilbaína Estefanía Rojo, han solicitado penas de 32 y 35 años de cárcel, respectivamente, ya que a esos delitos añaden el de estafa porque los acusados vendieron el coche de la víctima. Reclaman, además, una indemnización de 276.843 euros para los familiares (padres, hijo y dos hermanos) del informático asesinado. Exigen, además, cinco años de libertad vigilada y la prohibición de acercarse a la familia del asesinado o a Luceni durante 25 años.

"A mis padres esto les ha matado. Intentaremos vivir con su recuerdo y tirar para adelante, no hay otra. El mal ya está hecho, nada lo va a reparar", concluye.

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