Justo dos décadas después de su catalogación como Bien de Interés Cultural (BIC), los baños judíos de Zaragoza han sufrido un nuevo revés en el tortuoso camino hacia su apertura al público. El Ayuntamiento de Zaragoza se ha encontrado «múltiples incidencias» a la hora de elaborar el proyecto técnico de adecuación, fundamentalmente, por la complejidad de los accesos y las dificultades para cumplir con las normativas de seguridad en este tipo de equipamientos. El bloqueo es tal que no solo no han comenzado las obras, previstas para el año pasado, sino que el gobierno PP-Cs ha dejado sin partida económica en el presupuesto de 2022 al único vestigio de la cultura serfardí que conserva la ciudad.

Los baños judíos se encuentran en el sótano de un bloque de viviendas del número 126-132 del Coso. Datan del siglo XIII y que todavía hoy se conserve una de sus estancias es prácticamente un milagro. En los años 60, cuando se construyó el edificio, el arquitecto decidió mantener parte de estos vestigios y trasladarlos, piedra a piedra, al sótano del inmueble. Aunque hay zonas reconstruidas, los arqueólogos e historiadores ven elementos originales de gran interés. Se trata de una sala ligeramente rectangular, dispuesta a modo de claustro, con columnas de alabastro que sostienen una bóveda esquifada.

Desde que fueron declarados como BIC en 2002, se han sucedido años de complicaciones y trámites que han impedido su uso cultural y turístico. La principal dificultad fue alcanzar un acuerdo con los propietarios del inmueble. Fue necesaria una comisión de expertos para establecer el precio, que se fijó en 70.108 euros.

Te puede interesar

Abierto el proceso para declarar BIC los 52 órganos históricos de Aragón

Viaje a las entrañas del antiguo reformatorio del Buen Pastor

La DGA salva 'in extremis' el convento de Santa Inés

Aquel acuerdo se cerró en 2018, y el entonces gobierno municipal de ZEC anunció su apertura para el año siguiente. El proyecto no vio la luz antes de las elecciones, pero no se frenó con la llegada de la coalición PP-Cs al Consistorio. De hecho, se licitó en 2020 la redacción del proyecto museístico y se reservó partida para las obras que debía acometer Urbanismo para acondicionar el recinto.

Sin embargo, "en la fase de elaboración del proyecto se han encontrado múltiples incidencias que hay que solventar y que son muy complejas", explican desde el gobierno municipal. En concreto, "la profundidad en la que se hallan estos restos, los complicados accesos y los planes de seguridad y prevención que se exigen en todo equipamiento público con visitas, así como la aplicación del resto de la normativa, hacen muy complicado desarrollar el proyecto", reconocen.

En cuanto a posibles soluciones, los responsables municipales no son muy optimistas, y dibujan un futuro más que incierto para los baños judíos. "Ya se han planteado diversas alternativas para dar solución y alcanzar el objetivo final, que es abrir esta joya patrimonial al público y visitantes, pero hay que meditarlas, estudiarlas y adaptarlas para que tengan una ejecución realista que no suponga un gasto desmesurado o una complejidad insalvable", apunta la vicealcaldesa y concejal de Cultura y Turismo, Sara Fernández.

Centro de interpretación

En caso de salvar los impedimentos técnicos del inmueble, el Consistorio apuesta por habilitar en los baños judíos un centro de interpretación de esta cultura. El grueso de la propuesta expositiva se ubicaría en la planta calle, en el local de los antiguos Textiles Marín, y desde allí se dirigirá a los visitantes al sótano, donde se encuentran los restos, reconocidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Habría de hacerse, eso sí, en grupos pequeños, dadas las reducidas dimensiones del recinto.

Fernández siempre ha defendido que, aunque sin grandes elementos patrimoniales, existe una huella judía "muy importante" en la capital aragonesa por lo que es necesaria una oferta turística en torno a esa herencia sefardí.