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Canales vuelve 5 años a prisión por amenazar con cortar el cuello a policías y vecinos de Ejea

El delincuente fue juzgado y absuelto por la decapitación de un joven en 1996, de lo que se valió para infundir pánico a las víctimas cuando salió de la cárcel y regresó a la capital de la Cinco Villas.

El ejeano Pablo Miguel Canales, durante una vista en el TSJA.
El ejeano Pablo Miguel Canales, durante una vista en el TSJA.
José Miguel Marco

El Tribunal Popular que juzgó a Pablo Miguel Canales Lahoz por la decapitación de un vecino de Ejea de los Caballeros  consideró probada su presencia en la habitación en que se perpetró el macabro asesinato en 1996. Sin embargo, ni siquiera la huella palmar que dejó impresa en la pared con sangre fresca de la víctima sirvió para condenarlo. El Jurado no consideró suficiente esta prueba para atribuirle la autoría del crimen de Eduardo Montori Sanz (34 años) e imponerle la pena de 18 años que pedía la Fiscalía. Y aunque la viuda de la víctima acabó recurriendo la sentencia ante el Tribunal Supremo, este absolvió también al procesado.

El delincuente, de 48 años, llevaba toda la vida presumiendo de esta muerte y lo siguió haciendo cuando el verano pasado salió de la cárcel –ha pasado largas temporadas entre rejas por distintos delitos, incluido el intento de atropello de varios guardias civiles– y regresó a la capital de las Cinco Villas. Consciente del miedo que infundía entre los vecinos y avalado por la absolución de un asesinato que ahora ya ha prescrito, el ejeano empezó a convertirse en una verdadera pesadilla para la Policía Local de Ejea. Y sobre todo para los dueños de algunos conocidos bares, a los que Canales acudía con frecuencia a emborracharse y de los que no solo se marchaba sin pagar sino espantando también a toda la clienta a base de insultos y amenazas de muerte.

Los problemas comenzaron en la madrugada del 13 de junio de 2020, cuando el convicto montó la primera bronca en el bar Brasil de la avenida Cosculluela. «Los que os tenéis que ir sois vosotros», contestó Canales a los policías municipales que acudieron a la llamada de la dueña. Como de costumbre, acto seguido volvió a recordarles la decapitación de Montori en un claro intento de amedrentarles.

El ejeano organizó una algarada similar al día siguiente en la terraza del bar Planas, donde se dirigió a un cliente y le dijo que le iba a cortar la cabeza. Atemorizado, el joven buscó refugio en el interior del local y la dueña se vio obligada a echar la persiana y llamar a la Policía Local. «Ya volveré», les dijo desde la calle antes de encaminarse al bar Millenium, donde poco después amenazó también con degollar a la camarera.

A lo largo del mes de julio, Pablo Miguel Canales protagonizó otra media docena de altercados en diversos lugares de Ejea, incluido el domicilio de su tía, que    al ver que aporreaba su puerta    llamó aterrorizada a los municipales. «Te creía muerto, maricón. Eres un mierdas, te voy a cortar la cabeza rasa, voy a por ti y a por toda tu familia. Al otro me costó, pero a ti te la cortaré rasa», espetó a uno de los guardias.

«¡Fuera de Ejea! ¡No te queremos aquí! ¡Fuera de Ejea!», gritaban algunos vecinos desde sus balcones el 29 de julio cuando la Policía Local detenía por enésima vez a Canales. Pero aquella fue la última, porque el rosario de      amenazas y extorsiones que llevó a cabo en apenas mes y medio terminaron costándole el regreso a prisión. Lo hizo de forma preventiva, pero, dada la alarma social provocada, el Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros decidió personarse en las diligencias penales abiertas contra él a través del abogado Óscar Antonio Muñoz. Y parece que los ejeanos podrán estar algún tiempo tranquilos, ya que sobre él ha recaído una condena de 5 años y 9 meses que ya ha empezado a cumplir.

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